Corte de calle y clase pública: la medida de un gimnasio para pedir que los habiliten
Los trabajadores del gimnasio Athlon realizaron una clase abierta al aire libre para pedir que se les permita abrir sus puertas luego de tres semanas sin actividad. Desde el sector advirtieron que están en un “punto muy cercano a la quiebra”.
- Ciudad
- Sep 24, 2020
Trabajadores del gimnasio Athlon realizaron en la tarde de este jueves un corte de calle en Mendoza al 500, a la altura de Juan Manuel de Rosas, para dar una clase pública y pedir que se les permita abrir sus puertas luego de permanecer tres semanas cerrados.
El gerente de Athlon, Ezequiel Molina, explicó a Conclusión que invitaron a otros gimnasios de la ciudad a realizar este reclamo -que tomó forma de clase pública al aire libre- ya que el sector atraviesa “una situación económica muy complicada”.
“Estuvimos tres meses con las puertas cerradas, nos permitieron volver a abrir en una época floja para los gimnasios, y ahora que para nosotros es temporada alta nos hicieron volver a cerrar con el pretexto de los contagios en la ciudad, pero nos vemos afectados muy seriamente en la actividad”, ilustró Molina.
En este sentido, detalló que las empresas del sector se encuentran en un “punto muy cercano a la quiebra” mientras explicó que en el caso de Athlon no sólo la firma –donde trabajan 50 personas- atraviesa una situación crítica, sino que también se ven afectados los proveedores del gimnasio.
Consultado sobre una posible prórroga a las restricciones de algunas actividades, entre ellas los gimnasios, Molina reconoció que “seguir sumando días cerrados para nosotros es directamente la quiebra”.
“Tuvimos una muy buena temporada previo a esta pandemia y por suerte nos agarró la cuarentena con un muy buen número de socios, lo que pasa es que ahora ya perdimos más de dos tercios de ellos. Estamos en plena temporada y hace un mes que no sumamos ningún socio nuevo, es muy difícil sostenerse así”, señaló.
En tanto, afirmó que los trabajadores de gimnasios deben considerarse como esenciales ya que a su entender desempeñan una actividad orientada a la salud y al bienestar.
“Sin ninguna duda tendrían que habernos considerado trabajadores esenciales. Con los protocolos que se armaron, Santa Fe fue una de las pioneras abrir los gimnasios. El protocolo es muy estricto, se trabaja muy bien, la gente también acató muy bien los normas como higienizar los elementos, mantener el distanciamiento o entrenar con barbijo. En los gimnasios no tuvimos contagios”, agregó Molina.
E indicó: “Armamos estas clases afuera para que sean visualizadas y vean cómo trabajamos en los gimnasios. Estamos imitando lo que es un salón de clase, con el distanciamiento, las medidas de higiene y todos con barbijo. Además tenemos cupos en los espacios para permitir el distanciamiento y evitar los amontonamientos y así y todo nos mantienen cerrados”.