Rosario Sin Secretos: el Círculo Médico, 114 años prestigiando al Juramento Hipocrático

Graciela Molina te invita a conocer más profundamente las historias que se ocultan en cada recoveco de la ciudad. ¡No te lo pierdas!

 

Cuando el tercer censo de la Municipalidad del Rosario, en el centenario de la Revolución de Mayo, arrojaba una tasa de mortalidad del 26,6% y otra de natalidad del 38,8% sobre sus 192.278 habitantes, y sólo se disponía de 180 médicos, el intendente Isidro Quiroga reunió a lo más granado de la sociedad para aunar ideas de celebración del magno acontecimiento de 1810, acorde a la hora que se vivía.

Sin dudas que la salud y la educación tuvieron un rol preponderante, porque las dos obras más importantes que se gestionaron, por suscripción popular, fueron la Facultad de Medicina, Farmacia y Ramos Menores, con su Hospital Escuela del Centenario, y la Biblioteca Argentina.

El mismísimo Juan Álvarez nos cuenta sobre uno de los barrios cercanos a los vertederos de basura: “Una investigación especial permite deducir que gran parte de su población vive hacinada en viviendas desprovistas de toda higiene. El promedio, equivale para todo el barrio a más de tres habitantes por pieza, y es frecuente encontrar ranchos y casillas donde viven hasta 10 y más personas en un solo cuarto. Sobre las 643 casas que componen ese barrio (225 ranchos, 144 casillas de madera y 66 de lata, más 208 casas de ladrillos), apenas 105 tienen aguas corrientes y sólo una, cloacas. Las restantes utilizan pozos de la primera napa contaminada con filtraciones de los sumideros y los depósitos de basura”.

Doctores Vasallo, Firmal y Machón, en pleno quirófano.

Esto nos da el estado de salubridad de una gran parte de la población, pero por otro lado también consigna que fueron censados Fructuoso Bentos, de 103 años, sin hijos, que vivía en un rancho de barro y latas, sobre el callejón de la bajada Ayolas; Justa Ayala de Palacios, de 102, que supo ser cocinera y lavandera de, entre otras, la familia de Marcelino Freyre y vivía en Alvear 1758; y Dolores Valderrama, la vecina de Tucumán e Iriondo, que a sus 101 contaba que perdió un hijo varón en la revolución de 1893 y a su esposo, en 1870, mientras trabajaba en una estancia de Lisandro de la Torre.

Ya con ferrocarril y activísimo puerto, y casi la mitad de la población extranjera, circunstancia que multiplicaba por cientos los conventillos, Rosario perfilaba un destino de grandeza económica que no se condecía con su realidad sanitaria.

Sin embargo, un 14 de septiembre, médicos verdaderamente comprometidos con el Juramento Hipocrático y con el claro objetivo de contribuir a la educación continua y al perfeccionamiento profesional, fundaron el Círculo Médico, acompañando el proceso -que cumple 114 años- con un prestigioso órgano de difusión: la Revista Médica de Rosario, a la que con el tiempo sumaron una importante Biblioteca especializada.

Arriba, de izquierda a derecha: doctores Babbini, Fracassi, Staffieri, Muniagurria, Borrás. Abajo, izquierda a derecha: Carrasco, Cames, Álvarez, Zeno.

La señorial casona que se erige en Santa Fe e Italia, fue proyectada y desarrollada por Ángel Guido y Víctor Avalle, y adquirida en 1920 a Emma Ferra Carrera, viuda del doctor Mario Vignoles, tras haber mantenido sedes sucesivamente, en Corrientes 829, el salón de lectura de la Biblioteca Argentina, Córdoba al 1000 y Rioja 1762.

Hoy, además de ser la sede del Círculo Médico, alberga la Fundación de Ciencias Médicas de Rosario, la Academia de las Ciencias Médicas de Santa Fe y 33 sociedades de especialidades médicas que alumbran el camino para el desarrollo y difusión de esta ciencia humanitaria.

¡Enhorabuena!

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