MARTES, 19 DE NOV

Molinos perdió casi 5.000 millones en tres años y crece la sombra de Vicentín

La firma alimenticia acumulo un rojo de $1.006 millones en 2019 como consecuencia de la imposibilidad de trasladar a precios los aumentos de costos, en un contexto de persistente caída del consumo. Arrastra problemas financieros desde 2016.

La recesión económica hace estragos en casi todos los segmentos de la economía argentina. La fuerte caída del consumo masivo, ininterrumpida desde hace por lo menos tres años, no sólo es reflejo de la crisis social sino que golpea fuerte a empresas que producen para ese mercado, incluso las de gran porte.

Es el caso de la alimenticia Molinos, que perdió $1.006 millones en 2019 como consecuencia de la imposibilidad de trasladar a precios los aumentos de costos, en un contexto de persistente caída del consumo, revelaron este viernes.

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Esta pérdida sigue la tendencia de 2017 y 2018, donde la sociedad perdió, en moneda de 2019, $1.161 millones y $2.619 millones, respectivamente, con lo que totalizó un resultado negativo de $4.800 millones, acorde al balance de la compañía.

La compañía mantuvo los ingresos respecto de 2018, al alcanzar los $32.767 millones.

En tanto, los costos de ventas se incrementaron 5,6%, generando una caída de la ganancia bruta de $1.438 millones respecto de 2018.

Ese impacto negativo fue parcialmente compensado por los programas de eficiencia implementados para reducir los gastos de comercialización y administración, y por los resultados no recurrentes de las operaciones de venta de la empresa italiana Delverde y adquisición de La Salteña, consistentes con la estrategia de la compañía de focalizar su negocio en Argentina.

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El resultante fue una ganancia operativa de $53 millones, que representa una caída de $117 millones respecto de 2018.

La exponencial suba de costos, asociada a la muy fuerte devaluación de la moneda y la inflación, que no se ha podido trasladar a los precios de la cartera de productos ha sido determinante en los resultados negativos, cuyo inicio se remonta a 2016.

De esta forma la firma podría acercarse al concurso de acreedores, ya con alrededor de un año y medio de negociaciones truncas para reestructurar su pasivo.

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Según trascendió, la idea de la bancarrota no resultaba atractiva en lo más mínimo, pero a la luz de las últimas circunstancias en el mercado, cuando Vicentín, principal competidor, tomó ese camino bajo la figura del “estrés financiero”.

Los acreedores de “Molca” (como se conoce a Molino Cañuelas) son un grupo de alrededor de 20 bancos.

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