VIERNES, 22 DE NOV

“Quiero una Justicia que detenga al Papa y libere al Gordo Valor”

La afirmación es de Carlos Varela, el abogado penalista más conocido de Rosario, quien habló en exclusiva con Conclusión.

Por Alejandra Ojeda Garnero – Fotos: Salvador Hamoui

Si existe un abogado penalista cuestionado, mediático y polémico ese es Carlos Varela. Admirado por unos y odiado por otros, asegura en un mano a mano exclusivo con Conclusión que no se arrepiente de nada y que las personas que él defiende no lo definen como bueno o malo.

Estudiante prodigioso, llegó a Rosario con 18 años desde su Rufino natal para recibirse de abogado penalista y lo hizo en tres años y cuatro meses. Luego de realizar un doctorado en la Universidad Católica comenzó a trabajar y nunca se detuvo.

Es el abogado más mediático de la ciudad por aparecer en las tapas de los diarios en las causas policiales más resonantes y por ser el defensor de las bandas narcocriminales que irrumpieron en esta geografía en los últimos diez años.

Hoy, con más de veinte años de trabajo como abogado penalista y a poco de retirarse de la actividad, según sus propios dichos, hace un balance de su recorrido y lo compartió con Conclusión.

Amable, divertido, predispuesto, y con una verborragia propia de los abogados, Carlos Varela contó su historia.

Luego de una infancia feliz junto a sus padres en la ciudad de Rufino decidió mudarse a Rosario para estudiar, lo que define como su pasión “abogado penalista”. Tras advertir que su padre era grande, pues le llevaba 48 años, decidió “dejar de vaguear” y ponerse a estudiar.

Así comenzó su maratónica carrera que lo llevó a recibirse en sólo tres años y cuatro meses. Luego de rendir todas las materias, la mayoría en condición de libre, juró desempeñar leal y honradamente la profesión. Afortunadamente su padre lo pudo ver recibido de abogado y eso le causa una enorme satisfacción, luego se cumplió el presagio y su padre murió.

En los comienzos de su trabajo profesional aseguró que tuvo «suerte porque se dieron una serie de coincidencias al principio de la profesión que mirándolo a la distancia es como que se alinearon los planetas, metafóricamente hablando, y pasaron cosas extrañísimas”.

La primera causa que tomó era de “una chica que trabajaba en mi casa. Ella tenía una persona conocida que había tenido un problema penal, y bajo ningún aspecto podía salir, se llamaba Augusto Fabián Sosa”.

Con todo el impulso y entusiasmo que todo profesional despliega en sus inicios, se dirigió al Tribunal a realizar las presentaciones pertinentes y “con la temeridad y la desvergüenza que uno tiene al ser novato, planteo un incidente de libertad y una secretaria, que ya no está, que trabajaba en Sentencia 4, me dice que no me lo dan pero que vaya a hablar. Hoy a la distancia creo que me hizo una broma, pero insistió en que vaya a hablar a la Cámara que posiblemente me iban a dar la razón. En aquel momento todo el proceso era escrito, pero voy a hablar y me encontré con el juez Bernardini, un tipo recontra circunspecto, recontra serio, y yo tengo la desvergüenza de ir a decirle que el chico se va a portar bien, que si le puede dar una ayuda y revocar la resolución”, algo imposible en ese momento.

Varela- Penalista

Pero,  suerte de principiantes o del destino, la respuesta fue favorable. “Creo que un poco por eso y un poco porque no podía creer con la temeridad con la que me conducí en ese momento. Hoy me da pudor ir a hablar con un juez, pero en ese momento yo pensaba que era normal, finalmente la resolución salió bien” y así comenzó a trabajar sin descanso y a tomar casos cada vez más resonantes.

Pero no fue casualidad. “El tema penal tiene una cuestión muy definida en lo que es el boca a boca. Yo puedo aparecer en setenta diarios pero lo que prevalece es el boca a boca”, explica con respecto a que es el abogado penalista más solicitado en la ciudad.

A mediados de los 90 uno de sus clientes lo recomendó a la hinchada del club Rosario Central que en ese momento estaba dividida en cinco facciones “que estaban peleadas entre sí. Pero como necesitaban que alguien pivoteara entre ellos, aceptaron que sea un solo abogado, preferían que sea uno solo y me eligieron a mí”.

Así comenzó a trascender su nombre en los medios de comunicación “y como el fútbol magnifica todo de una manera exponencial” las disputas en las distintas facciones de las hinchadas tomaban mayor relevancia en los medios locales y nacionales. Como consecuencia de los resultados favorables a sus defendidos de Rosario Central, los hinchas de Newell’s decidieron contratarlo para que los representara. La gran exposición mediática “hizo que empezara a tomar casos al por mayor, no daba abasto con la cantidad de clientes que tenía. Por dos motivos, la repercusión mediática que tenía por la exposición que me daban estos casos y, sin ser vanidoso, por los resultados que obtenía con las causas que me tocaban”.

A partir de 2005 empezaron a aparecer las causas de narcotráfico y “a partir de ahí se produjo todo un cambio en lo que es la profesión. Se produjo todo un cambio en muchos aspectos, afecta a la gente común, a los abogados, a los jueces, a toda la sociedad”.

El delito fue mutando en los últimos tiempos y “eso cambia cuando aparecen cuestiones tecnológicas en defensa de las entidades bancarias de los traslados de dinero y donde la plata ya no vale tanto. Por ejemplo: hoy robar 50 mil dólares, si yo les dijera a ustedes que hoy hubo un robo de 50 mil dólares, sale una semana en el diario. Y eso antes, aunque parezca loco lo que digo, no era anormal. Yo he tenido robos de 500 o 600 mil dólares. Defendí a los que hicieron los túneles en el banco de Arroyito, defendí a los de la masacre de Ramallo, defendí a cualquier cantidad de piratas del asfalto, defendí el robo del blindado de calle Corrientes, muchos robos de blindados, siete u ocho, donde hubo heridos, y el botín era en términos de plata, poco. Porque había que repartirlo en cinco o seis tipos, porque se necesita mucha gente, una logística grande”.Varela- Penalista

La incorporación de tecnologías en las investigaciones de los delitos fue modificando el modus operandi de las bandas delictivas y comenzaron a buscar otras  alternativas. En ese contexto “cuando la droga comienza a venderse más, a cocinarse y a cortarse en la Argentina, el negocio de la droga crece exponencialmente. Entonces estos tipos advierten que esos golpes que daban muy de vez en cuando, porque necesitaban hacer un trabajo previo que les llevaba varios meses y a lo cual se le suma el inconveniente de los avances tecnológicos de seguridad bancaria, como los GPS, los seguimientos satelitales y las reglas que comienzan a implementarse en lo que hace al traslado de dinero que tienen que ver con circulares del Banco Central, hacen que todo lo que antes era, por decirlo de alguna manera, la posibilidad de lograr un botín jugoso. Ahora representa un riesgo”.

¿Qué pasa entonces?  “En el tema de la droga hay una palabra que cambia la definición en el análisis comparativo y es el flujo de dinero, es lo que mata todo. Lo que tiene el narcotráfico es el flujo de plata, es decir el tipo se acuesta a dormir y gana 100 mil pesos por día, se va de vacaciones siete días y a la vuelta tiene 700 mil pesos, gana 100 mil pesos por día, por decir un monto. No importa si está o no está, porque ya tiene toda una organización jerárquica que no lo hace necesario, es como una empresa. Eso es lo que cambia y lo que demuele todo. Todas las defensas que se ponen en contra del narcotráfico son demolidas como la gota que horada la piedra por el flujo de plata que destruye todo”, así define Varela, de forma implacable, la problemática que tiene a la ciudad en vilo desde hace varios años.

Cuestionado por defender a narcos, Varela asegura que “la calidad de una persona no la define la imputación que tiene un cliente, más allá que por ahí hay causas que generan un rechazo absoluto, que fundamentalmente son las que tienen que ver con las cuestiones sexuales, violación o violación seguida de muerte”, que son su límite.

Es común escuchar críticas sobre los abogados penalistas que defienden narcotraficantes. Pero la mayor crítica se refiere al papel que juegan los letrados en estas organizaciones criminales. Varela asegura que “las organizaciones no necesitan de abogados, lo que necesitan las organizaciones es un delivery, es saber a quién hay que llevarle la plata, que puede ser abogado, contador, quiosquero, mecánico o un pibe en una moto. O sea, una organización no necesita un abogado, el problema es que el poder de estos tipos se define por la permanencia. Cuando a esos grupos, que eran armados, que eran violentos le sumaste el flujo de guita se produce un cóctel que es mortal”.

Terminar con estas organizaciones no es fácil pero tampoco imposible: “Si vos al tipo le cortás la cabeza rápido, no crece. Pero cuando pasó un año y el tipo juntó cincuenta millones de pesos ya estás en un problema, no lo parás más. El tipo ya tiene una organización jerárquica”.

Cuestionado por mostrarse en público con sus clientes, el penalista más conocido de la ciudad se defiende: “A mí no me definen, y creo que a ninguna persona, las personas con las que me junto. Porque a otro también le puede pasar, le pueden decir no te juntes con Varela (risas)”.

“Yo creo que si estoy de acuerdo con lo que hago no tengo porqué ocultarlo. Creo que el ocultamiento tiene que ver con un reconocimiento implícito o expreso de que uno está considerando que lo que hace está mal. Entonces muchas veces me cuestionaron porque me junté con algún cliente y lo hago porque no me parece mal. Y si no me parece mal lo hago a la vista de todos”.

“Porque en este tema hay mucha hipocresía. Por ejemplo, Bernard Madoff, que estafó a todo el mundo en Estados Unidos, tiene prisión por doscientos años. Cuál es la diferencia entre Madoff y el Gordo Valor. Son lo mismo, lo único que cambia es que uno escucha opera y el otro escucha cumbia. Pero son lo mismo. Entonces si te juntas con Madoff está bien y si te juntas con el Gordo Valor está mal. Uno es por lo que es. Uno es buena o mala persona por lo que es. Si cometo delito seré un delincuente y si no lo cometo no importa con quien me junte. Creo que es tan sencillo como eso”.

El nuevo sistema Procesal Penal de la provincia de Santa Fe introdujo cambios sustanciales, principalmente en lo que hace a la inmediatez y celeridad en la resolución de las causas. Al respecto Varela tiene su mirada y augura: “La Justicia que pretendo es la que sea capaz de que si es necesario y justo dejar en libertad al Gordo Valor y si es necesario y justo y hay prueba para ello meter preso al Papa. De eso se trata, de que no haya diferencias. Esa imagen de la Justicia que vemos con la balancita, el mayor elemento que tiene como definición es la venda en los ojos  y lo que yo veo muchas veces es que la Justicia esa venda la tiene corrida. En las causas de Juan Pérez y en las causas más grandes que se tramitan en Comodoro Py, en Buenos Aires. Eso es lo que veo”.

El planteo hace clara referencia a la garantía constitucional de la igualdad ante la ley consagrada en la Carta Magna nacional y los respectivos tratados de derechos humanos suscriptos por el país.

“Las cárceles están llenas de pobres. Y el sistema Procesal nuevo ha definido que esas cárceles vayan a permanecer con más pobres aún de los que están en el sistema anterior. El sistema Procesal nuevo, que tiene un montón de ventajas, por el tema de la inmediatez, de la oralidad, por la velocidad permite que aquellos delitos de guante blanco, que antes por lo menos las personas eran detenidas, indagadas, por lo menos se comían un par de meses presos para que sean excarceladas, hoy ni siquiera vayan presos”.

“No hay causas, en lo que se conoce como delito sofisticado, de guante blanco, en la cual haya  personas imputadas, llevadas a una audiencia, detenidas , esposadas y que se haya dictado prisión preventiva. Esto pasa porque el Código Procesal Nuevo de Santa Fe impide en términos técnicos, aunque es una cuestión interpretativa, que personas acusadas de éstos tipos de delitos, de estafa o defraudación vayan presos. ¿Por qué pasa esto? Porque vasta que vos acredites que tenés arraigo, que no sos un delincuente habitual, que tenés una familia, que gozás de crédito social para que el juez no te dicte la prisión preventiva, porque no te vas a escapar”.

“¿Entonces qué pasa? Al tipo que agarran, que tiene antecedentes penales, normalmente, si la policía necesita endilgarle un hecho común de robo o de homicidio a un don nadie, no te lo va a venir a reprochar a vos, va a detener a un pibe que tenga antecedentes penales. Entonces ese pibe cae con un par de pruebas inventadas y como es de zona sur, de barrio Las Flores, porque es pobre, porque tiene dos antecedentes, porque no tiene trabajo. El juez no le da la libertad”.

“El propio sistema te obliga para poder dejarlo en libertad cuanto antes, a pactar un proceso abreviado y le tenés que decir al tipo: ‘Bueno hermano comete siete u ocho meses o pactamos en tres y el tipo es condenado’. Y la vuelta, que todavía no pasó, de este sistema perverso donde hay una cierta coacción solapada por parte del Ministerio Público de la Acusación para que vos arregles los procesos porque tampoco quieren ir a juicio con tantas causas y como vos le conseguís una buena salida dada las circunstancias al acusado”.

Pero el problema no termina en este punto, todo lo contrario porque “la vuelta todavía no ocurrió. Es que esos arreglos por los cuales recuperan la libertad en un año, en ocho meses se dan porque los tipos no están condenados con anterioridad. Pero en la vuelta, que se va a dar en el 2016, 2017 o 2018, esos pibes van a estar condenados con lo cual ese abreviado que se hizo se va a poder hacer”, porque al tener una condena previa,  el sistema no lo permite.

“Entonces el delincuente de guante blanco que comete los delitos sofisticados, primero que normalmente pegan un golpe lo valida por quince años, no es que van a robar tres mil pesos con lo cual ese tipo no vuelve a cometer hecho delictivo y esas causas terminan en la nada o terminan por prescripción, o terminan con una probation, o terminan en una eventual, como hipótesis negativa de extremo, en una condena de ejecución condicional allá lejos y hace tiempo y citado a una hora determinada en la que no va a haber nadie y tampoco los medios van a estar”.

En este sentido Varela asegura que “este nuevo Código Procesal es clasista, es absolutamente clasista”. Además, reflexiona: “Hay dos cuestiones en las causas judiciales, que es la relevancia jurídica y la mediática. Generalmente las causas de gran complejidad jurídica no tienen relevancia mediática y son las causas que tramitan en la profundidad y que no son visibles, tanto en el ámbito federal como en el penal. Eso es característico, no las capta el radar. Por ejemplo las causas en las que están involucradas financieras por lavado de dinero, por defraudación, las causas en las que están implicados  o sospechados políticos, que tienen complejidad jurídica y también es derivada de la complejidad política que pueden tener por el juego de poderes que se hace entre los tres poderes”.Varela- Penalista

Carlos Varela se encuentra transitando el último tramo de su carrera como abogado, según sus propios dichos, y asegura que “en el balance de mi carrera hice lo que pude, a veces podría haber hecho algo mejor, en algunas causas. Sería muy injusto si me quejo demasiado. Tuve mucha suerte, me fue bien, he logrado concretar lo que era mi vocación que es ser abogado en el ámbito penal y sobre todo les he podido dar un plato de comida a mis hijos todos los días y el colegio. Si hago un balance tengo que estar conforme. He perdido y ganado causas pero hice todo lo que tenía que hacer. Y si alguna vez perdí, perdí peleando hasta el último round. Eso me da tranquilidad y una gran satisfacción, aunque muchas veces no se daba el resultado que procuraba. Pero si he muerto, lo he hecho de pie. Borges citaba una frase que se la adjudicaban a un personaje de él que decía: “Así combatieron lo héroes, tranquilo el admirable corazón, violenta la espada resignados a matar y a morir”.

“Me ha pasado en varias causas que nosotros sabíamos que las perdíamos, pero dimos batalla hasta el final, es decir resignados a matar y a morir, por supuesto en términos jurídicos”.

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