MIéRCOLES, 27 DE NOV

Rousseff seguirá su “lucha por la democracia” en el Senado

Los pasos para destituir a la presidenta brasileña siguen su rumbo hacia el senado. El  gigante sudamericano transita por una crisis que según indican desde el gobierno está promovida por el vicepresidente Temer y el presidente de diputados, Eduardo Cunha.

 

Por Natalia RAMOS y Damian WROCLAVSKY (AFP – NA)

 

Dilma Rousseff tiene poco tiempo para limpiarse las heridas de la caída en la Cámara de Diputados y desde este lunes comenzará a trabajar en la búsqueda de apoyos en el Senado para evitar el impeachment que amenaza a su frágil gobierno.

Un total de 367 de los 513 diputados brasileños votaron por la moción de destitución contra la mandataria en una sesión que se extendió por 10 horas. Rousseff debe pronunciarse sobre la decisión de la Cámara a lo largo del lunes.

Se espera que el resultado sea recibido con bombos y platillos por los mercados, que ven con buenos ojos la salida de Rousseff y la entrada al poder de su vicepresidente Michel Temer, primero en la línea sucesoria, en medio de la peor recesión de la principal economía de América Latina en décadas, y a cuatro meses de los Juegos Olímpicos.

El presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, enemigo acérrimo de la presidenta, llevará este mismo lunes al Senado -«personalmente si es necesario»- la decisión del plenario para dar continuidad al proceso.

«El país pasa por serias dificultades, la presidenta perdió las condiciones de gobernabilidad hace ya mucho tiempo, perdió todos los escrúpulos con esa feria para intentar comprar votos de cualquier manera y llegó al fondo del pozo (…). Tenemos que resolver esta situación lo más rápido posible. El Senado debe darle celeridad», dijo Cunha a periodistas.

La apertura de un juicio político contra la mandataria del Partido de los Trabajadores (PT) debe ser ratificada ahora por mayoría simple en el Senado.

En ese caso, Temer asumirá el poder, inicialmente por un periodo máximo de seis meses, pero completaría el mandato hasta 2018 si los senadores declaran finalmente culpable a Rousseff, acusada de manipulación de las cuentas públicas.

La mandataria, de 68 años, y su defensa niegan esas acusaciones, y las atribuyen a una conspiración orquestada por Temer y Cunha, quien a su vez está acusado por corrupción.

«La lucha por la democracia continuará. La presidenta va a luchar con todas sus fuerzas para mostrar que no desiste de la democracia», aseguró el abogado general de la nación, José Eduardo Cardoso, en una rueda de prensa.

La histórica sesión fue seguida por cientos miles de manifestantes en todo el país, divididos en el apoyo al impeachment y el rechazo al «golpe».

En la mañana del lunes, los principales periódicos del país amanecieron saludando el resultado de la votación en sus portadas. Folha de Sao Paulo encabezó su edición con la exclamación «Impeachment!» en mayúsculas, acompañada de dos imágenes: la del voto decisivo y una de Temer sonriendo mientras seguía la sesión desde su residencia. El diario O Globo escogió la misma fotografía del voto crucial, bajo el titular «Cerca del fin». A continuación se podía leer: «Dilma Rousseff comenzó ayer a despedirse del sillón de presidenta de Brasil».

O Estado de Sao Paulo, de su lado, optó por una doble página encabezada por el titular «Impeachment avanza».

Nuevo actor

Después que Cunha entregue la aprobación del impeachment en el Senado, el proceso pasa a las manos de su titular, Renan Calheiros, también del PMDB pero que hasta ahora no se ha declarado abiertamente enemigo de Rousseff.

«El proceso sale de las manos de Cunha y pasa a las de Calheiros, que es otro actor con una relación de autonomía con el propio Temer y un poco más cercano a Dilma que Cunha», explicó a la AFP Diego Werneck, especialista en Derecho Público de la universidad FGV.

Calheiros garantizó estos días que conduciría el proceso «con exención, con responsabilidad, con independencia».

Rousseff, de la mano de su antecesor y mentor Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), seguirá lo que ha llamado su «lucha» contra el «golpe de Estado».

Lula, figura emblemática del hoy maltrecho ciclo de gobiernos de izquierda en la región, lideró las fracasadas negociaciones con partidos secundarios, a los que ofreció integrar la vasta maquinaria gubernamental brasileña a cambio de apoyos a Rousseff.

Al final de la sesión, el voto contra el impeachment ganó en tres estados: Bahía, Amapá y Ceará.

«Reconocemos la derrota pero con la cabeza erguida», afirmó el jefe de la bancada del PT en la Cámara de Diputados, José Guimaraes.

Esta semana, la corte suprema debe decidir finalmente si autoriza o no a Lula para asumir la jefatura del gabinete de Rousseff, desde donde podrá hacer una mejor articulación política. Hoy trabaja entre bastidores.

Sin importar la decisión del Supremo, las negociaciones continuarán de cualquier modo en la Cámara alta.

No obstante, la última proyección del diario O Estado sobre la votación en el Senado no es favorable para la mandataria: 45 a favor del impeachment frente a 21 en contra.

«Es difícil que el Senado vaya contra la decisión de los diputados», estimó el analista político André Cesar.

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