Juicio por Paula Perassi: dura jornada, testigos desmemoriados y un testimonio fallido
Para el octavo día del proceso, se esperaban grandes revelaciones de parte de una testigo clave. Sin embargo, la mujer no aportó uno sólo dato relevante, El resto de los testigos se presentaron olvidadizos, contradictorios y reticentes a contestar.
- Judiciales
- Abr 4, 2019
Por Florencia Vizzi
A medida que se suceden las audiencias del juicio por la desaparición y muerte de Paula Perassi, parecieran crecer los interrogantes. Mientras continúa el desfile de un abultado número de testigos, los principales imputados comienzan a mostrarse más relajados, conversan entre ellos y sonríen. En coincidencia con ello, el inicio de la octava jornada se planteó como un día complejo para la Fiscalía y los representantes de la querella, ya que los tres primeros testigos ofrecidos por la parte acusadora no aportaron demasiado en lo que a la producción de pruebas se refiere, a pesar de que uno de esos testimonios, el de la abogada Rita Porteiro, era particularmente esperado.
Dos allanamientos
En primer lugar declararon los testigos de dos allanamientos realizados en Timbúes. Uno de los procedimientos sobre el que se habló fue el que se llevó a cabo en la casa de Mirta Dominga Rusñisky, quien está señalada como la presunta responsable de haberle practicado a Paula el aborto que habría terminado con su vida. El otro allanamiento en cuestión fue el que se llevó a cabo en casa de Darío Antonio Díaz, supuesto cómplice del matrimonio Strumia/Michl, sospechado de haber participado del traslado de Paula con su camioneta.
Ambos testigos se mostraron parcos y reticentes antes los esfuerzos del fiscal Donato Trotta y del representante de la querella Adrián Ruiz, y sus respuestas, mayormente, referían no recordar lo que había pasado en esos días.
Concepción María Urbise fue convocada como testigo del allanamiento a la vivienda de Rusñisky. Dijo ser ama de casa y relató que ese día se dirigía a buscar a su nieto cuando pasó por enfrente de la casa de la mujer y la policía la convocó para atestiguar en el procedimiento. «No recuerdo mucho, es que pasaron muchos años», adujo, algo nerviosa. «Revisaban la casa de la señora, pero no se lo que estaban buscando. Revisaron la pieza y el placard».
Interrogada sobre qué es lo que habían encontrado, Urbise rememoró que «el animal estaba como loco, hicieron entrar al perro y se desesperaba ahí, arriba del placard». «Entonces revisaron ahí y encontraron las pastillas».
Por su parte, Julio César Priori prestó declaración como testigo del allanamiento de la casa de Darío Díaz. Priori se mostró esquivo y contradictorio en todo momento. Dijo que se encontraba tomando mate en su casa con un amigo y que se asomó a mirar porque es «de lo más curioso» y pensó «que estaban robando en la casa de su vecino». «Después me golpearon la puerta y tuve que ir a ver lo que estaban haciendo».
«Yo no pensé que estaban haciendo eso, yo pensé que le estaban robando la casa de él y me llamaron y le estaban revisando la casa no más. Yo no entiendo nada».
Palabras más, palabras menos, Priori repitió esta declaración una y otra vez, incluso cuando los abogados de la querella le preguntaron si alguien le había dicho lo que tenía que decir en su testimonio. Sólo cuando se le exhibió un video en el que se lo veía participando del operativo, admitió haber presenciado todo el procedimiento, pero siguió sosteniendo que no recordaba lo que había visto.
El testimonio que no fue
Rita Porteiro es un nombre que surgió repetidamente durante la investigación. De hecho, los abogados querellantes sostienen que es por ella que la causa y la investigación pudo avanzar. Siempre que surgió su nombre, también surgió la controversia, ya que la abogada es quien habría aportado el dato de que Paula habría sido obligada a abortar en Timbúes y que quien realizó la práctica fue Mirta Rusñisky. Y ese dato habría salido de los dichos de un cliente de Porteiro. Por esa razón, ni bien se sentó frente al tribunal, los abogados que llevan adelante la defensa de Rusñisky, Strumia y Michl se aseguraron de recordarle varios artículos del Código Penal y del Código Procesal Penal en relación al secreto profesional, las obligaciones que conlleva, y las penalidades que acarrean su violación.
Sin embargo, en pocos minutos, la expectativa generada por lo que debía ser uno de los testimonios más relevantes del juicio, se desvaneció. Porteiro sólo refirió como había tomado contacto con la causa y con Alberto Perassi y cómo le ofreció colaboración legal poniéndolo en contacto con los abogados que a partir de ese momento tomaron la causa.
«A principios de 2012, hacía un par de meses que había asumido la vicepresidencia del Colegio de Abogados de Rosario, vi a una persona encadenada en los tribunales de San Lorenzo. No lo conocía y me interesé en el tema. Pregunté y me contaron lo que había pasado con su hija. Recordé en ese momento un par de hechos vinculados a mis cargos en los colegios de abogados, un niño desaparecido en La Florida y otros casos, en los que habíamos colaborado. Así que pregunté donde vivía y fui a su casa, un taller, y hablamos en la vereda. Él me contó sobre el caso de su hija y yo le ofrecí ayuda profesional, porque no tenía abogados penalistas».
Porteiro relató entonces como llevó el tema al directorio del Colegio de Abogados y la decisión del mismo de ponerlo en contacto con Adrián Ruiz, quien aún hoy es uno de los representantes de la querella. También recordó que acompañó a Alberto Perassi al Ministerio de Seguridad de la Nación, a Buenos Aires para diferentes gestiones.
Y eso fue todo. Rita Porteiro no hizo ningún tipo de referencia a esa supuesta información a la que habría tenido acceso por medio de un cliente suyo y que le habría hecho llegar a Perassi. No habló del aborto, ni de Mirta Rusñisky ni de los datos que ella alguna vez habría aportado y que cambiaron el curso de la causa. Sus palabras resonaron y se desvanecieron sin dejar mella.