DOMINGO, 24 DE NOV

Guy Williams, el inmortal Zorro

Por Rubén Alejandro Fraga

Por Rubén Alejandro Fraga

Un día como hoy, pero de 1924, vino al mundo en Nueva York el actor Guy Williams, inmortalizado por su personaje de Diego de la Vega en la mundialmente famosa serie televisiva El Zorro, que produjeron los estudios de Walt Disney entre 1957 y 1959 y que aún se mantiene en vigencia y se emite diariamente por la pantalla de Canal 3.

Su verdadero nombre era Armand Joseph Catalano y era hijo de dos humildes inmigrantes sicilianos oriundos de la ciudad de Messina que cruzaron el océano y se instalaron en el popular barrio neoyorquino de Little Italy (Pequeña Italia), en la isla de Manhattan, donde transcurrió su infancia.

Ya a los siete años el pequeño Armando comenzó a practicar esgrima con su padre, siguiendo una vieja tradición familiar, algo que le serviría mucho en el futuro. Mientras tanto, cursó la primaria y la secundaria sin destacarse demasiado en los estudios, excepto por sus condiciones para las matemáticas. Otras de sus aficiones de juventud fueron el fútbol americano y el ajedrez.

Hasta que, contradiciendo el deseo de sus padres, que querían que se convirtiera en un próspero vendedor de seguros (siguiendo el camino iniciado por su padre), Armando decidió dedicarse a la actuación. Su pinta de buen mozo y el metro noventa de altura que ostentaba parecían ayudar a su propósito. Sin embargo, al comienzo de su carrera artística sólo obtuvo trabajos como modelo en campañas publicitarias que, de todos modos, comenzaron a instalar su agraciada figura, sobre todo en la prensa gráfica de entonces. Así, poco a poco, Armando José Catalano fue apareciendo en avisos comerciales en diarios y revistas de la época, lo que le generó buenos ingresos y lo fue haciendo conocido en Estados Unidos. Era un joven buen mozo con aire latino, lo que paradójicamente le cerró las puertas ante algún director norteamericano que prefería actores bien yanquis.

Fue entonces que su representante, Henry Wilson, decidió cambiar su nombre real e italianísimo, Armando José Catalano, por un nombre artístico y mucho más estadounidense: Guy Williams. Los beneficios de la decisión de su representante no se hicieron esperar: en 1946, Guy rubricó un beneficioso contrato con la prestigiosa productora Metro Goldwyn Mayer y se mudó a Hollywood durante una temporada. Tenía por entonces 22 años y comenzaba a hacer realidad su sueño de ser artista.

En 1948, mientras trabajaba en una producción fotográfica de una campaña publicitaria para una marca de cigarrillos, Guy se enamoró de la hermosa modelo Janice Cooper, con quien se casaría poco después y con quien tendría dos hijos: Guy Steve Catalano (conocido como Guy Williams Jr.), nacido en 1952, y Anthony Tony Catalano, nacido en 1956.

En 1952 Williams regresó a Hollywood, esta vez junto con su familia, gracias a un contrato de un año con la Universal Pictures. Por entonces, el modelo publicitario también saltó de la gráfica a la televisión y comenzó a filmar sus primeros comerciales en la pantalla chica, lo que incrementó notoriamente su popularidad.

Cuando sale la luna

Pero a Guy Williams la gran oportunidad de su vida le llegó en 1957 cuando se presentó a un casting de la compañía de Walt Disney para encarnar el personaje creado por el periodista, guionista y novelista Johnston McCulley: el Zorro. Dicho personaje, que apareció por primera vez en el cuento La maldición de Capistrano, publicado en 1919 en la revista pulp All Story Weekly, ya era popular gracias a las interpretaciones cinematográficas realizadas por Douglas Fairbanks (1920) y Tyrone Power (1940), pero quedaría a fuego grabado con el rostro de Guy. Y aunque además de Douglas Fairbanks y Tyrone Power otros actores muy populares como Alain Delon, George Hamilton, Frank Langella, Duncan Regehr o Antonio Banderas interpretaron al Zorro, el personaje quedó indisolublemente unido a Guy Williams, quien aún sigue cabalgando en la televisión montado en su corcel, cuando sale la luna.

El casting, supervisado por el propio Walt Disney, requería que el postulante fuera atractivo, con un aire latino y con alguna experiencia en esgrima. Cuando el creador del ratón Mickey entrevistó a Guy Williams, le pidió que se dejara un bigotito no muy largo ni muy grueso, que sería el sello distintivo del noble caballero Diego de la Vega, que tras formarse en España regresaba a la California española a pedido de su padre, el rico hacendado don Alejandro de la Vega.

Una vez seleccionado en el casting, Guy comenzó a percibir 2.500 dólares semanales como salario y retomó sus entrenamientos de esgrima con el campeón belga Fred Cavens, quien también había entrenado a Douglas Fairbanks, Errol Flynn y Tyrone Power. Esto era muy importante ya que Disney dispuso que en la serie se utilizaran espadas reales sin protección.

Con El Zorro, Disney demostró que podía batir récords de audiencia rescatando una vieja historia de aventuras y otorgándole un toque de comedia, logrando que el espadachín enmascarado llegara por igual al público infantil y al adulto. La serie que produjo, dirigida originalmente por Norman Foster y con un total de 82 episodios de 30 minutos de duración repartidos en tres temporadas, se grabó en blanco y negro entre 1957 y 1959, y fue remasterizada en color en 1992. El primer capítulo se emitió por la cadena American Broadcasting Company (ABC) el 10 de octubre de 1957 y el último salió al aire por la misma señal el 2 de julio de 1959. Problemas contractuales y personales entre Disney y la cadena televisiva ABC hicieron que la exitosa serie se cancelara en 1959, en el pico de su popularidad ya que lograba los ratings más altos para la televisión norteamericana de la época.

En el medio, en 1958, Disney aprovechó el tremendo éxito de la serie de TV y lanzó una película en base a episodios de televisión: La marca del Zorro. Mientras que el tema musical de la serie, compuesto por Norman Foster y George Burns, y cantado por The Chordettes, alcanzó el puesto número 17 entre los vinilos más vendidos en Estados Unidos (en la Argentina hubo una versión en castellano, en los años 80, interpretada por Willy Ruano y sus corceles).

Además de Guy Williams interpretando a Diego de la Vega y el Zorro, otros entrañables protagonistas de la serie fueron su criado “sordomudo” Bernardo (Gene Sheldon); su padre, don Alejandro (George J. Lewis); el sargento Demetrio López García (interpretado por el barítono Henry Calvin); el capitán Enrique Sánchez Monasterio (Britt Lomond); el cabo Reyes (Don Diamond); el magistrado Carlos Galindo (Vinton Hayworth); el administrador José Sebastián Vargas, alias El Águila (Charles Korvin); y la bella Ana María Verdusco (Jolene Brand), entre otros.

Luego de la serie, Guy Williams protagonizó dos filmes: Damon and Pythias y Captain Sindbad, en la que interpreta a Simbad el marino, popular personaje de Las mil y una noches. También protagonizó al profesor John Robinson en el programa televisivo de ciencia ficción Perdidos en el espacio (1965–1968) y apareció en cinco episodios de la serie de televisión Bonanza (1959–1973).

Su romance con la Argentina

Uno de los países donde más éxito logró El Zorro fue la Argentina. Desde el 2 de enero de 1968, el porteño Canal 13 emitió El Zorro todos los días de 19 a 19.30, con un gran éxito. Y a comienzos de la década del 70 en las jugueterías y los kioscos de toda la Argentina se vendían revistas, muñequitos, disfraces, figuritas y toda clase de objetos relativos al Zorro. Fue así que el Canal 13 decidió invitar a Guy Williams a visitar el país.

Guy Williams llegó por primera vez a la Argentina de la mano del periodista porteño Leo Gleizer, el domingo 1º de abril de 1973, y fue recibido por una multitud en el aeropuerto de Ezeiza. El actor se presentó en varios programas del 13 y dio una exhibición de esgrima en el programa Teleshow, que conducía Víctor Sueiro. También estuvo en Porcelandia, con Jorge Porcel. En esa époica conoció a un joven esgrimista con el que entablaría una gran amistad: Fernando Lúpiz.

El sábado 14 de julio de 1973 Guy volvió a la Argentina y fue recibido por una multitud en el aeropuerto. Volvió de la mano de Leo Gleizer, pero esta vez no lo hizo solo: llegó junto a su mujer, Janice, y a Herny Calvin, el entrañable sargento Garcia (quien había bajado notoriamente de peso debido a un cáncer de garganta aún no diagnosticado).

Durante esta segunda visita al país, el Zorro peleó un duelo en el Circo Mágico de Carlitos Balá y fue visto por primera vez en los almuerzos de Mirtha Legrand, lo cual se repetiría a lo largo de los años.

La tercera visita al país Guy la realizó en 1974. Ya se había separado de Janice y comenzó a producir sus propios shows en varios circos acompañado por Fernando Lúpiz. Para promocionar sus shows circenses, Guy apareció en los programas televisivos Patolandia, de Rafael Pato Carret y el Capitán Piluso, del rosarino Alberto Olmedo.

El Zorro argento que no fue

En 1977 los productores Carlos Montero y Enrique García Fuertes anunciaron el proyecto cinematográfico argentino El Zorro y su hijo, que protagonizarían Guy Williams y Fernando Lúpiz. Mientras tanto, miles de personas aplaudían al Zorro en las presentaciones del Circo Real Madrid de los hermanos Segura en Mar del Plata.

Guy vio que era la oportunidad de reinventar el personaje y volver a los tiempos de gloria. Fue así que comenzó a trabajar personalmente en el guión del film, que se rodaría en escenarios naturales de la Argentina, país al que amaba. Pero el proyecto era muy ambicioso, estimado en dos millones de dólares de la época, y por ende demasiado caro para la inestable economía de la Argentina del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, que había tomado el poder por asalto el 24 de marzo de 1976. El único que podía financiar la película era el cantante y actor tucumano Ramón Bautista “Palito” Ortega.

Palito tomó las riendas del tema e introdujo muchos cambios al guión de Guy y a los sitios de filmación que había elegido Williams. Ortega también ordenó que el papel de Bernardo lo hiciera Carlitos Balá y que el papel del capitán Monasterio lo interpretara el actor Alfredo Alcón y no de su compañero Lúpiz. Guy no aceptó los cambios y el proyecto naufragó definitivamente. A comienzos de los años 80, Williams volvió a California para atender su fábrica de pan dulce (uno de sus emprendimientos comerciales) y El guión del frustrado proyecto del Zorro argentino descansa hoy en el Museo del Cine de Buenos Aires.

El último viaje

Promediando 1980 Williams regresó a Buenos Aires, pero esta vez para cultivar un bajo perfil y transformarse en un porteño más. En 1983 Williams regresó a Los Ángeles para realizar sus dos últimas apariciones en la televisión norteamericana, en el programa de concursos Family Feud y en Good Morning America. Después de eso, se radicó definitivamente en Buenos Aires, donde transcurrirían los últimos años de su vida. Williams invirtió en propiedades en la Argentina y pasó sus días caminando o tomando café en los bares de la Recoleta, en especial en La Biela, su favorito.

En abril de 1989, cuando tenía 65 años, Williams dejó de aparecer por los lugares que solía frecuentar. El 6 de mayo de ese año sus vecinos, que habían notado su desaparición, llamaron a la policía, que ese mismo día forzó la entrada de su departamento en el barrio de Recoleta, hallando su cuerpo sin vida. La autopsia determinó que Guy había muerto a causa de un aneurisma cerebral, aproximadamente una semana antes, el 30 de abril, mientras estaba solo en su departamento de la calle Ayacucho 1964.

Su amigo Fernando Lúpiz consiguió que sus restos descansaran durante dos años en el panteón de la Asociación Argentina de Actores, en el Cementerio de La Chacarita, a pesar de la regla de que el espacio es sólo para actores argentinos. Finalmente, cumpliendo los deseos de Guy, en 1991 su hijo Steve recibió sus cenizas en California y se encargó de que fueran esparcidas en las montañas de California, en la playa de Malibú y en el océano Pacífico.

Sin embargo, la atlética figura de Guy Williams encarnando al interminable Zorro aún aparece cotidianamente en la pantalla de televisión, montado en su corcel y cuando sale la luna. Y todos los días el espadachín de antifaz y capa negra le hace pícaramente una Z a la muerte y al olvido.

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