LUNES, 18 DE NOV

Cuatro décadas impulsando la cultura del encuentro, el ocio y la familia desde el sudoeste rosarino

El reconocido espacio gastronómico, Cantina La Cautiva, cumple 40 años de brindar un servicio especial y apuntado a la cultura del encuentro y la familia, como base de un negocio que ha perdurado en el tiempo, pura y exclusivamente, por los valores que pregona el responsable y dueño de la firma.

Uno de los espacios gastronómicos más reconocidos de la ciudad, es la famosa Cantina La Cautiva, de la zona sudoeste rosarina, quien ha podido sostenerse durante cuarenta años al servicio del encuentro y la familia.

No es para nada sencillo mantener un emprendimiento durante el largo plazo, sino se cultivan los valores fundamentales como el esfuerzo, la honestidad y el respeto por el oficio, sin dejar de tener en cuenta la calidad de productos que se ofrezca.

Para Luis Demartini, la palabra es clave cuando va acompañada de verdad y claridad: «Mi palabra es lo que mas vale. Vale más mi palabra que mi firma», y en ese sentido, ha forjado un espacio donde se conjuga el gusto por la comida y ea amor por la música.

Para el empresario no hay muchas maneras de trabajar en el rubro, por lo que hay que «hacer las cosas a conciencia, hacer las cosas bien. Mantener una linea de trabajo, ofreciéndole y dándole a la gente lo que la gente quiere, lo que a la gente le gusta».

Demartini mantiene una conducta firme en sus decisiones: «La honestidad y el esfuerzo. A la gente no hay que engañarla. Si le decís yo te traigo este grupo musical, se lo traes y cumplís. Es cumplirle a la gente. Por eso cuando contratamos los grupos, discutíamos porque yo les exigía que cumplan el horario arreglado, yo te pago lo que te tengo que pagar, pero si me decís que tocas seis canciones, me tocás la seis».

Para el dueño de La Cautiva, el cumplimiento en tiempo y forma hace al producto y, a modo de ejemplo, contó que «cuando me junto con mis amigos a hacer un asado y me preguntan donde consigo la carne de tan buena calidad. Es muy simple, tenes que pagar lo que vale esa carne buena. Además yo le digo al carnicero que si le pago el precio que me pide me mande la carne buena. Con los grupos de música lo mismo. Le pregunto cuanto es, tanto, bueno, pero venís de tal hora a tal hora. La gente sabe que yo cumplo«.

La cultura del encuentro es una política que pregona Demartini en cada momento de su trabajo y de su empresa gastronómica. «Yo tengo clientes que los he casado. Se conocieron aquí y se casaron aquí. Y no solo ellos. Los hijos de esa gente se han casado aquí. Vienen la familia y los nietos. Mucha gente de muchos años,porque este es un lugar tranquilo«.

Al recordar su comienzos y, en comparación con el momento de crisis actual, el empresario recordó que al comenzar el emprendimiento sufrió momentos «muy difíciles porque este era un negocio muy chiquitito, uno era joven, recién arrancaba hace 40 años atrás, no tenia capital, era todo a pulmón hacer las cosas, pero nunca algo como esto», en referencia a la pandemia.

«En Rosario, siempre hubo crisis en algún determinado gremio, pero había otros gremios donde surgían cosas nuevas y daban oportunidad y había trabajo. Los espectáculos, los shows, los pools, siempre había algo. La gastronomía estaba en furor, yo conozco varios empresarios que tenían fabricas de la industria metalúrgica que estaba mal en esa época y pusieron un restaurante y mas o menos la pichuliaron. Había alternativa para hacer otras cosas«, contó Demartini.

Sobre la actualidad económica, reflexionó: «Hoy no hay nada de nada. Mucha gente no tiene posibilidad de nada. El gastronómico no puede ir a trabajar de albañil porque no hay trabajo de albañil, no puede trabajar en una tienda porque no hay trabajo en la tienda. Esa gente se queda sin trabajo. No tiene como subsistir. No se puede vivir con 10 mil pesos«.

El experimentado empresario de la ciudad, valora mucho a quienes se atreven a avanzar en sus proyectos pero, en forma de consejo, advierte que los jóvenes deben «es momento de que aguanten un poco. En la época del año ´70, todo el mundo se iba del país. Mi propia hermana vive en Canadá. Y yo me quedé, yo sigo acá para adelante. Yo hice lo que tenia que hacer, me banqué un montón de cosas».

Demartini ama a la Argentina. El gastronómico expresó: «A pesar de todos los problemas que tiene la Argentina y a pesar del problema mas grave que son los políticos, es un país divino, es un país hermosísimo. Hay gente que no conoce otros lugares y es por eso que protesta tanto de este país. Hay muchos países que están peor que nosotros. La Argentina siempre salió adelante. Tienen que esperar un poquito, el año que viene las cosas van a cambiar».

Y concluyó diciendo que «uno tiene que ayudar y colaborar. Si bien hay gente que no lo hace, no hay que tener en cuenta eso. Hay que tener en cuenta la gente que es buena en Argentina y que hay mucha que colabora y que se presta y que brinda su servicio a la comunidad».

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