Rosario Sin Secretos: La huelga que empezó a encender la luz de los mercantiles
Ciento veinte años atrás, se luchaba con toda la fuerza y la convicción, en defensa de los intereses de los trabajadores. Recorriendo la ciudad, sus calles nos cuentan algo de su historia.
- Ciudad
- Por Graciela Molina
- Nov 20, 2024
Por Graciela Molina
Corrientes al 400 es, sin duda alguna, una calle rosarina con mucha historia.
Algunas de ellas ¡“de película”! No sólo por el Cine Imperial, en sus dos emplazamientos, sino por el imperio y la soberanía que significó propender a la defensa de los empleados mercantiles.
Era domingo aquel 20 de noviembre de 1904, 120 años atrás, cuando se lanzó el fervoroso manifiesto en las magníficas instalaciones del teatro Colón, ubicado en la misma vereda que las dos colosales edificaciones levantadas para el placer cinéfilo de los rosarinos, y tristemente suplantado por un “moderno” edificio que ocupa toda la esquina de esa calle con Urquiza.
Es verdad, las paredes del edificio donde la Unión Dependientes de Comercio realizó la multitudinaria asamblea y firmó el enérgico manifiesto en el Teatro Colón, ya no están, pero Caras y Caretas eternizó un momento para “alquilar balcones” y aplaudir de pie cuando cubrió la información gremialista.
Al día siguiente comenzaría la huelga proclamada y los patrones recibirían el pliego de condiciones.
¿Cuáles eran los puntos planteados 120 años atrás para volver al trabajo?
Reconocer la existencia de la Unión Dependientes de Comercio, el descanso dominical, ocho horas de trabajo, vida externa, supresión de multas y, sobre todo, el compromiso de no despedir a ningún dependiente por haber participado de la huelga.
Ya se respiraban, en Corrientes al 400, aires de libertad y de justicia para el trabajador mercantil, que se incrementaría y superaría con los años.
En una ciudad que crecía aceleradamente al ritmo del comercio y de la industria, mientras tanto, en el barrio en el que se instaló la primera fábrica de azúcar refinada del país, Refinería de Azúcar Argentina Sociedad Anónima, fruto del acuerdo entre Ernesto Tornquist y Julio Argentino Roca, la huelga proclamada se cobró una víctima inocente.
En lo que hoy conocemos oficialmente como “Malvinas Argentinas”, pero todos recordamos como Refinería, el primer populoso barrio al que llegaron miles de inmigrantes, un escuadrón de seguridad de la policía cargó, a caballo, sobre un grupo de trabajadores a la salida de una asamblea, encontronazo que provocó decenas de heridos y se llevó la vida de un niño.
Se repetía la historia de 1901, cuando en octubre de ese año al escritor y periodista uruguayo Florencio Sánchez, autor de Canillita, Barranca Abajo, Gente Honesta y M’hijo, el dotor, entre otras elocuentes obras de teatro, que trabajaba para La República, de Lisandro de La Torre, redactó el petitorio ante la patronal exigiendo mejores condiciones laborales.
La misma pasión que compartió en aquella multitudinaria manifestación del 1º de Mayo de 1902 en la Plaza López junto a Virginia Bolten.
La misma historia en la que la represión contra el movimiento obrero asesinaría al joven croata de 34 años Cosme Budislavich. También en esto somos pioneros los rosarinos.
Pero aún en el dolor, tenemos la resiliencia una y mil veces demostrada, y Delesio Antonio Berni inmortalizó esos momentos en su fantástica obra de arte “Manifestación”, para darle vida a la permanente y cotidiana lucha por la dignidad del trabajador.