JUEVES, 21 DE NOV

El Club Italiano de Rosario de a poco vuelve a recuperar su esplendor

Gracias a un atrevido rescate digno de una película, los socios de la entidad se unieron para salvar el patrimonio histórico de la especulación inmobiliaria por parte de un sector empresario con intereses espurios.

 

El Club Italiano de Rosario vuelve a recuperar su esplendor original, gracias a los socios, instituciones y a la nueva comisión directiva que está llevando adelante importantes obras de remodelación tales como los trabajos de arreglos del techo del salón principal, en la sede de calle Buenos Aires 1252.

La institución atraviesa un período de resurgimiento desde hace un lustro. Además de cursos en diversas disciplinas deportivas y culturales, el club organiza eventos para la comunidad ítalo-argentina de Rosario y ofrece su sede a otras asociaciones y clubes italianos que no cuentan con un lugar para realizar sus actividades.

El Club ofrece un espacio de encuentro para todas las edades a la comunidad italiana, y a toda la ciudad. En los últimos tres años, ha retomado las actividades lúdicas y culturales.

Durante el verano, en la sede deportiva de calle Alvarez Thomas 2598 en el barrio La Florida, se ofrecieron aperitivos italianos en los jardines con vistas al río, organizados por jóvenes representantes de las distintas asociaciones italianas de la ciudad cuya colaboración hizo posible la recuperación del Club.

Los terrenos de la sede céntrica y de La Florida de la institución, habían sido el objetivo de empresarios constructores que tenían planes de especulación y que se habían insertado en la comisión directiva de la entidad, cuya sede de calle Buenos Aires en 2018 se encontraba en estado de total destrucción y abandono. Se había descuidado intencionalmente debido a que el sitio en el centro de Rosario había sido declarado patrimonio histórico de la ciudad y sólo podía ser demolido si corría riesgo de derrumbarse. Los miembros de las asociaciones italianas de Rosario vieron con tristeza como se caía en pedazos el histórico edificio que un día reunió a sus abuelos bajo el precioso vitral. Por eso no se quedaron de brazos cruzados: la voluntad de la comunidad italiana de salvar al club era muy fuerte.

La comisión gestora de la época, que no había podido presentar los libros de escrituras ni los registros contables, fue anulada, demostrando la total falta de transparencia en la gestión, por lo que se decidió, según el reglamento, que se vuelva a elegir una comisión para una nueva gestión. Para tener más votos a favor en la asamblea general, donde se habría realizado la elección, la comisión anterior utilizó sus influencias políticas, inscribiendo nuevas personas ajenas al Club. A pesar de la incomodidad de sentirse dominada por gente más poderosa, la comunidad italiana unió fuerzas, incluso con los vecinos de la zona, para quienes el club era un punto de referencia. Así pudieron sumar otros miembros a la asamblea, para contrarrestar el peso de las empresas inmobiliarias.

Al final se logró elegir a las nuevas autoridades que, desde 2019, junto a toda la comunidad, vienen trabajando para devolverle al Club su esplendor original.

 
 
 
 
 
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