MIéRCOLES, 25 DE SEP

Rosario sin secretos: el círculo que salvó a El Círculo

El 25 de septiembre de 1912 la Biblioteca Argentina creó El Círculo, un espacio que con el tiempo se convirtió en una poderosa institución que abrió las puertas de la cultura a la ciudad.

 

Un 25 de septiembre, pero hace 112 años atrás, nació El Círculo: una institución que, desde la recientemente creada Biblioteca Argentina, hoy llamada Doctor Juan Álvarez, presentía la importancia de apoyar y difundir cultura en todas sus manifestaciones.

Allí mismo donde cada uno de nosotros fue alguna vez a buscar un libro, leer los diarios u hojear una revista… Allí donde se formaron muchos, muchísimos de nuestros más destacados profesionales, especialmente cuando investigar no era copiar y pegar ni obtener la información a un click que, muchas veces, por saturación y exceso termina convirtiéndose en fake new… Allí donde el silencio es la premisa fundamental para la concentración y, desde los anaqueles, millones de páginas esperan pacientes su turno para regalar contenidos que incentivan la imaginación, acrecientan el conocimiento y desarrollan el intelecto… Allí, en ese lugar sagrado que se llama Biblioteca Argentina, nació El Círculo.

Un círculo, como la figura geométrica de mayor completitud, porque no tiene arriba ni abajo, y todo está contenido en una unidad que simboliza el infinito y la perfección, es lo que se creó un 25 de septiembre.

Terminaban de escuchar al maestro Alfredo Donizetti. El insigne músico nacido en Italia en 1867 que, desde 1921, duerme el sueño eterno en el Cementerio El Salvador, había ejecutado un concierto sinfónico con la Sociedad Orquestal de Rosario.

El sublime momento artístico debía perpetuarse, las reuniones en las que podría disfrutarse del arte en todas sus manifestaciones necesitaban un “hogar” permanente y así, entre las paredes de la Argentina, nació El Círculo de la Biblioteca o El Círculo, a secas, para convertirse en una poderosa institución rosarina que permitió que por aquí pasara la cultura del mundo.

La misma institución que salvó al Teatro de la Ópera de su segura demolición.

El Ópera fue un proyecto que arrancó en 1888 y fue abandonado por quiebra. Se convirtió en lo que la ciudad conocía como “La Cueva de los Ladrones”, llenándose de menesterosos y gente de mal vivir, hasta que el alemán Emilio Schiffner compró la propiedad, terminó la construcción del teatro y contrató a especialistas en acústica y decoración, inaugurándolo el 7 de junio de 1904 con la puesta en escena de Otello, de Giuseppe Verdi.

Eran épocas en las que las compañías líricas, de ópera y de zarzuelas europeas estrenaban sus obras en Rosario, antes que en Buenos Aires y Nueva York. Hasta Enrico Caruso habló maravillas de esa magnífica obra que se yergue, espléndida, en Laprida y Mendoza.
Una gran época de esplendor acompañó al teatro, hasta que en 1943 presentó un doloroso cartel de demolición…

Fue la Asociación el Círculo de la Biblioteca, presidida por el inefable Dr. Juan Álvarez, quien la adquirió y, colocándole su propio nombre, la rescató de un seguro patrimonicidio. ¡Aleluya y gracias en nombre de toda la ciudad!

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