En plena cosecha gruesa, sin una sequía que los limite y a la espera de fuertes necesidades de divisas para afrontar vencimientos de deuda, el sector agropecuario especula con una devaluación que se hace cada vez más evidente.

El último informe de la cámara que aglutina a las cerealeras y oleaginosas informó este lunes que, durante mayo, se registraron liquidaciones por exportaciones de U$S 2.612 millones, con un retroceso de 37% respecto de igual mes del año pasado.

En lo que va del año, acumulan un ingreso de divisas de U$S 9.406 millones, un 4% por debajo de igual lapso del año pasado, cuando acuciaba una sequía histórica que complicó la producción de granos. A esto se suman las operaciones que se realizan pero sin pactar precio ni tipo de cambio, lo cual representa más de la mitad de lo acordado entre las partes. Esta fuerte retención complica el ingreso de divisas necesario en estos próximos meses que se aproximan fuertes vencimientos.

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Las operaciones de Futuro y Opciones sobre el agro alcanzaron en mayo 7,8 millones de toneladas, lo que significa un nuevo récord que se produjo por razones internas y externas. Sin embargo, eso no se traduce en ingreso de divisas.

«La exportación de granos sigue trabajando con altos niveles de capacidad ociosa, así como la industria aceitera, padeciendo márgenes negativos permanentes; algo que creció este mes debido a los paros de los sindicatos aceiteros que paralizaron la actividad por razones ajenas a la industria», destaca el informe de Ciara-CEC.

El ingreso de divisas se realiza por prefinanciación de exportaciones. Es decir, el ingreso mensual de divisas se transforma luego en pesos con los cuales el exportador compra a los productores. Ese ingreso de divisas es el que se computa como liquidación de divisas, que está fundamentalmente relacionada con la compra de granos que luego serán exportados.

Dado que los acuerdos, ante la expectativa de devaluación y aumento de precios internacionales, se realizan sin precio fijo, el ingreso de divisas no va a la par de los mismos. La liquidación se mantiene en niveles históricamente bajos para una cosecha promedio. De hecho, el volumen alcanzado en mayo fue 31% mayor a abril de este año y 74% más alto que en mayo de 2023. Las operaciones registradas resultaron 8% mayores a las del último máximo que se había producido en abril de 2022. Pero los dólares no aparecen.

Por el contrario, durante abril se canalizaron pagos desde el Banco Central por importaciones por U$S 3159 millones, un 41% por debajo del mismo período de 2023. Dicho valor fue inferior a las importaciones de bienes FOB por un total de U$S 4471 millones, según el último balance cambiario publicado por el organismo.

Tal línea de acción también es apreciable en los niveles de importación de algunos bienes claves para diferentes sectores industriales. Por ejemplo, las compras de bienes de capital cayeron un 15% interanual durante el cuarto mes del año, las importaciones de bienes intermedios se desplomaron otro 22% interanual; y en el caso de piezas y accesorios, otro 17,6%. Solo con la técnica de Pie Grande, la actual administración pudo conseguir un superávit comercial de U$S 1.800 millones durante abril.

En el acumulado del primer cuatrimestre, los pagos de las importaciones que corresponden a la industria química cayeron un 57%, mientras que, en el caso de máquinas y equipos, la merma registrada fue del 69%. El caso de la energía resulta paradigmático, teniendo en cuenta que el Gobierno tuvo que salir de apuro a importar GNL ante la falta de previsión y desidia de su línea de funcionarios. Los pagos acumulados entre enero y abril fueron de U$S 1478 millones, un 57% menos que el año pasado. El incremento de la deuda comercial de las empresas sigue siendo un problema a futuro para la actual administración.

El primer teste de deuda sería para el Gobierno. Se acumulan los vencimientos de renta de los bonos globales, pagos al FMI y organismos internacionales. La impericia de Milei podría derivar en la exigencia de China de que se cancele el swap y del Club de París, de exigir el mismo trato. Las empresas privadas también buscan dólares para pagar deudas.

En junio arranca la temporada alta de pagos en divisas que debe enfrentar el Tesoro con las reservas acumuladas en el Banco Central. Ese mes serán U$S 742 millones y en julio se dispara al máximo del año: U$S 3651 millones serán los vencimientos que se acumulan en divisas entre la deuda emitida por el sector público nacional y provincial y el sector privado, a través de obligaciones negociables y otros instrumentos. Pero la cifra se puede disparar a U$S 2.474 millones y U$S 6.050 millones si se gatillan los pagos del swap con China o peor, U$S 2.000 millones más si el Club de París exige el pago de toda la deuda, haciendo uso de la prerrogativa del “pari passu”, que significa igual tratamiento.

EL INFORME DE CIARA-CEC 

Crisis del agro by Conclusión Diario Digital