VIERNES, 22 DE NOV

Dieciséis años de prisión para el ex policía que mató a un vecino en una fiesta navideña

El crimen ocurrió en 2017, cuando Ángel Eduardo Ruiz, armado con dos cuchillas y acompañado por su perro pitbull, increpó a los vecinos para que pusieran fin al festejo callejero. La víctima intercedió tratando de apaciguar los ánimos, pero recibió un puntazo en el omóplato que le perforó el pulmón y acabó con su vida.

 

Cristian Mautone tenía 35 años y en la madrugada del 25 de diciembre de 2017 se encontraba en la puerta de su casa, en Echesortu, charlando con una amiga. A pocos metros, sobre la cortada Marcos Paz al 4200, los vecinos del barrio celebraban la Navidad en la calle, con música y baile, como era tradición. Fue entonces cuando Ángel Eduardo Ruiz, policía retirado oriundo de Buenos Aires, que vivía en la zona hacía alrededor de un mes, salió de su casa con un perro pitbull y dos cuchillos para poner fin al festejo. Cristian vio la situación y quiso intervenir para que la cosa no pasara a mayores, pero el resultado fue trágico y uno de los cuchillos terminó clavado en su espalda. Este miércoles la Justicia rosarina condenó a  Ruiz a 16 años de prisión efectiva por el crimen.

La sentencia fue impuesta por los jueces de primera instancia María Trinidad Chiabrera, Hernán Postma y Román Lanzón, en coincidencia con los 17 años pedidos por el fiscal Sebastián Narvaja por el delito de homicidio simple. Por su parte, los querellantes habían solicitado 20 años para el acusado.

Con el testimonio de más de 15 testigos presenciales, desde la Fiscalía lograron demostrar que Ruiz increpó al grupo de personas que se encontraba festejando Navidad en la calle al grito de  “Cortá la música o te corto todos los cables, te corto todo”. 

Cuando la discusión fue in crescendo, Mautone se acercó tratando de apaciguar los ánimos y pidiendo calma. Lo que recibió por respuesta fue un puntazo feroz en el omóplato que le quebró una costilla y le perforó el pulmón. Cristian fue trasladado de urgencia al Hospital Clemente Álvarez donde le practicaron una cirugía que no logró salvarle la vida y falleció horas después.

Por su parte, el defensor Paul Krupnik pidió la inimputabilidad de su pupilo por «emoción violenta» y apuntó que el hombre tenía un hijo pequeño con síndrome de Down que no toleraba la música.

 

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