SáBADO, 23 DE NOV

El Gobierno proyecta un crecimiento del 2,7% y una inflación del 70% para 2024

En el caso de las cuentas públicas se anticipa la posibilidad de alcanzar el equilibrio, e incluso el superávit, si los legisladores sancionan otra ley que permita reducir los gastos tributarios compuestos por exenciones y beneficios impositivos que hoy reciben empresas y regímenes de privilegio.

 

El Gobierno envió este viernes al Congreso el proyecto de ley del Presupuesto Nacional para el año que viene, en el que estima un crecimiento de 2,7% en el Producto Interno Bruto (PIB), un déficit fiscal primario de 0,9% y una inflación anual de 70%.

En el caso de las cuentas públicas se anticipa la posibilidad de alcanzar el equilibrio, e incluso el superávit, si los legisladores sancionan otra ley que permita reducir los gastos tributarios compuestos por exenciones y beneficios impositivos que hoy reciben empresas y regímenes de privilegio.

Esos recursos que hoy dejan de recaudarse equivalen a 4,7% del PIB, pero la “separatta” en la que el Gobierno recomienda dejar de otorgar esos beneficios pone la lupa en exenciones de Impuesto a las Ganancias en el poder judicial, en el IVA deducible a directores de compañía; en bienes personales y rurales; y en el régimen de promoción de Tierra del Fuego, entre otros.

Respecto al tipo de cambio oficial mayorista, fuentes de Economía manifestaron que quedará fijo en $350 hasta el 15 de noviembre para luego retomar el «crawling-peg» y arribar a $367 el 31 de diciembre; en tanto, para fines de 2024 se contempla un dólar a $607.

En materia de comercio exterior, se espera una importante recuperación de las exportaciones.

Para este año, desde Economía precisaron que se proyecta una contracción de 2,5% en el PIB, una inflación de 135% y un déficit fiscal de 1,9%.

Las recientes medidas anunciadas por el ministro de Economía, Sergio Massa, como la suba del mínimo no imponible de Ganancias o la devolución del IVA tendrán un impacto sobre la recaudación que será compensado con algunas reducciones de gasto de funcionamiento, transferencias y gastos de capital.

De cara al año que viene, el Gobierno proyecta un incremento del 2,5% del PIB, que será traccionado principalmente por la recuperación del sector agroindustrial, que dejará atrás la sequía y aportará alrededor de 0,8 puntos porcentuales de ese total.

La buena dinámica de la actividad también traerá aparejada un importante incremento de la recaudación fiscal a partir de la recuperación de los derechos de exportaciones (conocidos como retenciones) por el incremento de las exportaciones del agro.

También habrás más ingresos gracias a que el mercado de trabajo continúa robusto y las contribuciones de la seguridad social van a crecer más de 4% real el año que viene.

El impuesto PAÍS también será importante para la captación de recursos.

De esta forma, la recuperación en los ingresos estimada será de un 111% en términos nominales.

El incremento de la recaudación, junto a la profundización de la política de aumentos de tarifas y algunos retoques en el gasto corriente, permitirán pasar del 1,9% de déficit de 2023 al 0,9% que se pretende alcanzar el año que viene.

El presupuesto prevé que los salarios, las jubilaciones y la asistencia social (Tarjeta Alimentaria, Progresar, Potenciar Trabajo, entre otros) crezcan por encima de la inflación.

Respecto al índice de precios, el Gobierno proyecta una sensible baja de 65 puntos al pasar del 135% con el que finalizará este año al 70% para todo 2024.

Los principales argumentos para pensar en una trayectoria descendente tienen que ver con que este año el nivel de precios se aceleró porque la sequía impactó muy fuertemente.

El drama climático generó menos exportaciones, lo que implicó menos dólares en el BCRA; también impactó en los precios de alimentos; y generó la necesidad de medidas compensatorias que incrementaron el déficit fiscal, además de iniciativas como el impuesto PAIS que encarece los costos y se traslada a precios.

Esas situaciones no tendrán lugar el año que viene y, adicionalmente, si el Congreso determinara un presupuesto con equilibrio fiscal desaparecería la necesidad de emitir dinero para financiar al Tesoro.

 

 

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