En Rosario hay chicos en lista de espera para poder comer bien
Así lo informó a Conclusión María Eugenia Correa Uriburu, directora ejecutiva de la Fundación Camino y representante de Conin en Rosario. Denunció que "en todos los distritos hay focos de desnutrición".
- Ciudad
- Mar 22, 2016
Por Jennifer Hartkopf
El hecho sorprende y angustia. La demanda de chicos que esperan en la Fundación Camino para poder comer, en Rosario, es un 20 por ciento mayor que la registrada en años anteriores. María Eugenia Correa Uriburu, directora ejecutiva de la Fundación Camino y representante de Conin en Rosario, dijo que hay pobreza en la ciudad y que la misma se «incrementó”, calificando la situación de «preocupante». Y afirmó que los chicos “comen mal, no tienen nutrientes y proteínas suficientes para una buena alimentación» y que «están llenos pero de agua y pan, no de comida». Asimismo, señaló lo que ya se conoce: “La droga circula mucho, obviamente encima de muy mala calidad. Hay muchas muertes por drogas de mala calidad».
Por la cantidad de chicos desnutridos existente en el país nace Conin. De la mano de la Fundación Camino, se implementa en Rosario el programa que lleva adelante Conin, cuyo fin es la prevención de la desnutrición infantil.
“Fundación Camino nace en el año 91 movida por un grupo de rosarinos con la inquietud de tender un puente entre la voluntad de dar y la necesidad de recibir, desde un punto de vista solidario», dijo a Conclusión María Eugenia Correa Uriburu. «Se trata de ir acercando esas dos voluntades y necesidades tendientes a solucionar distintas dificultades que pueda haber en la sociedad civil”.
“Desde fines de los 90, la Fundación Camino abraza la causa de la desnutrición infantil, dedicando muchos esfuerzos a Conin, ya que abrir un centro de prevención implica gran sacrificio material y económico, y mucho trabajo”, agrega Correa Uriburu.
En este momento Conin cuenta con tres centros de atención en Rosario: uno en zona norte, en barrio Nuevo Alberdi; otro en zona oeste, en barrio Cabin 9; y un último en barrio Fisherton. Entre los tres se atienden entre 200 y 210 chicos hasta los 5 años de edad, e incluso se atiende también a madres embarazadas. “Se trabaja desde la concepción de la criatura, porque es vital que la mamá aprenda a darle de comer al bebé, a jugar con él, a estimularlo, a crear un vínculo, porque muchas veces son embarazos de riesgo o no deseados, situaciones muy complejas. Ahí está la importancia de la mamá, de hacer empatía con ella porque ella es la salvación del niño”, explica Correa Uriburu.
Todo un sueño
“Soñamos con erradicar la desnutrición infantil comenzando en Rosario, ese es el sueño máximo”, confiesa María Eugenia. Aunque reconoce que el objetivo inmediato “es poder abrir un centro en cada uno de los distritos por la gran necesidad que hay; porque uno asomas sus ojos a un barrio y ve la necesidad imperiosa de abrir otro centro”.
“Sabemos que va a llevar mucho, es una generación entera. Pero apostamos a cambiar el círculo vicioso en uno virtuoso: que la mamá que no está escolarizada, que no trabaja, que vive mal, pase a trabajar, a alimentar bien a la criatura, pueda terminar la escuela. Eso es dar vuelta el círculo vicioso”, dijo entusiasmada.
Asimismo, destacó el gran entusiasmo de la madres una vez que llegan al centro y deciden comprometerse: “Las madres son muy jóvenes, tenemos mamás y abuelas de 30 años, recibimos muchachitas de 16 años, pero se notan unas ganas muy grandes en ellas mismas de querer salir adelante, una muy buena respuesta a la dedicación de los profesionales con ellas, se nota un compromiso fuerte”.
Situaciones límites
Aunque reconoció que el abordaje de la salud en la ciudad es “medianamente bueno”, aseguró que la situación de extrema vulnerabilidad social que se vive hace que se corran muchos riesgos de desnutrición: bajo peso, nacimiento con patologías, fallas en el crecimiento, mamás que consumen y chicas que ya vienen con faltas de control en el embarazo.
“Hemos tenido en enero el caso de un bebé de 5 meses con 3,700 kilos que fue derivado del centro de salud porque si lo internan lo recuperan en 15 días, pero vuelve al mismo medio hostil, en cambio si viene a Conin y la mamá engancha, probablemente se pueda salvar”, ejemplificó.
Por otra parte, la dirigente dijo que “la droga circula mucho, obviamente encima de muy mala calidad. Hay muchas muertes por drogas de mala calidad y por vendetas, por falta de pagos, de entrega, de cumplimientos. Un abordaje de uno o dos muertes semanales, terrible”, agrega.
La fundación se financia con aportes de particulares y de empresas a través de un sistema de becas por niño de 1.100 pesos por mes. No obstante, Correa Uriburu señaló que en este momento “la beca la tenemos estipulada en 450 pesos para no espantar a nadie y para que la mayoría pueda colaborar”. Y siguió: “Cada uno colabora con lo que puede. Lo importante es la continuidad, no nos interesa el monto, eso va por adentro de quien colabora”.
Los 1.100 pesos por mes representa el pago a los profesionales, el material que se utiliza, el mantenimiento del lugar, los seguros, la infraestructura y la capacitación de las personas, así como un bolsón de comida que se les entrega todos los meses como complemento de la enseñanza nutricional que se les da.
“No es un bolsón similar al que se pueda recibir por parte del Gobierno sino que acompaña a la educación que reciben a nivel nutricional, básicamente harina, azúcar, aceite y leche en polvo. Después se le agrega fideos, arvejas, lo que haya. Y de manera simbólica se les cobra a ellos $8 porque queremos que aprendan que pagar lo que uno recibe dignifica”.
Falta de recursos
Según contó María Eugenia a Conclusión actualmente no pueden atender a más chiquitos por falta de recursos económicos, ya que no alcanza para pagar a los profesionales las horas de trabajo.
“Si pudiéramos ampliar nuestra franja horaria al menos una hora más en cada centro podríamos recibir más chicos. Nos faltan medios económicos para hacerlo sostenible en el tiempo y nos da miedo arrancar diciendo que un mes podemos pero otro ya no, porque el compromiso nuestro es con personas de alta vulnerabilidad y no podemos crear falsas expectativas como tampoco podemos atender a 60 chicos en 6 horas semanales porque no los atendés bien”, se lamentó. En Conin son 26 los profesionales rentados y entre voluntarios y pasantes colaboran 42 personas más.
Compromiso estatal escaso
¿Hasta dónde llega la colaboración estatal? ¿Faltan políticas de Estado en torno a la desnutrición y la pobreza? ¿Reciben ayuda del Gobierno? ¿Cuál es el compromiso? En este sentido, nada bueno fue lo que reveló María Eugenia sobre las preguntas en cuestión.
“Hace 10 años que trabajo en este tema y a nivel provincial he tenido más respuestas que a nivel municipal», dijo. » A nivel municipal la respuesta ha sido vergonzosa, nunca hemos recibido nada de nada. Lo digo con dolor, pero para lo único que nos han llamado ha sido para sacarse una foto a beneficio de ellos y maleficio nuestro, porque nunca aportaron nada”, expresó indignada.
“Realmente es bochornoso. Que se esté pensando en la bicisenda cuando la gente se muere de hambre no puedo entenderlo. La gente es re solidaria, pero ¿dónde está el Estado?”, disparó contra la gestión local.
Luego admitió que “a nivel de Ministerio de Desarrollo Social hemos tenido mucha mejor respuesta, hay proyectos, planes y caminos para plantear ideas y uno al menos es escuchado, leído y tenido en cuenta. Entonces aunque la ayuda no es suficiente, al menos hay un espacio, hay un teléfono donde a uno le contestan. Siempre la ayuda que hemos recibido fue a nivel provincial”.
“Ojala la Municipalidad se pueda involucrar porque estamos trabajando en distritos municipales para ellos, para su gente y sería fantástico que pudieran llamar, involucrarse, decir que tienen algo para colaborar”, dijo con resignación en la voz.
Consultada sobre el plan de gobierno a nivel nacional de pobreza cero, dijo que “ojalá el Estado quiera llegar a esta pobreza cero como dice. No creo que pueda, pero ojalá los pocos o muchos recursos que decida destinar a eso los destine a algo que ya funciona porque Isabel Albino sacó a 15.000 chicos de la desnutrición infantil, ojalá se lo den”.
Combatir la desnutrición
Para María Eugenia Correa Uriburu, “primero hace falta una gran dosis de concientización y sensibilidad frente a la realidad y las necesidades propias y ajenas porque si uno se sensibiliza con uno mismo y sabe las necesidades que tiene, tiene que darse cuenta que el que está al lado también necesita”, explica.
Entre otros factores a considerar, subrayó apoyarse en otros. “A veces uno piensa que ayudar no tiene tanta eficacia si lo hace de modo aislado. Es bueno entonces buscar lugares donde se ayude de forma corporativa, porque hay muchos lugares que trabajamos para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos”.
¿Cuál es el secreto?
El argentino tiene una gran dosis de egoísmo, queremos ser buenos pero por las dudas nos quedamos con las cosas, cuando el gran secreto es dar. Hay que enseñarles a los chicos desde pequeños a participar en campañas solidarias, en las escuelas, porque hay tantas maneras de llegar.
Situación preocupante
Lejos de considerar que la pobreza en Rosario ha disminuido, María Eugenia manifiesta que la misma se ha incrementado.
“La pobreza no ha bajado en Rosario sino que incrementó porque es la primera vez que tengo niños en lista de espera por falta de medios económicos para atenderlos cuando en realidad no tendríamos que tenerlos, porque es una función del Estado. La atención que uno brinda es subsidiaria al Estado y aparte es muy personalizada, donde el Estado no llega, ahí venimos nosotros a actuar”, expresó.
“A nosotros no se nos murió ningún chico por desnutrición pero sí sabemos que se mueren muchos de eso. Declaran que la causa de la muerte es otra cosa, por ejemplo una neumonía, pero en realidad la causa madre de la muerte es la desnutrición”, revela.
También indicó que en el último año la demanda es del “20 por ciento mayor que años anteriores. Es mucho”. “En todos los distritos hay focos fuertes de desnutrición. En los tres que trabajamos nosotros si nos corremos 10 cuadras de donde estamos, sea para un lado o para el otro, ves nuevos focos. Si hacemos un relevamiento, encontrás en todos los barrios. Donde hay asentamientos de gente que vive mal, hay focos”.
“Es una situación preocupante porque hay muchos asentamientos donde la gente vive muy mal”, lamentó María Eugenia y reconoció que “la ayuda tendría que ser mucho más capilar. No hay cloacas, no hay agua corriente, no hay agua potable. Está problemática está totalmente vinculada a una cuestión cultural”.
Siempre hay esperanza
“Es posible el cambio. La suma de muchas voluntades es lo único que puede lograr un cambio, no creo que los cambios surjan por generación espontánea o porque venga el Dios dinero a querer cambiar algo. El cambio se produce por la suma de muchas pequeñas voluntades tratando de que el mundo sea un poco mejor”, señaló esperanzada.