VIERNES, 22 DE NOV

Continúan las indagatorias: declara la enfermera que intentó reanimar a Maradona

Es señalada por no haber asistido al exfutbolista "a sabiendas de su delicada situación y con conocimiento de que esa omisión podía provocar su muerte".

 

La enfermera que cuidaba a Diego Armando Maradona durante el día y que fue la primera en intentar reanimarlo cuando hace casi siete meses falleció en la casa de un country de Tigre será indagada este mediodía por la muerte del exfutbolista, informaron fuentes judiciales.

Dahiana Gisela Madrid (36) fue convocada a las 12 en la Fiscalía General de San Isidro, en Acassuso 476, donde asistirá con su abogado defensor, Rodolfo Baqué, y será la segunda en ser indagada esta semana por los tres fiscales que llevan adelante la investigación, Patricio Ferrari, Cosme Iribarren y Laura Capra.

Al igual que los otros seis acusados, la enfermera de la empresa «Medidom» está imputada por «homicidio simple con dolo eventual», un delito que prevé una pena de 8 a 25 años de prisión.

Esa figura penal fue elegida por los fiscales tras seis meses de investigación en la que concluyeron que el equipo médico de Maradona no solo fue deficiente, sino que sabía que el «10» podía morirse y no hizo nada para evitarlo.

En su llamado a indagatoria, los fiscales le atribuyeron tanto a Madrid como al otro enfermero imputado, Ricardo Omar Almirón, quien declaró el lunes, el no haber asistido a Maradona «a sabiendas de su delicada situación y con conocimiento que esa omisión podía provocar su muerte», haber realizado «chequeos y/o revisaciones deficitarias» y haber actuado «en clara complicidad con la finalidad delictiva del plan» ideado por otros imputados.

En su primera declaración como testigo, Madrid explicó que aquella mañana del 25 de noviembre nunca ingresó a la habitación de Maradona para dejarlo descansar porque sabía que al mediodía irían la psiquiatra y el psicólogo, y relató cómo ella misma encabezó las maniobras de RCP que fueron infructuosas.

Los fiscales volvieron a citarla cuando descubrieron que había escrito un informe para «Medidom» en el que constaba que aquella mañana había intentado controlar a Maradona y que él se había negado.

En esa segunda testimonial, a foja 161, Madrid reconoció que ese informe era trucho y que lo hizo por pedido de su supervisor, Mariano Ariel Perroni (40), otro de los imputados citado a indagatoria para el próximo viernes.

«Hice un reporte en la casa de Maradona, tras haber declarado en la fiscalía porque es lo que me indicó Mariano, el coordinador. Dije que intenté tomarle los signos vitales y él no me dejó, pero la verdad es que eso no pasó», declaró en aquella oportunidad.

Contó que en las dos semanas que trabajó en lo de Maradona «nunca» llegó a revisarlo, que su función se limitaba a administrar medicación y que con ella el DT de Gimnasia «no tenía buena relación», ya que cada vez que la veía, decía: «A esta piba no la quiero ver, que se vaya».

Dijo que ese día solo a las 7.30 lo escuchó «deambular» e interpretó que era Diego yendo al baño portátil «por el sonido de la chata».

También cargó contra el dispositivo montado en la casa al señalar: «No teníamos oxígeno ni medicación. Por eso hicimos respiración boca a boca. No teníamos elementos para casos de paro».

La autopsia determinó que Maradona murió a los 60 años a raíz de un «edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada» y descubrieron en su corazón una «miocardiopatía dilatada».

Una junta médica concluyó que era un paciente con pluripatologías que agonizó 12 horas antes de su muerte, que lo de la casa del country San Andrés no era una internación domiciliaria y que pudo haber tenido «más chances de sobrevida» si hubiera estado en una clínica.

Además, calificaron al equipo médico tratante como «deficiente», «temerario» e «indiferente» ante la posibilidad cierta de su muerte y que lo abandonaron «a la suerte».

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