El Papa rechazó la represión a jubilados: “El Gobierno, en vez de pagar jubilaciones, pagó el gas pimienta”

“Las maravillas que hoy tenemos son, en parte, producto del ingenio empresario, pero también de la más humilde madre de familia que crió a los hijos de los obreros, por eso es justo que se distribuyan los frutos de tanto esfuerzo entre todos los integrantes de la sociedad”, destacó el líder de la Iglesia Católica.

 

El Papa Francisco participó durante la mañana de este viernes, en el Vaticano, de un encuentro para celebrar el 10º aniversario del primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares. En un discurso que duró cerca de una hora, enumeró algunas situaciones que le preocupan y criticó al gobierno de Javier Milei por reprimir a los jubilados.

“Me hicieron ver imágenes de una represión, hace una semana más o menos, a obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle, y la policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, que es el gas pimienta de primera calidad. El Gobierno se puso firme y en vez de pagar jubilaciones pagó el gas pimienta, le convenía. Ténganlo en cuenta a eso”, señaló el sumo Pontífice, en alusión al accionar de las fuerzas de seguridad cuando el Congreso debatía si ratificaba el veto de Milei a la nueva fórmula jubilatoria –que el mismo Poder Legislativo había aprobado–, la cual iba a aumentar los haberes previsionales.

En esta misma línea, el religioso dijo: “Todas las maravillas que hoy tenemos son, en parte, producto del ingenio empresario, pero también de la más humilde madre de familia que crio a los hijos de los obreros, por eso es justo que se distribuyan los frutos de tanto esfuerzo entre todos los integrantes de la sociedad. En esto debo recordar la propuesta de un salario básico universal, para que en tiempos de automatización, inteligencia artificial, informalidad y precarización laboral, nadie esté excluido de bienes básicos para su subsistencia”.

Tierra, techo y trabajo

Al comenzar su intervención, Jorge Bergoglio dijo que “tierra, techo y trabajo son derechos sagrados”, y apuntó: “Si no hay políticas buenas, racionales y equitativas que afiancen la justicia social para que todos tengan un salario justo y los derechos sociales adecuados, la lógica del descarte material y humano se va a extender dejando a su alrededor violencia y desolación. Lamentablemente, muchas veces son lo más ricos los que se oponen a la realización de la justicia social, por pura avaricia disfrazada en ideología, y presionan a los gobiernos para que sostengan más políticas que los favorezcan económicamente”.

Y añadió: “Veo una cosa, que me preocupa, que es el avance de una forma perversa de ver la realidad, que exalta la acumulación de riqueza como si fuera una virtud. Muchas veces las grandes fortunas poco tienen que ver con el mérito. Las ideologías deshumanizadas promueven una cultura muy fea, la cultura del ganador. Mirar desde lejos, desde arriba, con desprecio, gesta violencia. El silencio de la indiferencia habilita el rugido del odio”.

Tras pedir que “nadie quede tirado” y que “se levante a los caídos”, el Papa volvió a hacer mención de su tierra natal: “Los argentinos tenemos solamente 600.000 aborígenes, sobre 46.000 de personas. Acordémonos de (Julio Argentino) Roca, que les cortó la cabeza a todos los aborígenes, una cosa vergonzosa. El colonialismo material y el colonialismo ideológico y cultural van juntos, devorando la riqueza de los pueblos. En mi país el colonialismo se llama litio y explota a tanta gente”.

Seguidamente, el líder católico pidió no confundir los intereses globales con los universales, ya que los primeros buscan “someter”, y recomendó que para descubrir “de qué madera” está hecha un dirigente, no hay que escuchar lo que dice, sino ver lo que hace, porque “la realidad es superior a la idea”.

Por último, el Sumo Pontífice expresó su preocupación por el avance del narcotráfico, la prostitución infantil, la trata de personas, la violencia en barrios y las formas de criminalidad organizada y pidió “combatir la economía criminal con la economía popular”.

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Asimismo, apuntó: “Da tristeza ver que las estrellas de fútbol promueven aplicaciones de apuestas, eso es una adicción, es meterle la mano en el bolsillo a la gente, sobre todo a los trabajadores y a los pobres. Eso destruye a familias enteras”. Ya pisando el cierre de su intervención, pidió que los empresarios tecnológicos sean “respetuosos de la ley”, y que los referentes sociales trabajen para “evitar la propagación del odio, la violencia y las falsas noticias”.

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