MIéRCOLES, 20 DE NOV

Rosario Sin Secretos: “hágase la luz” y la luz se hizo

Aunque la electricidad y el agua no son entre sí buenas amigas, sin dudas que se trata de servicios imprescindibles para la calidad de vida de los rosarinos.

 

Entre las boletas que recibimos puntualmente para hacernos cargo del consumo de electricidad, el trabajo de los pioneros en nuestra amada Ilustre y Fiel Villa, aunque ya había sido declarada ciudad, y la promesa de instalar 41.000 luces led en 35 barrios dentro del Plan de Reconstrucción Rosario anunciado en agosto del 2022, “ha pasado mucha agua bajo el puente”. Aunque la electricidad y el agua no son entre sí buenas amigas, sin dudas que se trata de servicios imprescindibles para la calidad de vida de los rosarinos.

¿Cómo arrancó todo? ¡Vamos por la historia!

Atrás habían quedado los candiles a faroles con velas de sebo colgados al frente de los negocios, las lámparas de reverbero a kerosen adosadas a los muros y hasta el cuerpo de serenos creados por Oroño vestidos con capote, gorra y una lanza corta de la que pendía un farol para iluminar la cara de los transeúntes en búsqueda de “sospechosos”.

Tanto Myriam Stanley como Sandra R. Fernández desarrollaron ampliamente en sendos trabajos de investigación lo ocurrido en Rosario y se refirieron al “negocio” en el que participaron empresas extranjeras, su articulación comercial y productiva con las industrias del área y sus vínculos con la Municipalidad para ofrecer usinas destinadas a la prestación de alumbrado público y privado.

Así encontramos que, un día como hoy, en 1887, Walter Ritchie Cassels se presentó y acreditó su solvencia técnica invocando su carácter de representación en la Argentina de la Brush Electric Company y de la Thompson Houston International Electric Company de los Estados Unidos, y de los señores Davey Paxman y Compañía de Inglaterra.

Como en el truco, Cassels ganaba “por primera” y, ni lerdo ni perezoso, exigía la exclusividad para el tendido de líneas en toda la ciudad por el término de cinco años. Su propuesta encontró anclaje en “los inconvenientes técnicos que presentaba sumar otro cableado a la maraña de líneas del servicio telefónico y telegráfico”. Pasaron 137 años y ese problema de contaminación visual aún persiste. En el casco céntrico, basta elevar la vista para admirar algunas construcciones antiguas, pretender tomar una fotografía de ese patrimonio, y encontrarse con el maremágnum de cables que impiden un trabajo prolijo.

Otras ofertas recibió también la Municipalidad: Enrique Boardman; una más autóctona compuesta por Eugenio Pérez, Carlos Paganini y Nicasio Vila, “vecinos” de estos pagos constituidos como miembros de la Sociedad Anónima Alumbrado Eléctrico Edison; y Ulrich Courtis y Compañía, que se presentó como intermediario de la Societé de Machines Marneto Eléctriques de Graume y fundador de la Sociedad de Luz Eléctrica de Buenos Aires.

En una entrevista de hace varias décadas atrás, un funcionario de la provincia aseveró a quien esto escribe que la ciudad compra una cantidad de kilowatios y se prorratea, más allá del consumo de cada uno, para poder hacer frente a la erogación.

Mientras tanto, la ciudad y especialmente sus barrios, esperan que pronto estén instaladas las 41.000 luminarias prometidas, inversión de alrededor de 1.750 millones de pesos.

Se dijo: “Vamos a cubrir la ciudad con iluminación led con telegestión, con un mecanismo que permite detectar fallas y no tener demoras, independientemente del reclamo de vecinas y vecinos”. ¡Fiat Lux en nuestra historia cotidiana!

 

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