MARTES, 26 DE NOV

Taiwán denuncia nuevas incursiones de China en su espacio aéreo y marítimo

El Gobierno de la isla especificó que 11 aviones de combate y tres buques del Ejército Popular de Liberación del gigante asiático se aproximaron a sus espacios aéreo y marítimo. Taiwán respondió con la asignación de aviones para realizar patrullas aéreas de combate.

Taiwán denunció este miércoles que 11 aviones de combate y tres buques de las Fuerzas Armadas chinas se aproximaron a sus espacios aéreo y marítimo, en medio de crecientes maniobras militares de China en torno a la isla, cuya soberanía reclama.

El Ministerio de Defensa de Taiwán dijo que algunos de los barcos sobrepasaron la línea media del estrecho de Taiwán, una frontera no oficial tácitamente respetada por ambas naciones durante décadas, pero cruzada varias veces este año por naves de China.

Un comunicado de la cartera de Defensa detalló que al menos «11 aviones y tres buques del Ejército Popular de Liberación de China fueron detectados» en su región circundante a las 6 de la madrugada, informa la agencia de noticias Europa Press.

Del total de aviones de combate, tres habían ingresado a la «zona de identificación de defensa aérea» (ADIZ), un espacio aéreo en el que la identificación, ubicación y control de los aviones es monitoreado por las fuerzas armadas.

En respuesta, las Fuerzas Armadas de Taiwán asignaron aviones para que realicen patrullas aéreas de combate para proteger el área de Taiwán, dijo el Ministerio de Defensa.

También se han movilizado buques de la Armada y sistemas de misiles terrestres para responder a «estas actividades» de China, según el ministerio taiwanés.

El lunes, Taiwán denunció que China utilizó 71 aviones de combate durante el fin de semana en ejercicios militares alrededor de Taiwán, y que al menos 47 de los vuelos traspasaron la zona ADIZ de la isla.

En una actualización diaria publicada en Twitter, Taiwán precisó que en el ejercicio participaron seis aviones SU-30, uno de los más avanzados que posee China.

Estas incursiones ocurrieron después de que el Congreso de Estados Unidos aprobó el viernes la llamada ley de Autorización de Defensa Nacional, que establece un gasto de 858.000 millones de dólares en defensa, energía y seguridad nacional, y que incluye ayuda militar a Taiwán.

China expresó al día siguiente su «insatisfacción» por la decisión estadounidense a través del portavoz del Ministerio de Defensa, Tan Kefei, que acusó a Washington de «poner en serio peligro la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán» y de «vaciar de contenido el principio de una sola China».

En el marco de la creciente tensión bilateral, ayer Taiwán anunció una ampliación de su servicio militar obligatorio, de cuatro meses a un año.

La presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, anunció la extensión del servicio militar para todos los hombres nacidos después del 1 de enero de 2005 en una rueda de prensa, tras una reunión de alto nivel sobre seguridad nacional.

«Nadie quiere la guerra», pero por otro lado, «la paz no nos va caer del cielo», anunció la presidenta taiwanesa.

La perspectiva de una invasión china cada vez preocupa más al Gobierno de Taiwán y sus aliados occidentales, especialmente después de la ofensiva rusa contra Ucrania.

La tensión entre China y Taiwán se agravó tras la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, a la isla el 3 de agosto, pese a las advertencias de Beijing, que interpretó ese viaje el apoyo de Washington a los independentistas taiwaneses.

China y Taiwán están separadas de hecho desde 1949, cuando las tropas comunistas de Mao Tse-Tung derrotaron a los nacionalistas, que se refugiaron en la isla.

Estados Unidos reconoció en 1979 al gobierno de Beijing como el de toda China, incluyendo a Taiwán, aunque siguió dando respaldo militar a la isla.

La «reunificación» de China es un objetivo prioritario para China y una primera línea roja que -aseguran- no debe cruzarse.

En octubre pasado, durante una charla telefónica con el presidente estadounidense, Joe Biden, el presidente chino, Xi Jinping, le dijo formalmente que evitara «jugar con fuego», aludiendo a las eventuales intrusiones en su política respecto a ese territorio insular cuya soberanía reclama.

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