JUEVES, 21 DE NOV

Por qué EE.UU. es la superpotencia mundial de la trampa de la deuda

La historia ha demostrado que las crisis de la deuda en los países en desarrollo se han relacionado causalmente con la fluctuación del dólar y, por lo general, Estados Unidos ha salido de ellas con pocas pérdidas o incluso ganancias, mientras que la solvencia de los países en desarrollo se ha visto gravemente socavada.

 

Para mitigar el aumento de la inflación en Estados Unidos, el gobernador de la Reserva Federal, Christopher Waller, dijo recientemente que el banco central estadounidense tendría que aumentar las tasas de interés «más agresivamente», esperando «cuatro, tal vez cinco alzas» este año.

Dado el dominio del dólar estadounidense en el sistema monetario internacional actual y su poder de fijación de precios, cualquier gran acción por parte de la Reserva Federal obviamente puede afectar a la construcción de la deuda o a la estabilidad financiera de otros países, especialmente de las economías emergentes.

La historia ha demostrado que las crisis de la deuda en los países en desarrollo se han relacionado causalmente con la fluctuación del dólar y, por lo general, Estados Unidos ha salido de las crisis con pocas pérdidas o incluso ganancias, mientras que la solvencia de los países en desarrollo se ha visto gravemente socavada.

China es acusada rutinariamente por los medios estadounidenses y occidentales de crear un dominio financiero sobre otros países. Estas extrañas acusaciones siempre han sido infundadas. Pero hay un país que sí ha llevado a varias naciones a una trampa de deuda asfixiante, y ese es Estados Unidos.

Las crisis de deuda tienen historia

Según el informe sobre la deuda mundial Global Waves of Debt 2019, del Banco Mundial, los países en desarrollo y las economías emergentes han experimentado cuatro olas de acumulación de deuda en los últimos 50 años.

La primera ola abarcó las décadas de 1970 y 1980 cuando los países latinoamericanos tomaron grandes préstamos de los bancos comerciales en los mercados de préstamos sindicados, garantizados con valores del Tesoro de Estados Unidos.

En 2020, la deuda global experimentó el mayor aumento en un año desde la Segunda Guerra Mundial, llegando a 226 billones de dólares estadounidenses en medio de la aparición de la COVID-19 y una profunda recesión. El dilema de la deuda de algunos países africanos y latinoamericanos volvió a estar en el punto de mira.

Argentina, por ejemplo, se encuentra actualmente negociando con el Fondo Monetario Internacional (FMI) su vigésimo segundo préstamo de la organización con sede en Washington D.C. en siete décadas. Una vez que se firme un acuerdo, se espera que la deuda de la segunda economía más grande de América del Sur se siga acumulando, sumándose a su deuda actual de 2.800 millones de dólares con el FMI que vence a finales de marzo.

Hasta 2020 América Latina se había convertido en la región con el índice de deuda más alto del mundo, dijo Zhou Yuyuan, investigador principal del Instituto de Estudios Internacionales de Shanghai, en entrevista con Xinhua.

La hemorragia de deuda externa de estos países proviene principalmente de los mercados financieros internacionales, con Wall Street y los bancos comerciales occidentales como actores principales, dijo Zhou.

Han surgido casos similares en África, agregó Zhou, y señaló que la cantidad de dinero prestado del sector financiero privado ha aumentado rápidamente, convirtiéndose en la mayor fuente de deuda externa.

Cargados de dinero barato y mercados internos saturados, los bancos comerciales de EE. UU. vieron una buena oportunidad en prestar a los países en desarrollo, dijo John Pang, miembro principal del Bard College en Nueva York.

Efecto dominó del dólar

Durante décadas, la Reserva Federal estadounidense incrementó considerablemente su oferta de dólares en todo el mundo, con consecuencias como la inflación en los países en desarrollo dependientes de la economía de EE. UU., dijo Anna Malindog-Uy, profesora e investigadora del laboratorio de ideas Estudios Estratégicos Filipinas-BRICS, en Manila.

Esto puede provocar hiperinflación en el mundo en desarrollo, añadió, poniendo como ejemplo las burbujas en Egipto u otros países de Medio Oriente en 2008 debido a su dependencia de las importaciones, lo cual encareció sobremanera los alimentos básicos.

La subida de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal puede frenar la inflación pero la parte negativa es que podría pinchar algunas burbujas, comentó Desmond Lachman, analista senior del American Enterprise Institute.

Los mercados de crédito de hoy «han estado operando bajo la premisa de que las tasas de interés van a permanecer en su nivel mínimo siempre», señaló, para después añadir que, cuando las burbujas estallan, «las economías emergentes afrontan salidas de capital a gran escala que pueden desencadenar crisis de deuda en esos mercados emergentes».

Según los analistas, una política monetaria restrictiva de la Reserva Federal, ejecutada en un corto periodo de tiempo, agravará el problema de la deuda de los países en desarrollo de cuatro maneras diferentes.

En primer lugar, aumentará el valor del dólar, incrementando el coste de la deuda denominada en esta divisa. Segundo, incrementará los costes de financiación a escala global, encareciendo el interés del crédito. En tercer término, desincentivará el flujo de fondos hacia los países en desarrollo, limitando de esta forma sus fuentes de financiación. Y, por último, las mercancías denominadas en dólares podrían caer, impactando sobre los países en desarrollo que dependen de las exportaciones de materias primarias, lo cual limitaría su capacidad de devolver sus deudas.

Política de EE.UU. en los organismos internacionales

John Perkins, en su éxito de ventas titulado «Confesiones de un sicario económico», detallaba su trabajo en una compañía estadounidense que presionaba a otros países para que aceptaran créditos enormes destinados a la construcción de infraestructuras. «Para ellos, esto una guerra para preservar su civilización, la supervivencia de sus hijos», relató. «Para nosotros, sin embargo, esto es solamente una cuestión de poder, dinero y recursos naturales».

Argentina sigue siendo uno de los países más endeudados con el FMI actualmente. En las negociaciones para reestructurar su deuda con algunos acreedores, EE. UU. ha estado siempre en contra de Argentina, en un intento de intensificar el control sobre la región, además de mantener la hegemonía estadounidense sobre los flujos transnacionales de capital, expuso Marcelo Rodríguez, sociólogo argentino, en una entrevista concedida a Xinhua.

Dawie Roodt, economista jefe del conglomerado de servicios financieros Efficient Group, declaró a Xinhua que EE. UU. es la nación con más peso del FMI. Y que no solo puede bloquear el acceso al crédito de algunos países, también tiene la capacidad de excluirlos del sistema bancario internacional.

«Es un juego político», dijo, aclarando que, cuando un país toma fondos prestados de instituciones como el FMI, ese dinero acaba retornando a Estados Unidos.

Preguntado por el papel de EE. UU. cuando la deuda se negocia a través de mecanismos multilaterales como el FMI, Pang matizó que «estos organismos «multilaterales» están controlados por EE. UU., es decir, se manejan al dictado de la supremacía occidental».

Las políticas del FMI y del Banco Mundial promueven estrategias orientadas a las exportaciones que degeneran en una dependencia de los mercados occidentales, continuó Pang.

Su asistencia «depende de que el país deudor adopte políticas de austeridad que expriman al pobre, favoreciendo la fuga de capitales, resultando todo lo cual en una pérdida de soberanía económica», finalizó.

Xinhua.

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