MARTES, 26 DE NOV

Crisis en grandes empresas: Arcor registró pérdidas por segunda vez en su historia

La recesión por la que atraviesa la economía parece ser un barril sin fondo y no distingue entre los distintos actores del mercado: grandes firmas alimenticias cerraron balances negativísimos en 2018, como la cordobesa Arcor, algo que sólo le había sucedido en 2002.

La profundidad (aún hoy insondable) de la recesión por la que atraviesa el país desde hace más de dos trimestres golpea indistintamente a todos los sectores de la economía y en esta ocasión las grandes empresas no escapan a un escenario asfixiante.

Así como le sucede a numerosas pymes y trabajadores que deben hacer malabares para sostenerse mes a mes, empresas de grandísimo porte como el grupo cordobés Arcor, a los que se suman otras firmas relacionadas con la producción de alimento como Molinos Río de la Plata y Mastellone, acusan el golpe de la crisis que hace que los consumidores se vuelquen a segundas y terceras marcas y hasta dejen de adquirir ciertos productos.

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En el rubro alimenticio Arcor es un verdadero gigante: tiene alrededor de 21.000 empleados y es una de las firmas del país que más exporta.

Propiedad de la familia Pagani, el grupo tuvo durante 2018 pérdidas por $1.011 millones, según informó a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires en base a los libros contables relativos al último ejercicio.

El dato, en sí, grafica cabalmente la gravedad de la crisis desatada en el país durante el año pasado, cuyas consecuencias se siguen extendiendo hasta hoy. En 67 años de vida, Arcor sólo registró pérdidas en dos oportunidades: en 2002, luego del fin de la convertibilidad y en plena crisis política y social, cuando perdió $50 millones; y ahora.

Desde la empresa adjudicaron las cifras a la evolución de variables macroeconómicas puntuales, entre ellas la megadevaluación de la moneda (el dólar subió más del 100%) y el derrumbe del consumo (aparejado a la sistemática destrucción de poder adquisitivo), las cuales impactaron de lleno en la rentabilidad del grupo.

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El rubro alimenticio es uno de los más afectados por el contexto recesivo, ya que las constantes subas del dólar impactan de lleno en el precio de los alimentos, que a su vez se incrementaron en medio de un escenario en el que el consumo ya venía en caída, lo que redujo aún más las ventas.

Así muchos empresarios de ese sector (y otros) debieron prescindir de trasladar a los precios el incremento de los costos de producción por las subas inflacionarias ya que el mercado no tolera más aumentos (por el momento), pero esos costos eventualmente impactarán en el consumo final.

El magro resultado del balance de 2018 hizo que Arcor retrocediera luego de un buen año como había sido el 2017, donde tuvo ventas por $1.118 millones.

Instalados en el fondo

Ya hacia mediados del año pasado, cuando se comenzaba a prever el advenimiento de una recesión tras las primeras corridas cambiarias de abril, Luis Pagani, el mandamás del grupo, se vio obligado a desmentir rumores que indicaban un “default” de Arcor.

Luis Pagani, propietario de Arcor.

«Ante versiones infundadas y malintencionadas que han circulado en el día de la fecha en relación a la situación financiera de nuestra empresa, queremos informar que Arcor no se encuentra en ningún proceso de reestructuración de sus pasivos, ya que cuenta con una sólida posición financiera», publicó el empresario en un comunicado.

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Lo cierto es que los recientes datos de capacidad instalada de la industria, relativos a enero y publicados esta semana por el Indec, que la ubican en torno al 56% hacen prever un agravamiento próximo del actual escenario.

En particular el rubro alimenticio funciona actualmente al 63% de su capacidad, niveles similares a 2001 y 2002, momentos en que la crisis de “final del 1 a 1” derribó al gobierno de Fernando De la Rúa y sumió al país en la desazón.

Estos problemas que afectan a las empresas generan un efecto dominó muy negativo, como por ejemplo evidencia la pérdida de 2.300 empleos y con la mayoría de las compañías registrando números magros en sus balances.

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Además de la cordobesa Arcor, otros casos testigo son los de Molinos Río de la Plata y Mastellone Hnos, dueña de la marca La Serenísima, que registraron en 2018 pérdidas por $1.702 millones y $1.995 millones respectivamente.

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