Grave advertencia de pymes: si las ventas siguen en caída, se podrían perder más de 180.000 empleos

Desde Industriales Pymes Argentinos (IPA) estimaron que, si la situación económica no mejora y las ventas siguen en caída, cerrarán unas 10.000 empresas al cerrar el año.

 

La organización Industriales Pymes Argentinos (IPA) estimó que, si no se corrige el rumbo económico, a lo largo de este año podrían cerrar 10.000 pequeñas y medianas empresas y se podrían despedir, en todo el sistema económico, a 180.300 trabajadores formales. El organismo observó que el desafío actual es mantener los niveles de empleo, aunque no ven una pronta recuperación en las ventas.

El Observatorio del IPA analizó el nivel de actividad durante en julio y advirtió que, a pesar del repunte de algunos sectores como el agro o el energético, en la comparación interanual producción cayó un 14,2%, mientras que el uso de la capacidad instalada se ubicó por debajo del 57%.

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El informe, además, estimó que al mes de mayo se destruyeron 92.000 puestos de trabajo, de los cuales 40.000 correspondían a pymes. “El aumento del desempleo es el nuevo problema económico que preocupa a las pymes, sumándose a una inflación, que continúa siendo alta”, indicaron desde el IPA, al tiempo que advirtieron que la situación es “crítica”.

“De no corregirse el rumbo, para fin de año los puestos de trabajo formales en el sector privado destruidos durante todo 2024 serían de alrededor de 180.300: en el escenario más optimista serían 117.000 y en el más pesimista acumularían 226.000”, analizaron.

Ante las caídas en la facturación –que en algunos casos fueron del 80%–, el exponencial incremento de costos y el aumento de la competencia con la importación de ciertos productos, algunas empresas debieron reducir su planta.

“La estrategia pyme hoy apunta a sostener los niveles de empleo, pero en el corto plazo la mayoría son pesimistas en relación a un repunte de las ventas y ya prevén que, de no haber una recuperación al menos hacia finales de año, también se verán obligadas a cerrar”, apuntó el informe.

Las ventas caen, los despidos crecen

A partir de febrero, y tras un repunte registrado después de la pandemia, las ventas de las pymes empezaron a caer de forma “abismal” y, consecuentemente, provocaron una baja en las ganancias de las empresas. A esto se suman los aumentos en los precios de los insumos y servicios y, según el rubro, la desregulación de importaciones, que generó un desplazamiento de la demanda hacia los bienes de afuera que, en algunos casos, son más baratos.

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“La situación que están atravesando las pymes no es sostenible, no solo en el mediano y largo plazo, sino en el corto. Ante la caída de la demanda, la principal medida que han implementado las empresas, a mucho pesar, es la disminución de la planta. La caída del personal ocupado va desde 15% hasta 39%. No obstante, la reducción de gastos de personal no se realiza solo mediante despidos, sino también a través de suspensiones, no renovación de contratos y la eliminación de incorporación de pasantes”, advirtió el informe.

En base a estimaciones propias, desde IPA creen que, entre enero y mayo, se perdieron 92.000 empleos, de los cuales 40.000 correspondían a pymes. Para el organismo los despidos se fueron consolidando “mes a mes”, a medida que la crisis se fue agudizando.

Un futuro poco alentador

“La caída de la demanda es consecuencia de la austeridad del Gobierno y de la caída de los ingresos reales de la clase trabajadora. Esta crisis tendrá, sin dudas, un impacto negativo sobre el empleo y sobre las empresas”, avizoró el informe.

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Los industriales pyme esperan que este año caiga el Producto Bruto Interno (PBI) y, con él, los puestos de trabajo y la cantidad de empresas. La proyección más optimista marca una pérdida de 117.00 puestos de trabajo, de los cuales 47.000 serían pymes, y el cierre de 8.600 empresas. La estimación más pesimista anticipa la destrucción de 87.000 empleos pymes (226.000 totales) y el cierre de algo más de 12.000 empresas.

En concreto, las expectativas no son alentadoras: por un lado, los empresarios entienden que la recesión y la caída de la producción es parte de una política del Gobierno. Por otro, el sector se pregunta si en algún momento habrá una recuperación de la demanda.

Aumentos de costos y competencia con importaciones

Además de la fuerte caída en la demanda, las empresas declaran que algunos de sus clientes optaron por reemplazar sus productos por otros de origen importado, por lo que el nivel de ventas sigue deprimido dado que las empresas locales no pueden competir, en materia de precios, con las internacionales.

Al acecho extranjero se suman los aumentos en los costos locales, principalmente los que tienen que ver con tarifas energéticas. A modo de ejemplo, una fábrica de productos de plástico pasó de abonar $700.000 de luz en enero, a $3.500.000 en julio.

Ante esta situación, además de achicar sus plantas, las empresas también optaron por diversificar su producción.

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