VIERNES, 22 DE NOV

Los Monos o el juicio al gobierno de facto

El proceso a 23 integrantes de la mayor banda de distribución minorista de cocaína de la zona sur de la provincia, debería explicar el origen y desarrollo de la organización y quiénes fueron sus principales cómplices, no solamente policiales.

 

Por Carlos Del Frade

El martes 21 de noviembre, en el nuevo edificio de la Justicia Penal santafesina, en la ciudad de Rosario, comenzará el juicio contra un “gobierno de facto” constituido en plena vigencia de la democracia. Millones de pesos por un lado, decenas de muertes –jóvenes su inmensa mayoría-, del otro.

Un gobierno de facto que ya asumió haber cometido “homicidios, homicidios calificados, lesiones, extorsiones, amenazas, amenazas coactivas, daños, cohechos, encubrimientos…”, en abril de 2015, cuando el gobierno anterior de la provincia le ofreció un juicio abreviado que luego fue desestimado.

Porque el proceso a 23 integrantes de la mayor banda de distribución minorista de cocaína de la zona sur de la provincia, “Los Monos”, debería explicar el origen y desarrollo de la organización y quiénes fueron sus principales cómplices, no solamente policiales.

El 19 de febrero de 2014, el juez de instrucción penal número 14, Juan Carlos Vienna, emitió una resolución de 408 páginas en la que sostiene, en el punto cuarto que “la presente investigación  ha permitido determinar que aquí, la asociación ilícita no existe para cometer tal o cual figura delictiva individual -o unas accesorias de otras-, sino a los fines de asegurar el control de ciertas zonas geográfica de la ciudad de Rosario y de ciertas personas y autoridades y el usufructo de dicho control, el ejercicio de cierto gobierno de facto por sobre toda otra autoridad”.

Esta “breve digresión”, tal como la califica Vienna, es una notable observación sobre el grado de feudalización que se generó en el Gran Rosario desde finales de los años noventa.

Neofeudalismo del tercer milenio: las bandas se quedan con las tierras, las calles, las casas y los cuerpos de mucha gente. Luego, semejante poder, es utilizado para cualquier negocio.

¿Cómo fue posible semejante poder, cómo se hizo ese gobierno de facto en plena democracia?.

¿Qué hicieron los otros gobiernos legales y legítimos que coexistieron con esa banda antes y durante la gestación de ese gobierno de facto?.

El juez cita como ejemplo el piquete organizado por uno de los principales integrantes de la banda, el “Monchi” Machuca, frente a la comisaría 15ª, la misma que tenía jurisdicción en el triple crimen de Villa Moreno del primero de enero de 2012 que terminó con la vida de tres militantes del Frente Popular Darío Santillán, con el objetivo de liberar “un lugarteniente suyo”.

Agrega Vienna que “el objeto de esta asociación, así, es de carácter complejo, dado que supone la simultaneidad de múltiples figuras delictivas. El homicidio, por nombrar una, no puede meramente ser considerado individualmente o como accesorio de otra u otras, sino como una forma más de amedrentamiento, un mecanismo per se de aseguramiento del control aludido (a veces como sanción, a veces como venganza en conflictos interpersonales, a veces en el marco de disputas de poder o de zonas, a veces porque sí).

Igual interpretación merecen los delitos de portación y tenencia ilegítimas de armas de fuego, de amenazas, de daño, de incendio intencional, de encubrimiento, y más”, sostiene el juez.

De allí que defina como objeto “fundacional, prioritario y aglutinante de la banda investigada es lo que podría denominarse como “el negocio de la violencia”, que en ella preexiste y es presupuesto de todo otro negocio. A saber: la organización de violencia sistemática a los fines de provocar y usufructuar un territorio liberado. La imposición por el miedo (lo cual otorga un valor agregado a los testimonios recabados en la presente investigación). Objeto societario complejo y múltiple, que, por su naturaleza y extensión, no puede más que corresponder a la justicia común”, apunta el magistrado.

-No estamos en presencia de meros “narcotraficantes”, amparados en el secreto y la clandestinidad, abocados al mero intercambio, sino, por el contrario, nos hallamos frente a abiertos controladores de zonas y personas, proveedores de “seguridad”, prometedores de violencia, que en dicho marco usufructúan negocios diversos y exclusivos, legales o no, entre ellos el de la droga. En la organización analizada, el negocio de la violencia preexiste y resulta el presupuesto de los restantes negocios -incluido aquí el de los estupefacientes ilegales-, tanto histórica como funcionalmente. Aquí, en fin, el medio principal es el ejercicio de la violencia, el ejercer mafioso, y, de allí, la liberación de un terreno donde crecer y proliferar – termina diciendo Vienna.

A partir de estas definiciones vienen las necesarias preguntas: ¿por qué y cómo la banda de Los Monos logró semejante feudalización de distintas zonas del Gran Rosario?.

¿Qué grado de complicidad tuvo el poder político de distintas administraciones?.

Eso es lo que empieza a juzgarse el martes 21 de noviembre de 2017 en los tribunales penales rosarinos. No una banda, sino la cara visible de un gobierno de facto constituido en plena democracia que tenía su principal insumo en el negocio de la violencia.

 

Fuente: “Ciudad blanca, crónica negra”, del autor de esta nota.

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