VIERNES, 22 DE NOV

Rusia ve «con poco optimismo» las respuestas de Estados Unidos a sus exigencias sobre Ucrania

El ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov dijo al respecto: "La cuestión principal es nuestra posición clara sobre el carácter inaceptable de la continuación de la expansión de la OTAN hacia el este y del despliegue de armas que podrían amenazar el territorio ruso".

Rusia indicó este jueves que «no hay muchos motivos para el optimismo» en las respuestas de Estados Unidos y la OTAN a sus propuestas sobre la seguridad europea, un tema crucial en los intentos de calmar la crisis sobre Ucrania, pero aclaró que «se tomará algún tiempo para analizarla» y precisó que aún «hay perspectivas para un diálogo».

La Casa Blanca envió este miércoles a Moscú sus propuestas escritas tendientes a evitar lo que consideran una inminente invasión rusa, en respuesta a un documento del Kremlin en el que insta a Washington a renunciar recíprocamente al despliegue de armas nucleares fuera del territorio nacional e insta a la Alianza Atlántica a no expandir su fuerza militar en las ex repúblicas soviéticas, en especial Ucrania.

«Todos los documentos los tiene ahora el presidente (Vladimir Putin). Se necesitará tiempo para analizarlos. No nos vamos a dar prisa con las conclusiones (…) Pero no hay muchos motivos para el optimismo», dijo el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, quien agregó que aún hay posibilidades para un diálogo, porque eso está en los intereses de todas las partes.

«Todos estos papeles los tiene el presidente», reiteró Peskov ante la prensa, al agregar que el mandatario ya se familiarizó personalmente con su contenido, de acuerdo a lo informado por la agencia de noticias Sputnik.

En sintonía, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, manifestó que «no hubo una respuesta positiva a la cuestión principal», es decir, que la OTAN no se amplíe a Ucrania.

«La cuestión principal es nuestra posición clara sobre el carácter inaceptable de la continuación de la expansión de la OTAN hacia el este y del despliegue de armas que podrían amenazar el territorio ruso», detalló Lavrov, y denunció de nuevo la «expansión desenfrenada de la Alianza» atlántica pese a las promesas hechas a Moscú en los años 1990.

Más allá de estas diferencias, Rusia, Estados Unidos y Ucrania acordaron ayer en una reunión en París mantener abierta la vía diplomática, en un diálogo que también contó con representantes de Alemania y Francia.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, consideró este miércoles «positivo» el encuentro por «su carácter constructivo y el deseo de continuar las negociaciones sustanciales dentro de quince días en Berlín».

«La primera prioridad es llegar a un alto el fuego estable e incondicional en Donbass» región en el este de Ucrania que al igual que Crimen está parcialmente controlada desde 2014 por separatistas rusos patrocinados por Moscú, agregó.

Deseó además que «en el más breve plazo» se celebre una cumbre de jefes de Estado, ya que la reunión de ayer congregó a sus consejeros diplomáticos.

Al margen de esa propuesta multilateral, sí se confirmó hoy la bilateral que mantendrán el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el canciller alemán, Olaf Scholz, en la Casa Blanca el 7 de febrero.

«Los líderes discutirán su compromiso compartido tanto con la diplomacia en curso como con los esfuerzos conjuntos para disuadir una mayor agresión rusa contra Ucrania», adelantó la secretaria de prensa del mandatario, Jen Psaki.

Pese al avance diplomático, sigue latente la posibilidad de avanzar con sanciones y, en ese sentido, Alemania apuntó hoy contra un punto central de sus relaciones con Moscú: el gasoducto Nord Stream 2

«Estamos trabajando en un fuerte paquete de sanciones» con los aliados occidentales que cubre varios aspectos «incluyendo Nord Stream 2», dijo la jefa de la diplomacia, Annalena Baerbock ante la Cámara de Diputados.

El gobierno de coalición alemán, que integra a socialdemócratas más bien favorables a un enfoque conciliador con Moscú, ecologistas y liberales partidarios de una línea más dura, había tenido hasta aquí una posición poco clara respecto al gasoducto.

Este colosal proyecto recientemente terminado permitirá duplicar el envío de gas ruso hacia Alemania a través del mar Báltico y fue construido pese al desacuerdo de varios países, incluyendo Estados Unidos, que creen que será utilizado por el Kremlin para acrecentar su influencia sobre Europa.

En la zona del conflicto y pese al alto el fuego acordado, el líder de los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, Denis Pushilin, solicitó al Gobierno ruso que envíe a la zona «armas modernas» para poder «defenderse» de las fuerzas ucranianas.

Sus palabras llegan después de que diputados rusos hayan instado al Kremlin a suministrar armas a las zonas ocupadas por las milicias prorrusas en pleno aumento de la tensión, informó el diario The Moscow Times.

El ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmitri Kuleba, tampoco descartó un conflicto en el futuro y aseguró que su prioridad es que Rusia, que de acuerdo a Occidente concentró a unos 100.000 militares en la frontera, fracase en el plan de «desestabilizar» su país.

«Nuestra prioridad principal es que Rusia no tenga éxito en su plan de desestabilizar Ucrania, pero nos preparamos para cualquier escenario», dijo Kuleba en conferencia de prensa conjunta en Copenhague con su homólogo danés, Jeppe Kofod.

Más lejos del escenario del conflicto pero relevante por su peso, China se posicionó por primera vez en esta crisis y se alineó con las tesis de Rusia, con quien suele mostrarse cercana.

«Las razonables preocupaciones de seguridad de Rusia deben ser tomadas con seriedad y resueltas», indicó el ministro de Exteriores Wang Yi.

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