Foto NA: REUTERS/Mariana Nedelcu

Diferentes situaciones despertaron sospechas en torno a la posible presencia de infiltrados en la manifestación frente al Congreso. Los mismos habrían iniciado los disturbios que le sirvieron de excusa a las fuerzas policiales para avanzar con la represión.

Distintos testimonios de personas presentes en el lugar señalaron a grupos integrados por individuos con el rostro tapado que, en momentos clave y de manera coordinada, aparecieron en escena con una actitud violenta, arrojando piedras y palos a los efectivos desplegados en la zona.

 

Uno de los hechos que convocó mayor atención durante la jornada fue el incendio del móvil del medio Cadena 3. La espectacularidad de las imágenes generó instantáneamente el repudio generalizado, pero menos fueron los que repararon en el relato de Orlando Morales, el periodista que trabajaba en el vehículo consumido por las llamas.

«Esto para mi estaba preparado. Me doy cuenta por los años que tengo en la calle. Yo estaba atrás de los gendarmes que estaban siendo agredidos por estas personas, vallado de por medio. Venía escuchando lo que estaba pasando en el recinto porque quería estar informado. Cuando se da a conocer que se habían conseguido los votos, fue como una explosión. Ahí fue cuando explotó todo. Todo ocurrió de forma instantánea, los grupos que venían de otras agrupaciones se abrieron y quedaron estos con la cara tapada enfrente. Esos fueron los que hicieron todo este lío y quemaron el móvil», narró Morales.

La realizadora audiovisual y documentalista Suzy Qiú también aportó su experiencia estando en la manifestación contra la Ley Bases. «Lo vi con mis propios ojos así que nadie me lo va a venir a discutir. De la nada aparecieron 100 tipos vestidos de civil a pudrirla mal y atrás avanzó la gendarmería y la PFA», escribió durante la tarde del miércoles, a través de su cuenta de X.

Hay otras imágenes que incluso muestran a grupos de manifestantes increpando a los supuestos infiltrados para que den a conocer quiénes son y dejen de ocasionar destrozos en las afueras del Congreso.

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Un dato que engrosó las sospechas es la falta de intervención policial -a pesar de la cantidad de efectivos que saturaba la zona- ante hechos que se registraron de principio a fin por las transmisiones de los medios presentes. Ejemplo de esto fue el momento en el que un grupo de personas dio vuelta un auto ante las cámaras de televisión, sin que aparezca ningún policía a detener la situación.

Los supuestos infiltrados consiguieron su objetivo. Las fuerzas de seguridad a cargo de Patricia Bullrich tuvieron el argumento perfecto para avanzar con la represión. Los manifestantes fueron gaseados masivamente y hubo detenciones al azar. Entre las víctimas del accionar represivo hubo diputados nacionales, trabajadores de prensa y jubilados.