MIéRCOLES, 20 DE NOV

Crudo informe sobre el efecto de los «agrotóxicos» en la salud infantil

El Comité Nacional de Salud Infantil y Ambiente de la Sociedad Argentina de Pediatría publicó un informe, fruto del trabajo de varios años realizado por un equipo multidisciplinario encabezado por la pediatra María Gracia Caletti, que recopiló Información científica actualizada, generada local y mundialmente sobre pesticidas y salud infantil.

 

Por Alejandro Maidana

Indisimulable, esa es la palabra que grafica el impacto a la salud generado por los químicos utilizados por el agronegocio. Un derrotero tan extenso como demoledor, el avance contaminante y avasallante de toda vida circundante, ha sido desde siempre la carta de presentación de un modelo productivo enemigo de la biodiversidad en todo su amplio abanico.

El avance incesante de la frontera agrícola, exacerbada desde los 90 a esta parte, ha sembrado y cosechado tanto dolor como privilegios, socializando lo primero y concentrando lo último. Las migraciones internas, el despojo, la destrucción de las chacras mixtas y la aplicación impiadosa de agroquímicos, ha empujado a una mutación rural con profundo impacto en lo social y sanitario.

El modelo agrotóxico se encuentra atravesando una profunda crisis, sostenido solo por el furibundo lobby que lo impulsa y la enorme presión mediática y política. Este monstruo creado por el doctor capitalismo, no sólo nos muestra sus dientes afilados, también propone jugar una partida de ajedrez en donde los peones deben elegir entre un Rey explotador, pero algo dadivoso, o el “enemigo” liberador.

Vaya paradoja la que deben enfrentar aquellos que encontraron en el campo una herramienta para sostenerse, dentro de un sistema que acapara rehenes de una manera tan sigilosa como efectiva. La marcha de este modelo que alimenta ambiciones desmedidas a base de venenos, sólo podrá ser detenida sembrando más y más conciencia para poder cosechar en un futuro, el fruto de una resistencia tan digna como necesaria.

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Bajo este contexto lúgubre y desolador, emergen las infancias impactadas por un modelo que desprecia la vida en todo su esplendor. Por ello el Comité Nacional de Salud Infantil y Ambiente de la Sociedad Argentina de Pediatría, acaba de publicar el informe “Efecto de los Agrotóxicos en la Salud Infantil”, un trabajo realizado por un equipo multidisciplinario, que acumuló varios años de trabajo y fue encabezado por la pediatra María Gracia Caletti.

En dicho informe, se recopiló información científica actualizada, generada local y mundialmente, sobre pesticidas y salud infantil, tema que tiene un fuerte impacto en la salud colectiva de los argentinos y de los niños en particular. Reconociendo el carácter tóxico de los pesticidas, en primer lugar, es que se los denomina como lo que son: AGROTÓXICOS.

A continuación, la introducción del informe realizado por la Dra. María Gracia Caletti

A comienzos del año 2019, la recientemente electa Comisión directiva de la Sociedad Argentina de Pediatría invitó a los Comités nacionales a trabajar en problemas específicos de su área. El Comité de Salud Ambiental entre varias líneas de trabajo seleccionó el tema: “Efecto de los agrotóxicos en la salud Infantil”. Se trata de una afortunada elección dado que el tema describe un problema de salud pública que en la Argentina adquiere una dimensión muy grande, y que no está siendo resuelto a nuestro modo de ver, de una manera adecuada.

Nuestro país tiene una actividad agrícola que es de las más extensas del mundo; como consecuencia de esto, el uso de agrotóxicos es también generalizado, y su tendencia aumenta sostenidamente con el tiempo. Este fenómeno es el resultado de la concentración progresiva de los regímenes de tenencia de la tierra en el mundo, con condiciones económicas de concentración de capital invertido en el agro, extensión de las superficies cultivables en forma intensiva a expensas de tierras otrora destinadas a la cría de ganado.

La consecuencia de estos cambios es doble: por un lado, crece en forma sostenida el uso de agrotóxicos por aumento de las áreas cultivables, con el consecuente impacto sobre la salud de las poblaciones expuestas, y por otro, al disminuir las tierras para cría de animales, proliferan a este fin los llamados “feed–lots”, que no son otra cosa que la cría en condiciones de extremo hacinamiento, en las que los animales se intercambian gérmenes permanentemente unos a otros, aumentando en consecuencia la contaminación de los alimentos derivados y las enfermedades transmitidas por alimentos (ETAS).

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Este fenómeno es mundial pero en Argentina adquiere una significación especial por la enorme extensión de tierras destinadas a la actividad agropecuaria, actividad que está implementada según criterios principalmente económicos, y que encuentra al país con una serie de deficiencias que impiden el control del uso de los agrotóxicos y así la protección de la salud de la población: falta de leyes, incumplimiento de las existentes, ausencia de personal de salud capacitado en el tema, falta de concientización de la población, falta de educación comunitaria, ausencia de registros médicos adecuados y ausencia de estadísticas que permitan medir la magnitud del problema.

Es de conocimiento público el efecto perjudicial de los agrotóxicos sobre la salud humana tanto a nivel agudo como crónico. Este efecto sobre la salud tiene una sólida fundamentación científica. La mayoría de los países desarrollados tiene legislación restrictiva sobre el uso de estos productos, actualmente México, y otros como Francia que tiene una legislación que obliga a disminuir cada 5 años, el 30% de agrotóxicos usados hasta dejar de usarlos en el año 2035.

Hay mucha tarea por realizar en la Argentina, tanto dentro del sector salud como fuera de él. En el campo de la salud infantil, y continuando la tarea de la SAP, nos hemos propuesto preparar este documento destinado a los pediatras y demás miembros del equipo de salud pediátrico. Para este fin, seguimos los siguientes pasos:

  • Constitución de un equipo de trabajo. Teniendo en cuenta el carácter multidimensional del problema, invitamos a distinguidos profesionales de otras disciplinas para cubrir aspectos centrales del tema. Este grupo está descrito más abajo, y a ellos les quedamos profundamente agradecidos.
  • Búsqueda bibliográfica sobre los usos de los agros tóxicos en el país, sus efectos en la salud infantil, y los productos mayormente utilizados en la Argentina, publicados en la literatura científica, libros y, revistas especializadas, con énfasis en los años recientes.
  • Preparación de los objetivos, estructura y contenidos del documento. Deseábamos que no solo contuviera la información científica necesaria, sino que además brindara una contextualización de la problemática desde el punto de vista social, político, regulatorio y agronómico.

Todo el trabajo fue realizado en plena pandemia de coronavirus, cumpliendo las normas de distanciamiento físico recomendadas por las autoridades nacionales de salud, utilizando los medios actuales disponibles de comunicación: Zoom, Skype, teléfonos celulares y de línea, emails, mensajes de texto, whatsapp, etc.

Decimos que cumplimos con el “distanciamiento físico” pero no, como se dice “el distanciamiento social”, porque la comunicación y el sentido de equipo se mantuvo muy presente entre nosotros en todo momento. Sin este acercamiento social no hubiéramos podido terminar este documento.

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El documento puede serle útil a muchos profesionales, pero, como se ha dicho, fue escrito pensando especialmente en los pediatras y demás miembros del equipo de salud pediátrico. Esperamos que les sea útil para el cuidado de la salud de los niños que atienden.

También participó de la investigación el Dr. Medardo Ávila Vázquez, integrante de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, quién en el capítulo 6 del informe explicita sobre «Salud Infantil y exposición a pesticidas en Argentina».

Desde el año 1996 la cantidad de pesticidas que se aplican en el país aumenta permanentemente, por la extensión de cultivos de semillas genéticamente modificadas. Actualmente esos cultivos cubren 30 millones de hectáreas de un territorio donde viven (en pequeñas ciudades y pueblos) más de 12 millones de personas y tres millones de niños. Esta es la población expuesta a pesticidas por vivir en regiones donde estos se utilizan intensamente; es una forma de exposición ambiental, los pesticidas están en el aire, el agua y el suelo.

Es un fenómeno nuevo, en general los médicos teníamos información del vínculo pesticidas-enfermedad en relación a exposición ocupacional, es decir, la de los trabajadores de las plantas químicas que los fabrican y la de los trabajadores que las aplican sobre los cultivos. Pero con su utilización creciente, la población no vinculada laboralmente comenzó a sufrir exposición por su solo presencia en los ambientes contaminados con pesticidas. Tengamos en cuenta que las dosis de aplicación se multiplicaron en corto tiempo.

Para el herbicida Glifosato (Round Up), el pesticida más usado en Argentina y que conforma el 65% del total anual, las dosis de aplicación que eran de 3 litros por ha por año en 1996, pasaron a 12 litros para la misma hectárea por año. Y lo mismo paso con otros herbicidas e insecticidas, plantas e insectos fueron desarrollando resistencia a los pesticidas (como nosotros conocemos que hacen las bacterias cuando usamos demasiados antibióticos) y los productores debieron aumentar las dosis de aplicación todos los años para poder lograr los mismos resultados. De esta manera los ambientes agrícolas se cargaron de pesticidas y las personas entran en contactos con ellos al respirar el aire, tomar el agua o aspirar el polvo de la tierra.

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Son numerosos los datos publicados sobre esta contaminación. El más significativo es el de un grupo del CONICET de La Plata que demuestra como el agua de lluvia contiene pesticidas en las provincias de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Bs.As. Esto significa que el glifosato se encuentra en el aire de la atmosfera que respiramos y que cuando llueve el agua al caer lo arrastra al suelo y allí lo podemos recoger y medir. Por otro lado, en estos momentos hay un conflicto judicial en Pergamino (Bs.As.) por la presencia de pesticidas que contaminan las napas subterráneas de agua donde se provee a la red domiciliaria de agua potable.

La carga de exposición

La contaminación del ambiente pone en contacto directo a la población de esos lugares con pesticidas, es decir que las personas están expuestas a los mismos y en riesgo de que estos afecten su salud. A nivel nacional, en 2018, se utilizaron 500 millones de litros de pesticidas en el país, la carga de exposición potencial a pesticidas es de 11,9 litros por argentinos y por año, pero es mucho mayor y real para aquellas personas que viven en las zonas agrícolas, en la zona sojera la exposición de los habitantes de pueblos agrícolas como Monte Maíz es de 121 litros por persona para todos los agrotóxicos y de 80 litros para el glifosato.

Estos cálculos devienen de reconocer las dosis de aplicación por ha y por año en cada área de cultivo de influencia de los pueblos, regiones o provincias y dividirla por la población del lugar. La carga de exposición de alguna manera nos sirve para cuantificar niveles de riesgo para la salud. La carga de exposición ambiental en todo el país es de 11.9 litros/persona, para la Provincia de Córdoba es de 25 litros/persona y para pueblos productivos cordobeses es entre 80 y 121 litros/persona.

El impacto en la salud de esta exposición se verifica en que los médicos que atienden estas poblaciones identifican un perfil de morbilidad distinto e incluso un perfil de mortalidad distinto a los que existían antes de que se generalizase esta forma de producción agrícola sustentada en pesticidas3,4. Ahora la primera causa de muerte es el cáncer, que explica entre un 30% a un 50% de los óbitos de los vecinos en los pueblos con alta exposición a pesticidas, cuando en todo el país y en las grandes ciudades, el cáncer está presente solo en el 20 % de los decesos. Incluso la población de enfermos oncológicos es más joven que la del promedio de todo el país. Otra característica es la elevada frecuencia de hipotiroidismo, asma bronquial y trastornos reproductivos como abortos espontáneos, malformaciones congénitas y trastornos inmunológicos encontrados en estudios epidemiológicos realizados en pueblos agrícolas por grupos de las Facultades de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario y de la Universidad Nacional de Córdoba5,6.

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Las manifestaciones de daño en la salud dependen también de las características individuales de cada persona. Por un lado, es muy importante reconocer si dentro de una comunidad con alta exposición ambiental a pesticida, el paciente en cuestión es miembro de un subgrupo poblacional con mayor riesgo aún. En el estudio de la comunidad de Monte Maíz, de 5000 personas estudiadas, más de 900 formaban las familias de los trabajadores rurales, aplicadores de pesticidas, productores agrícolas y agrónomos, este subgrupo presentaba un riesgo de cáncer medido como OR tres veces mayor al resto de las familias del mismo pueblo7. También las características individuales son muy importantes, la edad determina ventanas de vulnerabilidades neurológicas, endocrinas e inmunológicas dependientes a distintas capacidades de defensa contra radicales oxidantes y protección y reparación contra daño genotóxico que se expresan mucho más en los niños y en mujeres gestantes.

Con la intención de reflexionar sobre la publicación de un informe revelador y que con seguridad empujará a un necesario cambio de paradigma, Conclusión dialogó con Medardo Ávila Vázquez. “Este es un documento sumamente importante que recopila toda la información que se ha ido generando en los últimos 10 años sobre esta situación. Algo que es absolutamente nuevo, ya que hay pocos países en donde la exposición de las personas y los niños a los agrotóxicos es tan intensa como la que se da en los ambientes agrícolas, principalmente en pueblos, la contaminación del aire, suelo y agua, es muy importante ya que la aplicación de dosis de agrotóxicos se multiplica año tras año”, indicó.

¿Quién vela por la salud de las y los más vulnerables? “Los efectos en la salud de los niños son evidentes y están demostrados por minuciosos estudios tanto científicos como epidemiológicos, allí se explicita como en los pueblos agrícolas más del 40 % de los niños tienen síntomas de asma, sobre todos en los meses de aplicación de agrotóxicos. Esto se acrecienta principalmente en los meses de octubre, noviembre y diciembre, cuando en las ciudades grandes como Rosario, Córdoba, Mar del Plata o Buenos Aires, solo el 12% de los niños sufren cuadros asmáticos”.

Cabe destacar que en los lugares agrícolas se multiplican los nacimientos con malformaciones hasta en dos o tres veces con respecto a la media nacional. “Esto se da en contextos donde las madres, las embarazadas, deben convivir con los agrotóxicos y éstos actúan sobre la estructura genética de los embriones y los fetos generando malformaciones graves. El cáncer también es algo que ha aumentado considerablemente más que nada en adultos. El impacto de los agrotóxicos, es nocivo tanto en mayores como en niños, pero es necesario destacar que el glifosato en particular tiene la facultad de inhibir la multiplicación de las ramificaciones de las neuronas. Nuestras células cerebrales deben estar interconectadas, ya que éstas le brindan un sinfín de beneficios a nuestro cerebro”.

Este impacto se ve muy claramente en lugares donde el contacto con el glifosato es moneda corriente, esto se ha podido corroborar con distintos estudios científicos tanto a nivel nacional, como internacional. “En Estados Unidos se pudo demostrar que las madres que vivían en zonas cercanas a la aplicación de agrotóxicos, tenían más del doble de riesgo de que sus niños tengan problemas intelectuales, autismo, esto es muy grave. Por ello es muy importante que la Sociedad Argentina de Pediatría, que es la organización científica de los médicos pediatras, haya hecho este informe en el cual se llaman a las cosas por su verdadero nombre, las sustancias químicas que se utilizan en el campo, son tóxicas para el ser humano. Debemos avanzar hacia otra producción, hacia una que no comprometa la salud de los niños”, concluyó Medardo Ávila Vázquez.

Aquí se puede acceder al informe completo de la SAP y su Comité de Salud Infantil y Ambiente.

 

 

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