Cribioli: “El gobierno de Fein fue el más opaco de todos”
El periodista y ex concejal radical fue entrevistado por Conclusión. Hizo críticas, autocríticas y explicó su renuncia a la UCR luego del acuerdo que dicha fuerza política hizo con Mauricio Macri.
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- Ene 28, 2016
Por Marcelo Chibotta
Pablo Andrés Cribioli es recordado así, con todos sus nombres, por quienes supieron escucharlo en la radio o verlo en televisión cuando se erigía en uno de los periodistas deportivos más relevantes de la ciudad. No obstante, a partir de su vocación política y de su profunda identificación con el radicalismo, ocupó los cargos de director de Prensa y de secretario de Gobierno en la gestión de Horacio Usandizaga en la municipalidad de Rosario, como así también los de diputado provincial y concejal de la ciudad.
Un par de tazas de café obraron de testigos en la entrevista que concedió a Conclusión, en la que ya inmerso en ella empezó considerando que “si bien el gobierno de la ciudad es del Frente Progresista Cívico y Social, el radicalismo ha tenido una intervención mínima. Y en ese sentido, el Socialismo se ha equivocado y no ha sabido aprovechar gente valiosa que tiene el radicalismo y que pudo haber participado”.
Cribioli agregó que “el gobierno de Fein fue el más opaco de todos los que hemos tenido desde que se puso en marcha la democracia. Es un gobierno que ha tenido muchas dificultades desde el punto de vista económico-financiero y en las realizaciones”.
“Los recursos han sido escasos porque le ha faltado capacidad para administrar”, consideró. Y luego agregó: “Cuando se habla de gestión, se piensa como se ha puesto de moda en los últimos tiempos, y particularmente a nivel nacional, de que para ocupar una secretaría, un ministerio o lo que fuere hace falta ser un hombre con experiencia en la actividad privada y haber sido un buen CEO y me parece que la política es una cosa completamente diferente. Lo que me parece un absurdo es que buscando los mejores gerentes del país se puede lograr un buen gabinete”.
Enfocado otra vez en el gobierno municipal, el ex concejal describió que en la administración local “no ha ocurrido eso, pero de todas maneras no ha habido capacidad para optimizar los recursos que tiene el municipio”.
“Y esto no me canso de decirlo: a Rosario le está faltando la autonomía municipal y si se mantiene como hasta ahora va a depender toda la vida de lo que puedan aportar los gobiernos provincial y nacional”.
-Aún con esos escasos recursos, ¿cuáles estimaría que deberían ser las prioridades del gobierno municipal?
-Esto es muy simple. Por razones históricas y para orgullo de los rosarinos, la ciudad ha bancado con su presupuesto una gran parte de la salud, pero como lo dice la Constitución provincial, debe ser tutelada por la provincia. Entonces, lo que hay que hacer es corregir eso. La salud tiene que ser administrada por el municipio porque tiene buenos profesionales y gente que conoce, pero los recursos los tiene que aportar la provincia. Si esto ocurriera, todo lo que la municipalidad vuelca en salud, entonces tendría la oportunidad de ser aprovechado para hacer obra pública.
-¿Y con qué criterio piensa que debería hacerse la obra pública?
-La obra pública esencial debe ser hecha en los barrios, que en los últimos cuatro años, o un poco más, han sufrido un deterioro muy importante y en algunos sectores han sido abandonados. La provincia empezó a hacer las cloacas y la municipalidad debería hacer miles de cuadras de pavimento. Rosario no puede seguir con la cantidad de calles de tierra que tiene, hay que hacer también iluminación y hay que darle transitabilidad a muchas calles de muchos barrios que están abandonados. Y además, hay que reestructurar el sistema de transporte porque por una parte es caro y por la otra, la empresa privada que maneja una parte del transporte de Rosario deja mucho que desear, porque pone poco y se lleva mucho, porque la mayor parte de los subsidios que vienen para el transporte se lo lleva el señor (Agustín) Bermúdez.
-Por otro lado, ¿qué considera debe hacer el gobierno provincial en cuanto al tema más sensible para la ciudadanía, como es el del delito?
-Lo veo como cualquier ciudadano de a pie, con una enorme preocupación porque hay un gran deterioro en las fuerzas provinciales que va a llevar años lograr que se recomponga. Principalmente porque los policías están mal remunerados. Hay que tenerlos bien remunerados, bien equipados y bien entrenados porque la irrupción feroz del narcotráfico ha hecho mucho más compleja la cosa. Antes, frente al juego o la prostitución la tarea no era sencilla, pero era más fácil y por ello el comportamiento de la policía era aceptable aunque hubiera nichos de corrupción. El narcotráfico tiene más plata, está más equipado y tiene más logística que la propia policía, parece increíble pero la cosa es así. Por eso lo primero que hay que hacer es reivindicar al policía para que estén bien y además hay que exigirle cosas como en otros lugares del mundo, en los que un policía no puede pesar un gramo más de lo que debe.
-¿Cuáles fueron las razones por las cuales usted renunció a la Unión Cívica Radical, a pesar de haber sido un referente de la misma?
-Lo hice con todo el dolor del alma y renuncié como afiliado, pero seguiré siendo radical hasta el último día de mi vida. Me pareció que algunas conductas de dirigentes a nivel nacional fueron indecorosas, particularmente la conducta del presidente del partido, Ernesto Sanz, en el momento que se produce la convención de Gualeguaychú y se decide hacer la alianza con el Frente Cambiemos.
-Pero esos dirigentes siguieron el mandato de los afiliados…
-De la mayoría de los convencionales, no todos estaban de acuerdo y hasta algunos pensaron en hacer algo más amplio para que participe el Frente Renovador y todo se pueda dirimir en una interna abierta. Creo que ha sido un error muy grave que ha hecho retroceder a la UCR a las épocas más oscuras, porque el radicalismo no tiene ideológicamente, éticamente y solidariamente, absolutamente nada que ver con el PRO, del cual todavía nadie me ha podido explicar qué es. Aun así, especulo sobre lo que es la ideología del PRO porque no hay que ser demasiado bicho para darse cuenta, pero no hay una definición ya que se lo han preguntado a Macri en varias oportunidades, a varios de sus colaboradores y no tienen una definición de lo que es desde el punto vista ideológico.
-¿Y qué puede decir al respecto de las ideologías?
-Yo soy de los que creen que las ideologías no están muertas, existen, y si no que vayan a España, a Francia, a Italia, a Alemania o a Estados Unidos y pregunten si hay partidos políticos o no. Efectivamente en la República Argentina, a partir del año 2001, la política sufrió un deterioro enorme y fue particularmente por el desastre de la UCR cuando se cae el gobierno de Fernando de la Rúa. La sangría que sufrió se derramó en todo el panorama político porque la UCR fue siempre una bandera, un faro, un reservorio de cuestiones como la libertad, la división de poderes. Y la llegada de los Kirchner al gobierno le produjo a la política un mayor deterioro todavía. No es cierto que la política se refundó con el Kirchnerismo y que se reincorporaron masivamente los jóvenes a la política, porque mientras no existan los partidos políticos, no habrá política, esto no lo digo yo sino la Constitución Nacional.
-Ya no como hombre del radicalismo sino como hombre de la política, ¿considera que lo que le está pasando al radicalismo es lo que le pasó al peronismo con Menem?
-No. No tiene nada que ver porque a esto ni siquiera lo definió la UCR debido a que no piensa de esa manera. Por eso mi crítica. Nada tiene que ver la UCR con políticas que se han combatido en los últimos 30 años y particularmente las combatió hasta el cansancio Raúl Alfonsín. Por ahí hay grabaciones donde se puede ver que Alfonsín decía que el límite es Macri por su ideología, que como digo es confusa y difusa, pero uno barrunta que está vinculada a todo lo que es neoliberal y me parece que lo quiere enmascarar con el desarrollismo de Arturo Frondizi. No sé lo que quiere decir Macri con eso, porque si hablamos del plan Conintes o de los contratos petroleros o de los ministros que tuvo, como por ejemplo Alsogaray y Alemann, estamos listos.
-¿Y cómo proyecta desde su visión el futuro de Argentina, según lo que describió?
-Mal. Hay muchísimos problemas muy serios, a mí me preocupa básicamente el deterioro del salario de los trabajadores y no sé cómo se va a arreglar eso porque con la enorme transferencia de recursos que hubo con la devaluación, el asalariado quedó en claro retroceso y no me parece que se pueda resolver en paritarias, ojalá esté equivocado. El panorama por ahora es incierto pero sería injusto si uno se apresura y abre un juicio de valor sobre este gobierno que lleva muy poco tiempo. Más allá de ello, también me preocupan algunos gestos institucionales que están a miles de kilómetros de lo que ha pensado históricamente la UCR, como por ejemplo nombrar dos integrantes de la Corte en comisión, eso es un disparate. Y empezar a los decretazos de aquí hasta marzo cuando se pongan en marcha las sesiones ordinarias del Congreso, me parece que es un abuso.
-¿Qué síntesis podría hacer de los anteriores gobiernos nacionales de Néstor y Cristina Kirchner?
-El problema que se fue notando con gran nitidez y a medida que avanzaron fue el carácter muy autoritario que se manifestó, sobre todo y fundamentalmente en los últimos tiempos del gobierno de Cristina. El otro problema fue la herencia de la corrupción que ha quedado y hay que ver que hace Macri con ello. En el comienzo del gobierno de Kirchner, el radicalismo aprobó las medidas que se aplicaron porque estaban en consonancia con lo que se pensaba desde nuestro partido, hasta el momento que en el Gabinete de Néstor estaba Roberto Lavagna. Cuando Kirchner creyó que podía ser él quien maneje la economía y empezó a poner muñequitos que tenían que hacer lo que él quería porque si no se tenían que ir. Allí empezó a cambiar la cosa y en el último tramo de Cristina creo que estuvimos al garete, porque la gestión de Kicillof terminó de atrasar a su propio gobierno y lo que es peor, atrasó al país.
-¿Cuánto valora el hecho histórico que protagonizaron Perón y Balbín al darse el famoso abrazo?
-Enorme. Para mí fue de extraordinaria importancia porque significó que aquel hombre autoritario que era criticado por Balbín desde diputados y aquel que fue preso por esa razón tuvieron la voluntad de juntarse ya no pensando en ellos sino en el país, y darse un abrazo para que los argentinos comprendan que había que buscar una manera de reconciliarse. Creo que en parte eso se logró porque más allá de la nefasta experiencia de la dictadura, en el 83 pudimos votar libremente y gracias a ello llegó al gobierno un hombre que para mí cada vez cobra una mayor dimensión en la historia que es Raúl Alfonsín. Gracias a aquel abrazo, todos los radicales y los peronistas y los que no eran ni lo uno ni lo otro, fueron a las urnas y decidieron vivir en democracia como viene ocurriendo en los últimos 32 años. Perón era un león herbívoro como dijo él, porque venía a la Argentina para otra cosa y muchos no lo entendieron. Y Balbín entendió también que desde la oposición que ocupaba el radicalismo, desde aquel momento desde la Unión Democrática para adelante, también tuvieron errores muy serios.
-¿Considera que hay condiciones y dirigentes que actualmente puedan interpretar esa situación y reeditar ese abrazo?
-Sería fantástico que ocurriera eso, pero lamentablemente hoy no veo en la dirigencia actual el volumen, la envergadura, la capacidad y la sabiduría de aquellos dirigentes. Me parece que a nivel nacional la dirigencia de hoy es muy playita. Analicemos a los candidatos de las últimas elecciones, busquemos en sus antecedentes: Scioli es un muchacho que se incorporó a la política de grande y por invitación de Menem; Massa empezó a trabajar en política en la UCD y el dirigente (Luis) Barrionuevo lo invita a incorporarse al peronismo y Macri fabricó un sello, un partido, que primero hace una alianza con López Murphy, después se queda solo y finalmente calza como anillo al dedo en una ciudad como Buenos Aires. Pero todos ellos no son dirigentes que tengan trayectoria, que se hayan formado políticamente. Y en la UCR había una esperanza y se derrumbó con el desastre que hizo Ernesto Sanz minimizando al partido de la manera que lo ha hecho. Raúl Alfonsín solía decir que para hacer política y para tener una novia, había que hacerlo de chico porque si uno aprendía a hacerlo de grande, lo terminaba haciendo mal.
Fotos: Salvador Hamoui