Errores, horrores y un acierto en los pronósticos 2021
Se repitieron las proyecciones fallidas de los economistas mediáticos. Estimaciones y análisis sesgados por la ideología (¿u otra cosa?). El informe de Alfredo Zaiat en el matutino porteño dominical Página 12.
- Economía
- Dic 26, 2021
Por Alfredo Zaiat*
Mientras lanzan los pronósticos para 2022, PáginaI12 se ocupa de verificar los de 2021. En este año, sólo predijeron la tasa de inflación y en el resto de las principales variables macroeconómicas erraron por mucho, en especial con la evolución del Producto Interno Bruto. El promedio de los pronósticos fue de un crecimiento de 4,7 por ciento, cuando en realidad la economía avanzará de 10 a 11 por ciento. Los casos Broda y Melconian.
Otro año que perdieron por goleada, aunque en esta oportunidad pueden saludar a la tribuna porque hicieron un gol: la pegaron con la tasa de inflación.
En el resto de las principales variables macroeconómicas algunos estuvieron muy lejos, otros lejos y pocos se acercaron, pero a distancia. Todos terminaron con el saldo final conocido desde hace años.
Los economistas del establishment volvieron a perder, como siempre, con sus pronósticos que repiten año a año, y en 2021 no fue diferente: los errores, que para disimular denominan «desvíos», se acumularon no sólo en las cifras, sino, fundamentalmente, en el análisis de la dinámica de la economía argentina.
Saben que pese a los fallidos corren con la ventaja de la impunidad entregada por el mundo empresario y por gran parte de los medios de comunicación. Hasta se arman ranking de esos economistas ordenando quien está más capacitado para preparar un plan económico.
Con el beneficio de esa cobertura ya lanzaron los pronósticos económicos para 2022 pese a que el 2021 anotaron otro fiasco. Se trata de un negocio de comercialización de información económica extraño, donde el consumidor de esos datos paga muy bien para ser confundido y, en algunos casos, orientado a tomar decisiones equivocadas.
Sin excusas
Con el año económico 2021 no tienen la excusa de la pandemia como sucedió en el 2020. No obstante, a esta altura, importa poco la irrupción de un evento extraordinario global o si no aparece algún acontecimiento local inesperado, esos economistas se equivocan invariablemente con los pronósticos.
Algunos están convencidos de que lo hacen intencionalmente para perjudicar a gobiernos que no les agrada, como el de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner; otros evalúan que la realidad argentina es tan cambiante que les resulta complicado acertar las estimaciones; y no pocos piensan que el problema está en la base misma de querer hacer pronósticos económicos.
Puede ser que sea un poco de cada una de esas motivaciones, pero lo cierto es que se equivocan una y otra vez.
Medios de comunicación tradicionales tienen la costumbre, a esta altura del año, de ofrecer guías de lo que sucederá el año próximo. Existe un público ansioso por conocer ese devenir pese a que después no hay cotejo sobre lo que se dijo y lo que en realidad sucedió.
La costumbre de PáginaI12 es otra. Prefiere revisar las estimaciones que hicieron de las principales variables económicas en diciembre del año anterior para fines del siguiente. Es lo que hemos estado realizando desde hace bastante y se ha convertido en un potente estímulo de curiosidad periodística, motor esencial de este oficio.
La curiosidad periodística no es la única motivación. También existe el incentivo de interpelar en términos políticos la absurda convención de pretender capturar el futuro de la mano de esos economistas.
La información para realizar la comparación proviene del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central y de Focus Economics Consensus Forecast – Latin focus.
Qué decían en diciembre de 2020 para fines de 2021
El Banco Central publica el informe mensual Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM). En la página web de la entidad monetaria se encuentra ese archivo y el difundido el 8 de enero de 2021 incluye los resultados del relevamiento realizado entre los días 23 y 30 de diciembre de 2020.
Son pronósticos realizados por 41 participantes, entre quienes se cuentan 28 consultoras y centros de investigación locales, 12 entidades financieras argentinas y 1 analista extranjero.
El Banco Central explica que el REM es un instrumento que permite un seguimiento sistemático de los principales pronósticos macroeconómicos de corto y mediano plazo sobre la evolución de la economía argentina y es generado a partir de una encuesta realizada «a personas especializadas, del país y el extranjero».
A fines de 2020 esos economistas decían lo que iba a suceder en 2021 de la siguiente manera:
* Proyectaron que la inflación minorista para diciembre de este año se ubicaría en 49,8 por ciento interanual.
* Esperaban un crecimiento del Producto Interno Bruto de 5,5 por ciento.
* Realizaron proyecciones del tipo de cambio nominal previendo que alcanzaría los 125,80 pesos por dólar en diciembre de 2021 (130 pesos en la encuesta de Latin focus)
* En cuanto al valor de las exportaciones (FOB), quienes participaron de este relevamiento estimaron que en este año ascendería a 59.959 millones de dólares. En tanto, el valor de las importaciones, en 48.147 millones de dólares.
* El pronóstico para la desocupación abierta para el cuarto trimestre fue de 11,0 por ciento (en Latin focus fue más elevada: 12,8 por ciento).
La realidad
El Banco Central señala en el informe «Errores de pronósticos del REM», publicado en noviembre pasado, que ha habido equivocaciones significativas en las predicciones en los últimos tres años. Los explica con indulgencia al apuntar que «los elevados niveles de incertidumbre y la imposibilidad de prever la dimensión y la precisión temporal de los shocks devaluatorios que se sucedieron durante 2018-2019 y la irrupción de la pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2, condujeron generalmente a una amplia brecha entre los datos efectivos y los proyectados».
De esas principales estimaciones, sólo acertaron con la evolución de los precios minoristas. El PIB subirá el doble, al ubicarse de 10 a 11 por ciento; el tipo de cambio oficial minorista anotará 108 pesos por unidad; los montos de exportaciones e importaciones serán bastante más elevados; y respecto a la tasa de desempleo la diferencia es sustancial.
Este indicador del tercer trimestre fue de 8,2 por ciento, según el más reciente reporte del Indec, y la tendencia es decreciente. Habrá que esperar el dato oficial para el último trimestre, pero es poco probable un salto del desempleo para que pueda alinearse con el pronóstico promedio de esos economistas.
El Banco Central Indica que el REM tiene como objetivo «contribuir con la política de transparencia en la comunicación». Para agregar que «la información que proporciona resulta de gran relevancia, no sólo para las decisiones de política monetaria y económica, sino también para las decisiones de consumo e inversión, constituyéndose como un bien público al proveer a la comunidad la mejor información posible respecto de las estimaciones que realizan los especialistas sobre el comportamiento futuro de las principales variables económicas».
El aspecto no mencionado en tan meritorio objetivo es que esos pronósticos tienen un marcado sesgo ideológico, además de escasas rigurosidad, lo que deriva en evaluaciones equivocadas para la toma de decisiones. En especial, son potentes factores de construcción de expectativas económicas y sociales que condicionan la política económica.
Errar con la estimación del PIB
El pesimismo de los pronósticos reunidos en los cuadros adjuntos contrasta con los registros 2016-2019 del REM durante el macrismo. En esos años las expectativas de inflación y evolución del tipo de cambio se ubicaron por debajo de las variaciones reales.
La diferencia con las estimaciones durante los dos años del gobierno de Alberto Fernández es otra prueba de que los pronósticos económicos dominantes tienen escasa rigurosidad científica, y que sólo son instrumentos de intervención política para promover medidas económicas regresivas y para apoyar fuerzas políticas de derecha.
Una evidencia notable de ese comportamiento son los pronósticos de la evolución del Producto Interno Bruto, una de las principales variables macroeconómicas puesto que incluye varias otras. Este indicador muestra la intensidad de la actividad económica en el año y, por lo tanto, define el clima social acerca de la marcha de la economía.
Estimar cómo será el recorrido del PIB es clave porque además es un índice político importante que califica la gestión de gobierno.
El cuadro del PIB, cuya fuente es Focus Economics Consensus Forecast- Latin focus, revela que todos estuvieron bastante lejos del crecimiento del PIB que efectivamente ocurrirá en 2021, que se ubicará de 10 a 11 por ciento.
¿Qué legitimidad social y de mercado puede tener un grupo de economistas de firmas diversas que se equivocan por una diferencia tan amplia en el pronóstico de una de las variables macroeconómicas más importantes?
Broda y Melconian (y también Cavallo)
Quien es considerado uno de los consultores estrella de la city, Miguel Ángel Broda, dijo, en un reportaje publicado en Infobae, el 23 de mayo de este año, o sea ya avanzado casi la mitad del año, tiempo suficiente para revisar pronósticos y tener una observación fina de cómo venía el año económico:
«Este año la suba (promedio) del PIB será de entre 5 y 6 por ciento, fundamentalmente por el arrastre estadístico que recibió el 2021 del 2020. Nótese que en una región ya de por sí de bajo crecimiento, la Argentina para fines de 2021 será el segundo peor país de América latina porque para entonces su PIB aún se ubicará en un 4,5/5,0 por ciento por debajo del nivel previo a la irrupción de la pandemia».
Esta sentencia es prueba de como el error del pronóstico deriva en desvaríos analíticos, cosa que no es infrecuente en Broda. El año pasado había comparado la situación argentina con la de Irak, Venezuela y el Líbano, y en éste dice: «Éramos pocos y ahora tenemos el conflicto entre un equipo económico heterodoxo que ama la intervención del Estado, pero mejor que se quede, porque los Verbitsky, los Basualdo y los economistas de PáginaI12 que asesoran a Cristina Kirchner generan un agujero negro».
En el show del chiste, Broda no está solo. Tiene de partenaire a Domingo Cavallo, quien en estos días informó que es hombre de consulta de Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta. En la misma línea desvariada de Broda, afirmó: “El Gobierno se está suicidando. Y tendrían que saberlo, porque la política que están llevando a cabo está inspirada en las ideas de Kicillof -resumidas en un libro de Alfredo Zaiat, llamado Economía a contramano- y quizás también inspirada en las ideas de Verbitsky.
El aspecto notable de este delirio es que muchos le crean a esta dupla mimada del establishment.
El otro consultor preferido del poder económico es Carlos Melconian, quien repitió ese mismo comportamiento (mal pronóstico y peor análisis), al responder del siguiente modo en una entrevista del Cronista, el 27 de diciembre de 2020:
– La Argentina termina 2020 con una caída del PIB superior al 10 por ciento, ¿Cuántos años le va a llevar al país recuperarse del impacto de la pandemia?
– Si fuera Alberto Fernández y alguien me promete recuperar en los próximos tres años la caída del Producto per cápita pandémica: me tiro de cabeza y firmo ya. Si uno lo analiza así, Argentina es desilusionante más allá de la pandemia. Es políticamente decepcionante saber que si te va bien, el 10 de diciembre de 2023 estarás en cero. Imaginándonos que está por asumir un político y le decimos que punta a punta per cápita de su gobierno le va a dar cero, te diría: «No me da ganas de agarrar. Este es un escenario posible hoy».
No será así. En un año se recuperó todo lo que se perdió en la pandemia.
Impunidad
Los economistas pronosticadores gozan de tal impunidad que muy pocos observadores o consumidores de sus informes se toman el trabajo de comparar lo que decían y lo que en la práctica sucedió.
La comunidad de mercaderes de información económica tiene una amplia red de cómplices para ocultar sus desaciertos. Tiene la desconcertante fortuna de que sus miembros siguen siendo contratados por empresas y bancos para sentenciar qué pasará en la economía, cuando la realidad los desmiente una y otra vez.
Si ese estudio básico de cotejar se realizara con una difusión generalizada de los resultados, se diluiría ese espacio privilegiado que ocupan en la interpretación de la cuestión económica.
Eso no va a pasar pero desde estas páginas estaremos cada fin de año preparando esa vital comparación.