VIERNES, 15 DE NOV

Verano complicado: el alquiler de carpas en la Costa subió 120%, con precios de entre $800.000 y $2.000.000

Esos valores irán en alza en la medida en que se acerque la fecha de uso efectivo de estas prestaciones. Varios de estos paradores salen a ofrecer sus productos a partir de agosto y septiembre. Este año se encontraron con un ritmo inflacionario más moderado, lo que ayudó a tener un cálculo de costos algo más preciso con miras a la temporada.

 

En poco menos de un mes, los balnearios estarán con sus toldos a la vista y a la espera de los clientes. Diciembre a marzo abarca la temporada de sombra y asegurarse uno de esos espacios, con el agregado de los servicios adicionales que acarrea la propuesta, tendrá este verano un costo que oscilará entre los 800.000 y poco más de dos millones de pesos por todo el mes de enero, según el destino elegido.

Esos números promedian un ajuste por encima del 120% con respecto a los que regían para esta misma época, señalada como de preventa, ya que se empiezan a concretar reservas y cerrar contratos bastante antes de que los paradores se abran al público. Esos precios irán en alza en la medida en que se acerque la fecha de uso efectivo de estas prestaciones.

Las primeras carpas en pie se vieron a partir del pasado fin de semana largo en la zona sur de Cariló. Allí, en el parador Cozumel, los clientes que llegaron para disfrutar de jornadas muy soleadas tuvieron esa opción de reparo tanto para el sol, que abundó, como para el viento, que siempre amenaza por esta zona.

En ese extremo del partido de Pinamar, donde se concentra la demanda de turismo de mayor categoría, hay cuatro paradores. Por allí una carpa durante enero, que es el período de mayor presencia de turistas y demanda, se paga entre 1,7 y 2,3 millones de pesos. Es una oferta limitada y que en el arranque de este año, que es reconocido como muy bueno en términos de rendimiento, encontró en Cariló una ocupación promedio superior al 85%.

Allí aseguran que las reservas tomadas y confirmadas ya superan el 60% de las unidades de sombra que tendrán en playa, por lo que esperan una temporada buena como la del año pasado.

Varios de estos paradores salen a ofrecer sus productos a partir de agosto y septiembre. Este año se encontraron con un ritmo inflacionario más moderado, lo que ayudó a tener un cálculo de costos algo más preciso con miras a la temporada.

Allí la oferta de balnearios es bien diferente de Mar del Plata, que incluso tiene desde fines de cada temporada algunas opciones de pago de carpa o sombrilla para el verano siguiente. Una tendencia que se quebró el año pasado, con los picos inflacionarios, y que poco a poco se retoma. Con una cualidad que no tiene ningún otro destino de esta zona: la mayoría de los clientes son los propios residentes, los vecinos que viven en Mar del Plata.

En el resto de las localidades no solo no hay cultura de alquiler de sombra: la mayoría de quienes allí tienen domicilio poco disfrutan de la arena y el mar porque aprovechan y trabajan ante la oportunidad de hacer diferencia económica que significa este pico de movimiento turístico en el año.

En Pinamar, por ejemplo, las preventas se lanzaron en septiembre y las consultas se concretaron en su mayoría, con 75% de ocupación asegurada ya para la segunda mitad de enero. Una quincena se ofrece por 600.000 pesos, el mes completo por 968.000 y 1,3 millones la temporada. La temporada completa, de cuatro meses, ronda los 1,2 a 1,3 millones de pesos.

El valor de los servicios de sombra y demás prestaciones en balnearios suelen alarmar. Lo cierto es que cada vez más se aproximan, inversiones de por medio, a formatos de clubes de playa: no solo es el toldo que protege sino también seguridad, vestuarios, recreación y piscinas. Un formato que tiene su máxima y más generalizada expresión en Mar del Plata.

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Los operadores de balnearios también advierten que, en esos costos que les toca afrontar, convergen el canon que se les cobra en términos de permiso o concesión por uso de ese espacio fiscal municipal. A ese presupuesto se suman el servicio de seguridad en playas –guardavidas– y otras obligaciones que tienen que ver desde manejo de residuos hasta la certificación de normas IRAM.

A favor de la ocupación de los balnearios también juegan los convenios que suelen tener con complejos de alojamiento, sean aparts u hoteles. En varios de estos casos, el paquete de pernocte suele incluir el servicio de sombra en playa como un adicional diferencial.

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