Esta semana se conoció el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y la inflación de septiembre se acercó al 3% mensual, con un dato que ya es una constante y alarma: el rubro alimentario sigue al tope de aumentos, en medio de una recesión brutal de la economía.

Si bien desde el Gobierno actualizaron la lista de Precios Cuidados y se avalaron subas de entre 3% y 5% a los Precios Máximos, la escalada del valor de adquisición de alimentos en los comercios de cercanía no se detuvo. Aceite, yerba y la harina con sus derivados son hoy los productos más “conflictivos”.

Es así que, tanto almaceneros como supermercadistas, advirtieron por subas de entre el 10% y el 15% por sobre esos topes, de parte de sus proveedores, que a su vez alegan incremento de los insumos y antes de eso en los costos de producción.

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Ante este escenario, no son pocos los que rechazan los pedidos con esas recargas, lo que podría derivar en un escenario de desabastecimiento si no se corrigen de inmediato estos desfasajes.

“Nosotros no recibimos listas que estén fuera de lo decretado por la Secretaría (de Comercio de la Nación), y eso nos pone en una situación de una encrucijada: no podemos aceptar la lista de precios con aumentos superiores a los autorizados y por ende nos encontramos muchas veces con faltantes de productos”, dijo a Conclusión Sergio López, presidente de la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Rosario y la Región (Casar).

En esa línea, afirmó que “ya están faltando productos”. “No encontrás un aceite de 900 (mililitros) de girasol en Precio Máximo. Podés encontrar otras marcas, pero no nos olvidemos que Precios Máximos son marcas. Entonces, cuando esa marca que se pactó con la industria y el Gobierno no está con precio máximo, directamente nuestro sector no pone ese producto y busca una alternativa, que lógicamente supera el 10% o 15% del precio máximo”, precisó López.

Consumo popular y desabastecimiento

“Directamente lo que es yerba, harina, aceite y todos los derivados de estos dos últimos. Desde ya. Todo lo que es producción de las empresas, ya sea por la imposibilidad de aumentar los precios o por las reducciones de personal. Tenés que agregar que hoy por hoy una gran realidad que tiene la industria es la caída del personal en actividad, eso hace que también se sufra un desabastecimiento en muchos productos” añadió el titular de Casar.

Estas preocupaciones son compartidas desde los comercios de cercanía barriales, que suelen ser el contacto más directo de la ciudadanía para el aprovisionamiento de productos básicos.

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Juan Milito, presidente del Centro Unión Almaceneros de Rosario, alertó que “si el Gobierno no controla los acuerdos de precios generados y firmados por estas empresas difícilmente se cumplan”, con lo cual avizora hacia adelante “un panorama con un «mercado negro» para conseguir con otros precios los productos de primera necesidad y los que son importados, y si no va a haber faltante”.

“Todavía no se habla de desabastecimiento, pero uno plantea que si no están conformes con los precios, los formadores no van a vender con la continuidad que lo estaban haciendo. Pongamos casos concretos: el aceite, la yerba, harinas –que los panaderos ya se están quejando- en estos tres rubros, sumado al café (que puede tener una pequeña incidencia con el tema importado por el dólar) ahí ya estamos notando alguna retracción en la venta. A esto hay que sumarle que hay empresas que tienen gente infectada con Covid y por lo tanto la producción se ha achicado y se aprovechan esas circunstancias para que no esté la mercadería ofreciéndose”, analizó Milito en diálogo con Conclusión.

A la hora de la respuesta de los proveedores ante el rechazo de listas con aumentos superiores a los estipulados normativamente, López de Casar reveló: “Nos toman los pedidos y no nos entregan los productos, porque ellos argumentan que por diferentes acciones no pueden llegar a adecuar los costos, pero eso lo tienen que dirimir en la secretaría de Comercio Interior, no somos nosotros los que llegamos a formar los precios.”

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Consultado por la evolución de las ventas y su actualidad, consideró que “están en caída”. “Estamos volviendo a los números que teníamos en enero y febrero, antes de la pandemia, que ya eran números malos y estaba en caída el consumo en esa época. Con la pandemia tuvimos un veranito de ventas -esperado en ese momento-, ya que la gente pensaba que los comercios iban a cerrar y que no iba a haber productos. Después se terminó el dinero, se tuvo que pagar después toda esa mercadería que se consumió en su momento (porque era todo gasto con tarjeta de crédito) y hoy nos encontramos con un cuidado de lo poco que queda en el bolsillo de cada consumidor y con una fuerte caída de la actividad”, indicó el supermercadista.

Incertidumbre y necesidad de intervención

Por su parte, Milito sostuvo se está llegando “a un grado de complejidad que tiene que ver con la incertidumbre que provoca la pandemia y una presión sobre los precios que los grandes formadores aprovechan”.

“En Argentina, la mayoría de las empresas que se dedican a los alimentos, la limpieza y las bebidas son extranjeras y sacan su ganancia del país en dólares, y por esa presión (los que especulan sobre el dólar marginal, para tener un efecto de devaluación y trasladarlo a los precios, son los mismos, no les interesa la economía doméstica) se genera el mercado paralelo”, argumentó el referente almacenero.

En ese sentido, enfatizó que “hay que tomar debidas medidas sobre esto, porque termina afectando a los de menores recursos, a los trabajadores, y vamos a terminar saliendo de la pandemia más pobres, mientras que los sectores más pudientes van a salir más ricos”.

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Y añadió: “El Estado tiene que presionar más a estas empresas. Los comerciantes de nuestro sector (almacenes, autoservicios y supermercados) somos el jamón del sándwich, estamos en el medio. La gente es la que ve despavorida los incrementos en todo nivel y por lo tanto es el Estado el que debe tomar medidas concretas sobre esto. No es fácil que los sectores de poder resignen, porque nunca pasó en el mundo y menos en Argentina…”.

En tanto, el presidente de la Cámara de Supermercados y Autoservicios también pidió que intervenga el Ejecutivo nacional para ordenar la situación, al tiempo que lamentó que hasta el momento solo se ha convocado las grandes cadenas para esta discusión.

“En nuestro criterio, esto lo tienen que dirimir tanto la Secretaría como la industria; llegar a un acuerdo, pero sabemos que es imposible que hoy a un producto le den solo un aumento del 5% o 6%. Tampoco tenemos que dejar disparar los precios de los productos. Entonces, tenemos que llegar a un término intermedio, y sería un buen momento para que también nos convoquen a nosotros que estamos dentro de esta cadena. No hemos sido convocados de ninguna manera. Han sido solamente convocadas las grandes cadenas en un principio, como siempre, pero nosotros que representamos a 25 mil negocios en toda Argentina la verdad que no vemos con buenos ojos que no nos convoquen, siendo que somos el negocio de proximidad que hoy está abasteciendo al consumidor”, concluyó López.