Juicio por la muerte de Franco Casco: “Veo un empecinamiento en conseguir una condena en vez de probar un hecho concreto”
En una extensa ampliación de declaración indagatoria, el comisario ´Diego Álvarez hizo uso de su derecho a defensa y se explayó sobre los temas centrales de su acusación y con pruebas que constan en el expediente desde el inicio de la investigación echó por tierra la teoría acusatoria.
- Judiciales
- Ago 4, 2022
Por Alejandra Ojeda Garnero
Continúa el debate en los Tribunales Federales de Oroño al 900, donde 19 policías de Santa Fe son juzgados por la muerte de Franco Casco, aunque desde el inicio de la causa sostienen su inocencia, y hace cinco años se encuentran en prisión preventiva, algunos de ellos en penales federales en condiciones irregulares de encarcelamiento, violando los derechos básicos que establece la legislación para las personas privadas de la libertad.
Franco Casco llegó a Rosario a fines de septiembre de 2014 para visitar familiares que residen en la ciudad. Los primeros días de octubre el joven manifestó su intención de volver a su ciudad natal, Florencio Varela, pero recibió una respuesta negativa de sus padres y hermanas. No obstante, la tía lo acompañó a la estación de trenes Rosario Norte para sacar el pasaje, pero allí le informaron que debía hacerlo a la noche, antes que partiera el tren y regresaron a la casa. En horas de la tarde de ese 6 de octubre, Franco abandonó la vivienda de su tía, y no se supo nada sobre su paradero hasta que apareció su cuerpo sin vida flotando en las aguas del Paraná el 30 de ese mes, 24 días después.
La investigación comenzó con la denuncia de paradero de la tía y continuó hasta el hallazgo del cuerpo. Los padres del joven llegaron a Rosario para su búsqueda, y entre varios lugares que visitaron para tratar de encontrarlo llegaron a la comisaría séptima. En un primer momento, los efectivos no pudieron dar información porque El joven se había identificado como Franco Godoy, apellido de su madre, y los familiares buscaban a Franco Casco. Días después, volvieron al lugar llevando una foto y fue allí cuando los agentes de la comisaría reconocieron al joven e informaron que había estado detenido el 7 de octubre desde las 13 hasta las 22.
Ese dato fue clave para que los organismos de Derechos Humanos tomen cartas en el asunto y se empiece a gestar una causa por desaparición forzada, torturas y muerte. A la vez que se pidió que la investigación pase a la Justicia Federal por tratarse de un delito de lesa humanidad.
Corría el 2017, tres años después de ocurrido el hecho, cuando en septiembre se dispone la detención de los 30 efectivos que prestaban servicio en la comisaría séptima, aunque no hubiesen estado presentes en el momento que ocurrió el supuesto delito que les achacan. Luego de la investigación, solo quedaron vinculados al caso los 19 que están siendo juzgados desde diciembre del año pasado y que hace 5 años se encuentran detenidos en prisión preventiva y algunos de ellos enfrentan una posible pena de prisión perpetua, aunque según obra en el expediente, y se ventiló en las audiencias que se vienen desarrollando en el debate, el joven murió por asfixia por sumersión, es decir ahogado, y el cuerpo no presentaba ningún signo de tortura, según indicaron peritos expertos del Cuerpo Médico Forense de la Justicia de la Nación y del Equipo Argentino de Antropología Forense, que participaron de las distintas autopsias.
Por otra parte, tanto la Fiscalía como la querella sostienen su acusación en base a los testimonios de 33 personas que supuestamente estaban detenidas en la comisaría séptima en el momento que Franco Casco pasó por esa dependencia. Vale aclarar que la seccional contaba en aquel entonces con dos penales que alojaba detenidos que cumplían condena de diversos delitos, pero a su vez era un penal evangélico, es decir que tenía reglas de conducta que se debían respetar, y se hacían respetar por los propios internos.
La declaración de 27 internos que cumplían condena en aquel momento y declararon desde mayo a junio en el juicio motivó el pedido de ampliación de declaración indagatoria del ex jefe de la séptima el comisario Diego Álvarez.
En esta jornada, frente al tribunal integrado por los jueces Otmar Paulucci, Ricardo Vázquez y Eugenio Martínez, Álvarez se explayó sobre una minuciosa línea de tiempo que contrastó con las distintas declaraciones de los internos, para demostrar la inocencia que sostiene desde el primer momento, y que no hay nada que vincule su accionar y el de sus compañeros en la muerte del joven Franco Casco.
En primer lugar, mencionó que “los detenidos declararon que escucharon una situación cercana a un motín, y a un chico que gritaba, cerca de esa fecha, que pasó por la comisaría, pero no era Franco Casco”.
El ex jefe de la séptima trazó en una pizarra una línea de tiempo en la cual detalló puntillosamente los hechos “que están documentados y comprobados en el expediente”.
Así describió los acontecimientos que rodearon la detención de Franco Casco en octubre de 2014 y otros hechos que describieron los detenidos que estaban en el penal:
- Día 6: Franco Casco se va de la casa de la tía
- Día 7: Se lo detiene y libera
- Día 8: La familia denuncia por búsqueda de paradero en la comisaría 20
- Día 9: Llegan los familiares a la comisaría séptima y les informan que Franco Casco estuvo detenido
- Día 10: Llegan los familiares con la foto
- Día 13: Llega la mamá de Franco a la comisaría y se le muestra el libro de guardia, se le explican las circunstancias de detención y demás.
- Día 22: Se realiza el primer informe dirigido a la Secretaría de Derechos Humanos, que consta en foja 211 del expediente. En el mismo, se describen los hechos en relación a las explicaciones que se brindaron a la mamá de Franco cuando se presentó en la comisaría.
- Día 28: Dos hechos concretos, se presentan en la comisaría personas del Servicio Público de la Defensa Penal y personal de Derechos Humanos. Al personal de la Defensa Penal los recibe el comisario Álvarez, los acompaña, les muestra la comisaría. Después del recorrido los lleva a los penales para que hablen con los detenidos.
- Día 30: Primera movilización que se hace frente a la comisaria por distintas organizaciones. Audiencia de habeas corpus, donde declara Álvarez las circunstancias de la detención de Franco Casco. Aparece el cuerpo, y se realiza la primera autopsia.
- Día 3 de noviembre: Se realiza la segunda autopsia.
- Día 4: Personal de Asuntos Internos entrevista a los detenidos.
- Día 6: A la noche se produce la detención de Claudio Moyano en el penal transitorio. Una persona que en la jerga se conoce como ‘cachivache’, una persona conflictiva que tiene problemas siempre, con la policía y con los propios compañeros de celda. A la mañana siguiente Álvarez recibe comunicación telefónica de la oficial de guardia Romina Díaz que informa que hubo un problema en la comisaría, sobre una persona que fue detenida y gritó toda la noche, hubo una tentativa de suicidio. Ante la consulta con la fiscal en turno de Flagrancia no tomó el caso y lo derivó a la División Judiciales.
A la descripción detallada de la línea histórica, Álvarez agregó el contexto en el que transcurrieron los hechos: “Veníamos de varias semanas de búsqueda de paradero de una persona que finalmente fue encontrada muerta. Nos había pedido una serie de informes que fueron contestados. Cada vez que nos preguntaron por el hecho informamos cuál había sido nuestra actuación, no teníamos absolutamente nada que ocultar. No obstante, teníamos los medios y a actores políticos bastante empecinados en mostrar una imagen nuestra que no era”. Allí el comisario Álvarez leyó textual algunos fragmentos de notas publicadas en algunos medios de la ciudad cuando recién empezaba la investigación, aunque aclaró que algunas de ellas fueron dadas de baja de las páginas web de dichos medios:
- La policía tiene el poder de la vida y la muerte
“Que un fiscal, después de que una persona desapareció después de haber estado detenida, afirme a los medios de comunicación que esto no denota ninguna irregularidad cuando hasta hoy la única persona acusada e imputada es la persona desaparecida muestra con mucha claridad de qué manera funciona este sistema perverso judicial-policial que tiene la provincia de Santa Fe que ataca, desaparece, a los pobres”.
“…la gravedad que implica que, después de la historia reciente argentina, “la policía tenga el poder sobre la vida y la muerte de cierto sector de las clases sociales argentinas”: “La policía tiene el poder de la vida y la muerte de aquellos que son jóvenes, pobres y negros”.
- Apareció Franco Casco sin vida luego de 24 días de silencio oficial
Fue encontrado el cuerpo del joven que desapareció luego de estar detenido en la Comisaria Séptima de la ciudad. Su madre responsabiliza a la policía en lo que sería un caso de desaparición forzada de persona y gatillo fácil.
Estas y otras notas periodísticas que fueron leídas por Álvarez en su ampliación indagatoria se incorporaron a la causa como prueba documental, del mismo modo los comunicados de distintas organizaciones y funcionarios del poder político que se manifestaron en el mismo sentido. Además, el Tribunal, a pedido de la defensa, va a gestionar un oficio a la Fiscalía para recabar las actuaciones de la causa Claudio Moyano.
A continuación, leyó textual y en su totalidad el acta de procedimiento sobre la detención de Claudio Moyano.
El 6 de noviembre también citaron a Álvarez a la Jefatura de Policía donde se entrevistó con Miguel Oliva, el inspector de zona Zancocchia donde le comunican que “te vamos a sacar de la comisaría”, porque “esto se va a empezar a hacer en todas las comisarías, y así pasó, primero fueron los cuidacoches, después fue el caso de una chica Karen Weiss, que afirmó que la habían golpeado en la séptima, denunciaron públicamente y no existe denuncia”.
El mismo día 6 de noviembre “me relevan de la comisaría y me voy a mi casa”, y fue asignado como jefe de esa dependencia Martín Cantero, quien recién toma su cargo al día siguiente, el 7 de noviembre.
Pero en la tarde del 6, Álvarez vuelve a la séptima alrededor de las 20 “para retirar mis cosas personales” y se encuentra con Gianola Rocha que estaba a cargo de la comisaría, “ese día fue el motín” del que hablaban los detenidos en sus declaraciones y vinculaban a una fecha cercana a la que pasó Franco Casco por la comisaría, y a los gritos desesperados que escuchaban los asociaron a Franco Casco con pocos días de diferencia a la protesta, pero en realidad quien gritaba en el transitorio en esa fecha era Claudio Moyano.
Las declaraciones de los detenidos, que estuvieron plagadas de contradicciones, suposiciones, conjeturas y confusión, además de la frase recurrente “no recuerdo”, trataron de reconstruir en base a su ubicación en tiempo y espacio situaciones que en un lugar de encierro no se puede lograr con certeza y máxime cuando pasó un extenso lapso de tiempo.
Los detenidos fueron interrogados por primera vez el 28 de octubre y después el 4 de noviembre, la detención de Moyano y el motín fueron el 6 de noviembre, y es por eso que muchos de los detenidos que declararon vincularon los gritos con el motín.
Luego, el ex jefe de la séptima presentó una maqueta de la comisaría y dio una explicación detallada de la disposición de cada dependencia del edificio y qué funcionaba en cada espacio para mostrar al tribunal su funcionamiento. Todo lo que ocurre en la comisaría queda detallado en el libro de guardia. Pero, en ocasiones hay errores humanos, involuntarios y sin mala intención, como ejemplo se puede citar, “en el libro de guardia se dio ingreso a los pastores que iban a predicar para los internos, pero nunca se registró la salida”. Lo mismo ocurre con nombres, fechas, días, horarios, tal fue cuestionado en esta causa, y la acusación lo presenta como algo intencionado para ocultar un crimen.
Según el comisario Álvarez, en la séptima el penal era bastante tranquilo, había conducta y muchos detenidos pedían ser trasladados a la séptima. Algunos detenidos afirmaron que estuvieron alojados varios días en un sector denominado “cuadra”, puntualmente uno de ellos, al que no mencionamos por ser testigo protegido, afirmó que desde allí vio a Franco Casco cuando lo detuvieron y golpearon. La respuesta de Álvarez fue categórica, “desmiento rotundamente, porque ese detenido, siempre figura en los libros de guardia en el penal 2, no tenía salidas laborales como dijo y nunca estuvo en la cuadra”.
La cuadra era una sala destinada a las actividades grupales o a las visitas, ubicada frente a los penales y desde donde es imposible ver el transitorio, así se determinó en la inspección ocular que se realizo el 23 de mayo. Además, todo recluso que se mueve a otra dependencia se registra en el libro de guardia, dónde será trasladado y el motivo. Pero los detenidos fijos que se encuentran en los penales nunca se los mueve.
Las personas privadas de la libertad, en un instinto natural buscan la forma de escapar de esa situación, por lo tanto, los controles del penal y el recuento de detenidos es un momento crucial en el cambio de guardia. El procedimiento, explicó Álvarez, es minucioso, “se trasladan los detenidos de un penal a la cuadra, con un personal policial que se denomina escopetero en la puerta, denominada exclusa, que separa la zona de penales del resto de la comisaría, para impedir algún intento de fuga”. Luego el efectivo a cargo del control ingresa con un palito para golpear paredes, pisos, techos, con el fin de detectar que se esté cavando en algún lugar hacia el exterior. Luego se realiza el recuento de detenidos, ingresando nuevamente al penal, y lo mismo se repite con el otro penal contiguo.
La cuadra, no es un lugar apto para alojar detenidos, ya que cuenta con un baño precario, que tiene un gran socavón debajo y podría ser una vía de escape para los reclusos, es por ello que Álvarez niega que el detenido que aseguró haber visto a Casco, haya estado detenido en ese lugar, porque justamente es donde se ponía mayor atención para evitar una fuga.
“Salvo dos detenidos, la mayoría pidió ir a la comisaria porque era un penal en el que estaban tranquilos, iban a estar seguros”, aseguró Álvarez, y agregó “saben que van a estar seguros porque es un penal evangélico donde nadie los verduguea”. Además, saben que “hay conducta, ellos mismos la hacen respetar y el que no está de acuerdo puede negarse a ingresar o pedir traslado”.
“Yo siempre sostuve que no es conveniente pegarle a un detenido, por una cuestión moral, no soy un psicópata que llevo detenido a alguien para gozar pegándole porque sí. Cuando se detiene a alguien se ajusta al código de procedimiento, cumplí con mi función, cumplí con defender a la sociedad, está todo bien, ¿lo voy a arruinar pegándole a un detenido?”, aseguró.
“Lo que más quiero en la policía es llegar a un escalón más alto, es por una cuestión egoísta porque quiero hacer carrera dentro de la institución”, planteó el comisario y esta causa truncó esa posibilidad, aunque toda la prueba indica “que no tengo relación con la muerte de Franco Casco.
Los detenidos declararon también que habitualmente recibían maltratos y golpes por parte del personal de la séptima, pero “estos detenidos no estaban aislados del mundo, tenían visitas tres veces por semana, además iban pastores, por lo tanto, cualquier tipo de maltrato o vejamen lo hubiese visto la familia y lo hubiese denunciado”, en consecuencia, “niego rotundamente todo tipo de maltrato hacia cualquier detenido de la comisaría”.
Sobre la acusación que se planteó cuando el comisario les dijo a los detenidos que iban a ser entrevistados, Álvarez no negó esa situación, “se los informé” pero nunca les dijo que tenían que declarar o no. “Fui y les dije que los iban a entrevistar sobre un muchacho que estuvo detenido y no aparece, sería un poco loco que yo les dijera que no digan nada”. “En ese momento dijeron que no había pasado nada porque todavía no había entrado Moyano”.
También puntualizó en una serie de contradicciones en las que incurrieron los internos:
Uno de los detenidos aseguró que a Franco Casco lo mojaron, le tiraron un balde lleno de agua que había debajo de una canilla al lado del transitorio, “desmiento rotundamente la existencia de una canilla y un balde cerca de donde estuvo detenido Casco”, dijo Álvarez, cuestión que también se pudo constatar en la inspección ocular a la comisaría.
Otro detenido aseguró que “a las 3 o 4 de la madrugada salían a cazar. En un audio de Romina Díaz al 911 dice que eran dos en la comisaría, por lo tanto, era imposible salir a cazar, no teníamos motivos para salir a cazar personas para traerlas a la comisaría si ya tengo 40 detenidos”.
Otro detenido aseguró haber visto a Casco, “desmiento rotundamente, dijo que estaba en la cuadra y podía ver, nunca ningún detenido fijo vivió en la cuadra, pero si hubiera ocurrido estaría en el libro de guardia, ese detenido siempre estuvo en el penal 1 y 2”.
“Cuando inició este juicio dije que había elementos que no se estaban diciendo, todos los elementos de prueba van a demostrar que nosotros no tenemos ninguna relación con la muerte de Franco Casco. La hipótesis que se presenta no se corresponde con la realidad. La violencia institucional no tiene denuncias, no hay denuncias para la comisaría sobre este tipo de hechos. No hay víctima de los hechos, porque hablan de personas que gritaban que veían, pero no hay denuncias”, aseguró Álvarez en su derecho a defensa.
“Hasta cuándo vamos a seguir soportando que no traten de probar el hecho concreto.
Vengo viendo un empecinamiento de parte de la acusación de conseguir una condena y no probar el hecho en particular”, y recordó una afirmación que el fiscal Fernando Arrigo formuló en una audiencia de este juicio, “ni yo ni mi equipo vamos a trabajar para condenar a ninguna persona inocente”.