Industriales y comerciantes contra formadores de precios
La Federación Económica de la provincia de Buenos Aires (FEBA), pidió al gobierno nacional “que los formadores de precios retrotraigan los mismos a niveles que no hagan estéril la devaluación decretada”.
- Economía
- Dic 29, 2015
La Federación Económica de la provincia de Buenos Aires (FEBA) resaltó hoy la necesidad de que el gobierno nacional “asegure que los formadores de precios retrotraigan los mismos a niveles que no hagan estéril la devaluación decretada”, y cuestionó la “especulación de las grandes corporaciones”.
“Los pequeños y medianos comerciantes e industriales no son formadores de precios y sufren al igual que el consumidor los caprichos de las grandes corporaciones, que de manera insensible plantean el ajuste de precios engrosando así sus cuantiosas utilidades”, afirmó la entidad bonaerense mediante un comunicado difundido esta tarde.
Ante las medidas dispuestas por el gobierno nacional y su impacto en la actividad económica, “es fundamental que se asegure que los formadores de precios retrotraigan los mismos a niveles que no hagan estéril la devaluación decretada”, afirmó el escrito suscripto por el presidente de la entidad Raúl Lamacchia.
Al reclamar que se le asegure a los pequeños y medianos comerciantes industriales “cuestiones esenciales que hacen a su desenvolvimiento y progreso”, la entidad empresarial afirmó que “es importante competir de igual a igual con los productores extranjeros que en muchos países utilizan la explotación para obtener costos viles, hecho que no se da en nuestro país”.
En ese sentido, la FEBA aseveró: “Siempre hemos sostenido la prioridad del mercado interno y por ello el ingreso al país de productos importados debe merecer un estricto control, a fin de no tirar por la borda el esfuerzo de los últimos años de fortificar la industria nacional, en este caso la de neto perfil de abastecedor del mercado interno y clave fundamental en la creación del empleo argentino”.
“También es fundamental -continuó el escrito- que no se trasladen a los costos de financiamiento de las compras, los salvajes intereses que el sistema financiero aplica al levantarse las restricciones y controles que hacían que los sistemas de pago funcionaran como promotores de la producción y no materializando una exacción a favor únicamente del aparato financiero”.