Venezuela y un nuevo bloqueo político: Maduro se proclama ganador y la oposición denuncia fraude
La celebración de elecciones presidenciales no ha despejado la incertidumbre del panorama político en el país.
- Internacionales
- Jul 29, 2024
Por Santiago Toffoli
La celebración de elecciones en Venezuela no ha despejado la incertidumbre del panorama político en aquel país. Cerca de la 1:30 (hora Argentina), el Consejo Nacional Electoral (CNE), órgano electoral oficial venezolana, dio a conocer los resultados. Nicolás Maduro se imponía con el 51.2% de los votos contra el 44.2% de Edmundo González Urrutia, candidato de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), la coalición opositora con más chances de competir. Finalizaba así una jornada que había transcurrido sin mayor sobresaltos ni incidentes, en la cual tampoco había números concretos ya que el propio gobierno había prohibido la posibilidad de los boca de urna y de difundir cifras antes de las declaraciones del CNE.
Venezuela llegaba a la cita con alta expectativa. Luego de las inhabilitaciones de María Corina Machado y su elegida, Corina Yoris, Edmundo González Urrutia, un diplomático de 74 años había sido elegido como candidato de unidad para competir contra el madurismo. Apalancado en la popularidad de Machado y agarrado de su mano en cada acto de campaña de los últimos meses, González Urrutia se perfilaba como el primero en muchos años en disputarle verdaderamente el poder a Nicolás Maduro desde las elecciones de 2013, cuando le ganó a Henrique Capriles por un punto y medio. En las de 2018, se declaró vencedor luego de que las principales fuerzas opositoras boicotearan el proceso electoral mediante la abstención tras declararlos como faltos de transparencia y garantías.
Lo concreto es que Nicolás Maduro llegaba a la cita luego de 25 años de Revolución Bolivariana, con una paulatina recuperación económica luego de una larga crisis que llevó a millones de venezolanos a abandonar su país, y con algunos principios de acuerdos con la oposición y con gobiernos extranjeros para la celebración de elecciones.
Sin embargo, la cita electoral del 28 de julio llegaba con muchos interrogantes. ¿Reconocería su derrota Maduro? ¿La oposición le legitimaría una victoria electoral al presidente venezolano? ¿Qué pasaría con la transición hacia un eventual nuevo gobierno, el cual asumiría recién el 10 de enero? ¿El gobierno sería capaz de incurrir en el delito de fraude?
Cierto es que los medios de comunicación, fundamentalmente los internacionales, han creado un “clima” de triunfo irreversible de la oposición, apalancado en los multitudinarios actos, la popularidad de Machado, y el cambio de narrativa de la oposición, apoyado en la idea de cambio y abriéndose a la necesidad de acordar una transición pacífica. Por otro lado, también es cierto que la MUD había jugado inteligentemente sus cartas en la campaña, buscando candidatos para sortear los obstáculos de la justicia venezolana y para organizar el control sobre las mesas.
En todo este panorama incierto, la jornada del domingo 28 transcurrió en paz hasta que el CNE dio a conocer los resultados que le daban la posibilidad a Nicolás Maduro de gobernar otros 6 años, hasta 2031.
Inicia así otra etapa del histórico bloqueo político en Venezuela, en donde la intransigencia gana adeptos tanto en el oficialismo como en la oposición. Machado y González Urrutia han denunciado fraude y animan a sus votantes a movilizarse durante este lunes 29, a la espera de que haya una mayor masa crítica hacia los resultados publicados por el CNE, sobre todo fronteras afuera. Maduro ya ha salido a hablar anoche en Miraflores, festejando su victoria y respondiendo a las acusaciones que llegaban desde el extranjero, como las del presidente argentino Javier Milei.
La situación es similar a la del 2019. En concreto, Maduro continúa ejerciendo el poder en Venezuela, con el control de las Fuerzas Armadas, actor clave para observar en los próximos días, y habitando el Palacio de Miraflores. Sin embargo, como hace 5 años y medio, gran parte de los gobiernos extranjeros han puesto en duda la legitimidad del triunfo del presidente en funciones, como cuando en aquel momento más de 50 países reconocieron a Juan Guaidó como presidente interino sin que controle ni un ápice de territorio venezolano.
Será clave mirar las acciones de la comunidad internacional en las próximas horas. La oposición venezolana esperará que las dudas sobre el proceso electoral y sobre los resultados publicados por el CNE sean tantas, que el gobierno se vea obligado a negociar, y eventualmente ceder la verificación de las actas. En ese sentido, ya hubo algunas señales. Los gobiernos de izquierda de Chile y Colombia, sumado a la diplomacia de la Unión Europea, ya han solicitado resultados verificables para reconocer a un ganador, mientras que otros mandatarios como los de Perú, Uruguay, Argentina o Costa Rica hablan directamente de fraude. Cercano a la posición de la UE, Boric y Petro se encuentra el gobierno de Estados Unidos, factor clave en el análisis del reconocimiento internacional de los comicios, el cual se ha expresado a través de su secretario de Estado, Antony Blinken, quién exigió transparencia y manifestó sus preocupaciones por las irregularidades denunciadas.
Luego de rondas de negociaciones en Qatar y Barbados, principios de acuerdos para la celebración de elecciones, levantamiento de algunas sanciones económicas y supuestas garantías para la participación de los sectores políticos, Venezuela vuelve al bloqueo político que la ha caracterizado en los últimos años. Restará observar los hechos que acontezcan en las próximas horas y ver de qué manera se mueven los distintos actores para arriesgar si se encontrará una salida acordada a este conflicto en ciernes, o si debemos esperar ver un proceso similar a lo que hemos visto en los últimos años.