Cuando nació Albert Einstein
Un día como hoy, pero de 1879, vino al mundo en Ulm, en el por entonces Imperio Alemán, el científico más conocido y popular del siglo 20.
- Opiniones
- Mar 14, 2018
Rubén Alejandro Fraga
Este miércoles se cumplen 139 años del nacimiento del científico más conocido y popular del siglo 20, Albert Einstein. Por una extraña casualidad (o causalidad) el mismo día del aniversario del nacimiento de Einstein falleció, a los 76 años, Stephen Hawking, el brillante físico británico famoso por sus investigaciones sobre el origen del universo, cuando se encontraba en su residencia de Cambridge, en Reino Unido.
Pero volviendo a Einstein, digamos que en junio de 1905, cuando era un ignoto físico judeoalemán de 26 años, que trabajaba como inspector de patentes en una oficina de Berna, Suiza, Albert publicó en la revista científica germana Anales de Física tres artículos sobre la teoría especial o restringida de la relatividad, que significaron el primer anuncio de la más grande revolución científica desde los tiempos de Galileo.
Pocos años después, los teóricos más brillantes aclamarían a ese hombre como a un nuevo Copérnico, y su nombre pasaría a ser sinónimo del genio que revolucionó toda la física.
Trabajando sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento, uno respecto del otro con velocidad constante –pudiendo ser igual incluso a cero–, Einstein modificó las ideas clásicas sobre espacio, tiempo y gravitación. Evolucionando, su teoría se convirtió en una de las más importantes de la física pura.
Aquellos tres artículos iniciales de 1905 estaban escritos con un singular estilo altamente literario y contenían un mínimo de matemáticas y pocas referencias a precedentes científicos. La lógica era natural y completa. Parecía como si al autor se le hubieran aparecido los mecanismos intrínsecos del universo y él recordara lo que había visto.
En uno de los trabajos, Einstein –quien había nacido en Ulm, Imperio Alemán, el 14 de marzo 1879– explicaba el movimiento browniano, el movimiento desordenado de partículas suspendidas en un fluido. Atribuía esos movimientos a colisiones entre los componentes moleculares de las partículas y del fluido. Si muchos científicos dudaban hasta entonces de la estructura atómica del universo, ya ninguno podría hacerlo.
Un segundo artículo, por el que le otorgaron el premio Nobel de Física en 1921, trataba el efecto fotoeléctrico, de cómo se radiaba la luz. Confirmando una hipótesis planteada cinco años antes por Max Planck, Einstein demostró que la luz es emitida y absorbida en pequeñas partículas denominadas “cuantos”, y no en ondas continuas. Esa obra fue la base de la moderna teoría cuántica.
El tercer trabajo introdujo la teoría de la relatividad, en la que Einstein dedujo la ecuación más famosa de la historia: E = mc2, que relaciona la energía (E) con la masa (m) y la velocidad de la luz (c) al cuadrado. Como el valor de c es muy elevado, una pequeña masa equivale a una gran cantidad de energía.
Así, el científico alemán nacionalizado luego suizo y estadounidense –quien en 1933 ante la llegada de los nazis al poder en Alemania emigraría a Estados Unidos–, demostró que el espacio y el tiempo, formalmente considerados absolutos, eran relativos; sólo la velocidad de la luz –en el vacío se toma como 299.792.458 metros/segundos– es constante, independientemente del observador. Postuló que cuanto más se aproxima la velocidad de un objeto a la de la luz, su volumen disminuye, su masa aumenta y el tiempo es más lento.
Una interesante aplicación es la paradoja de los gemelos: cuando el gemelo que viajaba a velocidades cercanas a la velocidad de la luz regresa a la Tierra, transcurrió menos tiempo para él que para su hermano que no abandonó el planeta. En esa línea, a la velocidad de la luz un objeto tendría un volumen cero, una masa infinita y el tiempo no existiría. Eso llevó a Einstein a la conclusión de que nada puede moverse a esa velocidad. Esta teoría derribó los supuestos de la física newtoniana: Einstein integró el espacio y el tiempo y creó una nueva geometría del universo.
En 1925 Einstein visitó la Argentina, donde dictó conferencias dedicadas a explicar su teoría.
Einstein murió el lunes 18 de abril de 1955, en Princeton, Nueva Jersey.
A 139 años de su nacimiento, lo recordamos también con algunas de sus frases célebres:
* “Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas”.
* “Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber”.
* “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
* “Dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana. Y yo no estoy seguro sobre el universo”.
* “Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos”.
* “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.
* “Los grandes espíritus siempre han encontrado una violenta oposición de parte de mentes mediocres. Estos últimos no pueden entender que un hombre no se someta irreflexivamente a los prejuicios hereditarios sino que emplee honestamente y con coraje su inteligencia”.
* “Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida”.
* “Lo más incomprensible del mundo es que sea comprensible”.
* “En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”.
* “Si alguien viviese como yo, las novelas románticas no habrían existido nunca”.
* “Pon tu mano en un horno caliente durante un minuto y te parecerá una hora. Siéntate junto a una chica preciosa durante una hora y te parecerá un minuto. Eso es la relatividad. La gravitación no puede ser la causa de que la gente se enamore”.
* “Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro”.
* “No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela”.
* “Intenta no volverte un hombre de éxito, sino volverte un hombre de valor”.
* “El demonio ha puesto un castigo sobre todas las cosas de la vida con las que disfrutamos. O son malas para la salud, o son malas para el alma, o nos engordan”.
* “La búsqueda de la verdad y de la belleza es una esfera de actividad en la cual se permite que sigamos siendo niños toda la vida”.
* “¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”.
* “El arte supremo del profesor consiste en despertar la alegría por la expresión creativa y el conocimiento”.
* “¿Azar? Jamás creeré que Dios juega a los dados con el mundo”.
* “Mi ideal político es el democrático. Todo el mundo debe ser respetado como persona y nadie debe ser divinizado”.
Y, por último, la que tal vez sea la más escalofriantemente actual de todas las frases de Albert Einstein:
* “No sé cómo será la Tercera Guerra Mundial, pero sí la Cuarta… con piedras y palos”.