MARTES, 26 DE NOV

Exploraciones sísmicas: impacto ecosistémico y ¿dólares para quién?

La autorización del ministro de Ambiente Juan Cabandié para que Equinor y sus socios, Shell e YPF, avancen en la exploración sísmica en el Mar Argentino, impulsó una inmediata resistencia de parte de los habitantes de la costa atlántica. “Estas lógicas extractivistas solo buscan priorizar el ingreso rápido de dólares para el beneficio de un sector”, sostuvo el biólogo Guillermo Folguera.

 

Por Alejandro Maidana

Viejas recetas para amplificar viejos problemas, la desenfrenada carrera por lograr el ingreso de dólares que propicien el pago de una ilegítima deuda externa, pero jamás para zanjar la oprobiosa deuda interna, vuelve a disparar un debate que promete largos y álgidos capítulos. Un modelo productivo que persigue una lógica que puede verse reflejada en los profundos impactos socioambiental a lo largo y ancho del país. Actividades publicitadas como verdaderas panaceas, pero que solo han hecho germinar la semilla de la inequidad social y la degradación ambiental.

Es preciso destacar que esto no debería caer en una furibunda discusión entre dos bibliotecas, ya que no se estaría tratando de una disputa teórica ni filosófica, y sí de una realidad que grita su dolor en cada punto cardinal donde la actividad extractiva sigue dejando su huella. A los gobiernos de turno les resulta mucho más cómodo que una empresa transnacional sea la que se dedique a la extracción de los recursos naturales, que invertir a mediano o largo plazo en una tecnología que permite llevar adelante la misma actividad con menor impacto, sumándole el tan necesario valor agregado.

Hoy en nuestro país no existen alternativas al modelo exportador y a la creciente primarización de la economía, el yunque de la deuda externa sigue siendo la excusa perfecta para potenciar lo antes mencionado, sin dudas este es un problema sin solución aparente, los gobiernos siguen sin atender la necesidad de un pueblo que debe alimentarse de manera saludable y a un precio accesible, lamentablemente las prioridades siguen siendo otras. Fundir el ecosistema para pagar deuda, profundizar la inequidad social como moneda de cambio, encontrar una salida sin dolor bajo este sistema, representa a las claras una verdadera utopía. Por acá, no es.

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Días atrás, el pueblo de Chubut copó las calles de la provincia sureña para decirle NO al proyecto de zoonificación minera, a la estruendosa falta de agua de la meseta, pretendían sumarle una actividad adicta a la misma. Los chubutenses saben a ciencia cierta que las regalías petroleras no se han visto “derramadas” en el pueblo, pero si en el bolsillo de unos pocos desprejuiciados. En Chubut la desigualdad social se ha incrementado de manera abrumadora, y el pasivo ambiental es muy preocupante, ya que los impactos de la contaminación son muy explícitos.

No es antojadizo el ejemplo de estas ventosas tierras patagónicas, ya que ha queda claro que la explotación petrolera no estuvo ni cerca de consolidar el desarrollo prometido, como tampoco se pudo concretar la famosa diversificación económica, ya que el recurso es finito y se va a acabar. Todo lo prometido con discursos estrambóticos no se materializó en absoluto, pero sí han logrado poner en jaque un recurso vital, el agua.

Las exploraciones sísmicas y su impacto en los ecosistemas

En el mes de julio de 2021 se realizó una audiencia pública organizada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, la finalidad de la misma era evaluar el estudio de impacto ambiental presentado por la empresa Equinor Argentina S.A. Dicha firma pretendía llevar adelante la campaña de adquisición sísmica offshore en la Cuenca Argentina Norte, principal corredor biológico del Mar Argentino.

En aquel momento, Diego Taboada, presidente del Instituto de Observación de Ballenas indicó: “Cualquier tipo de actividad que se pretenda desarrollar en el Mar Argentino debe abordarse con una Evaluación Ambiental Estratégica y una Planificación Espacio-temporal del Mar Argentino, según legislación vigente, con un enfoque ecosistémico, bajo el principio de precaución y no de forma sesgada como lo hace en su estudio de impacto ambiental la empresa Equinor”.

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Todas las áreas se solapan con hábitats que albergan una gran biodiversidad y son escenario de importantes procesos ecológicos como el desove de especies de importancia ecológica y comercial, la migración del calamar y la alimentación de aves, tortugas y mamíferos marinos, como la ballena franca austral. Debido justamente a su valor estas mismas áreas fueron identificadas como potenciales Áreas Marinas Protegidas por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación.

Las actividades propuestas generan degradación de ecosistemas que ya se encuentran afectados por numerosas amenazas como la sobrepesca, el calentamiento global y la contaminación. Sin duda alguna el análisis del ICB (Instituto de Observación de Ballenas) eleva una alerta muy concreta que no debería caer en saco roto a la hora de habilitar una actividad de profundo efecto.

El profundo impacto en los cetáceos

Desde el Instituto de Conservación de Ballenas indicaron que la exploración de gas natural y petróleo se realiza a partir de prospecciones sísmicas, una técnica que utiliza explosiones realizadas a través de cañones que emiten una onda sonora que se transmite en todas las direcciones de la columna de agua, hasta alcanzar el fondo marino, rebota y es captada por sensores que son arrastrados por el buque. Los datos recolectados se utilizan para crear mapas detallados del fondo marino que las compañías petroleras utilizan para determinar las ubicaciones de futuras perforaciones.

El sonido emitido por los cañones en las prospecciones sísmicas alcanza niveles de 215-230 decibeles (incluso mayores) y pueden alcanzar una distancia de 4000 km. Este ruido supera ampliamente el umbral de dolor en humanos (120 dB) y el nivel límite de intensidad sonora que puede producir daños fisiológicos irreversibles en ballenas y delfines (180 dB).

Hay un gran número de efectos negativos que puede tener la exploración sísmica sobre la fauna marina (desde el zooplancton hasta las ballenas): cambios en el comportamiento, enmascara la comunicación, dificulta la percepción del entorno y el desplazamiento de hábitats relevantes, provoca estrés, interfiere con sus funciones vitales, reduce la disponibilidad de presas, genera lesiones directas e incluso pueden producir la muerte. De hecho, después de estudios de este tipo, suelen aparecer animales varados muertos en las playas.

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Más allá del impacto de las prospecciones, cualquier accidente vinculado con la actividad petrolera sería un desastre sobre todo porque no hay forma de mitigar y recuperar el impacto negativo que puede ocasionar en la vida del mar argentino.

La palabra de un biólogo como aporte imprescindible al debate

Guillermo Folguera es doctor de la Universidad de Buenos Aires y se desempeña en el área de las Ciencias Biológicas, consultado por Conclusión sobre la autorización estatal en torno a la exploración sísmica del mar argentino, indicó: “Terminamos el año de una manera muy fuerte en términos socioambientales que fue la firma del ministro de Medioambiente Juan Cabandié, permitiendo la exploración en el Mar Argentino en búsqueda de petróleo. Esto involucra a la empresa estatal YPF, y otras como Equinor y Shell, esto es muy preocupante por lo que significan los impactos socioambientales, ya que se sabe que es una actividad fuertemente contaminante”.

Esto evidentemente abre otro frente más, uno de los tantos en términos socioambientales del país, que se van a dar en 2022 con una comunidad organizada.

Es fuerte en términos de incidencia productiva, ya que va a alterar otras formas de producción como puede ser la pesca y el turismo, y es fuerte por lo que significa una nueva aprobación exprés, tal como había ocurrido en Chubut. “Esto se da a espaldas de un colectivo, que ya se había manifestado a través de una audiencia pública y que lamentablemente se ve resumida a solo una instancia burocrática. Esto evidentemente abre otro frente más, uno de los tantos en términos socioambientales del país que se van a dar en 2022 con una comunidad organizada, y que no va a involucrar solo al ambientalismo preocupado por la degradación ambiental, sino también con sectores vinculados a los derechos humanos, feminismos, el estudiantado y las distintas formas productivas que se van a ver fuertemente perjudicadas”.

El ejemplo de Chubut es clave no solo por el final que tuvo debido a la masiva rebelión social que empujó a que se tenga que dar marcha atrás con el proyecto minero, sino también por las enormes carencias que tienen los sectores gobernantes y empresariales a la hora de buscar alternativas a las formas extractivistas. “Por supuesto que estas cuestiones se saben cómo comienzan, pero jamás como terminan, y las formas organizacionales de resistencia en las zonas de la costa bonaerense se están multiplicando, y quizás esta resistencia tenga tantos capítulos como ha sucedido en la provincia de Chubut”, expresó Folguera.

En una democracia de cartón, el impacto ambiental lo analiza el Ministerio de Economía contando los dólares que ingresan

A lo antes mencionado, debemos sumarle otros intentos de megaminería en la zona andina, a la multiplicación de la extracción de litio y las plantaciones forestales, que han sido vitales en los incendios de la Patagonia, y que el agronegocio se vio nuevamente beneficiados con la aprobación del trigo HB4. “Estas lógicas extractivistas solo buscan priorizar y beneficiar el ingreso rápido de dólares, y el beneficio de un sector particular, tanto local como internacional, pero de los otros efectos poco se habla, y que tienen que ver con el aumento de la desigualdad social, la degradación ambiental, contaminación química generalizada y la lucha por un bien común como lo es el agua. Por último, insisto con esto, no hay signos solo del sector gobernante empresarial, también hay signos sociales multiplicándose y visibilizándose, el frente socioambiental tendrá una dura tarea en este 2022”.

Por último, y con la imprescindible tarea de seguir reflexionando sobre una temática que amerita la complejización profunda del debate, Guillermo Folguera sostiene: “En una democracia de cartón, las decisiones trascendentes se toman abruptamente y cuando el fin de año acecha. En una democracia de cartón, el impacto ambiental lo analiza el Ministerio de Economía contando los dólares que ingresan. En una democracia de cartón, las audiencias públicas son apenas requisitos burocráticos. En una democracia de cartón no hay distinción entre beneficios públicos y privados: se trata de publicitar como público lo que beneficia a un puñado de privados. ¿Por qué los que impulsan un plebiscito por la megaminería en Chubut (cuando está prohibida y el pueblo se ha manifestado ya de múltiples modos), no proponen lo mismo en la costa bonaerense para la extracción de hidrocarburos en el mar? ¿Les interesa verdaderamente la opinión popular o tan sólo multiplican estrategias para concretar sus negociados? En su momento Juan José Aranguren fue acusado de beneficiar a los intereses de esa empresa (y otras) en desmedro del pueblo argentino. Pero como el proyecto lo continúa otro gobierno, ya no es de entrega, sino que ahora sí nos conviene ¿Era así?”.

 

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