Fuga de cerebros en ciernes: el Gobierno suspendió las investigaciones científicas

Hasta ahora, los reclamos ante la subejecución presupuestaria eran respondidos con evasivas o argumentos asociados a los reiterados cambios que hubo en la conducción de las distintas áreas de gestión.

 

El Gobierno de Javier Milei les comunicó esta semana a las autoridades del Consejo Interuniversitario Nacional que no comenzarán nuevas investigaciones científicas, al menos por dos años. En el sector denuncian que la desinversión solo impulsará una nueva fuga de investigadores, que ya está en marcha porque otros países les ofrecen mejores condiciones laborales y pagos adecuados.

El presidente del Consejo Interuniversitario Nacional, Víctor Moriñigo, le confirmó a Conclusión que funcionarios del Ejecutivo informaron el pasado martes que no abrirán la convocatoria a «Proyectos de Investigación» (Picts) durante este año y tampoco lo harán en 2025. La decisión no sorprendió a ninguno de los actores del sistema científico y tecnológico de la Argentina, victimas del plan motosierra que activó La Libertad Avanza desde su llegada a la Casa Rosada, pero sí oficializó una postura política luego de varias acciones dilatorias.

Hasta ahora, los reclamos ante la subejecución presupuestaria eran respondidos con evasivas o argumentos asociados a los reiterados cambios de nombres que hubo en la conducción de las distintas áreas de gestión. Además, el organigrama estatal tiene a la Secretaría e Innovación, Ciencia y Tecnología dependiente de la Jefatura de Gabinete, y alejada de la cartera de Educación, a pesar de que los investigadores están en las universidades, algo que hace aún más difícil articular soluciones.

Esas imprecisiones terminaron. Según contó Moriñigo, la encargada de comunicarles la suspensión de la convocatoria a nuevas investigaciones científicas fue la subsecretaría de Ciencia y Tecnología, Paula Nahirñak. «Lamentablemente, era lo que esperábamos, porque la ejecución presupuestaria era cero y no habíamos tenido respuesta. Lo que están haciendo es anunciar algo que sospechábamos. En el semestre pasado solo fueron ganando tiempo», cuestionó el titular del CIN, en declaraciones a este medio.

El presidente del Consejo Interuniversitario y rector de la Universidad Nacional de San Luis explicó que la medida no sorprende a ninguno de los actores del sistema porque la política de recortes se vio reflejada a lo largo de todos estos meses. Como ejemplo, nombró dos programas que -consideró- eran muy importantes hasta el año pasado, llamados Construir Ciencia y Equipar Ciencia. El primero -como indica su nombre- apuntaba a la construcción de edificios para el desarrollo del sector, mientras que el segundo estaba destinado la compra de equipamiento. Ambos quedaron inutilizados.

El presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), Víctor Moriñigo.

«Construir Ciencia, como es obra pública, está sin avanzar, no se hace nada. A la vez, con Equipar Ciencia pasa que tenemos dineros que llegó a transferir el Gobierno anterior, pero, luego de la devaluación de diciembre, no alcanzaron para comprar los equipos. Hoy estamos en una indecisión tremenda porque no sabemos si devolverle ese dinero al Estado o no, porque para comprar no nos alcanza. Más aun teniendo en cuenta las dificultades que existen para adquirir equipos de proveedoras de Europa o Estados Unidos por el tema de las divisas. Así que está todo frenado», detalló Moriñigo.

Lo que no se cuida, se va

En marzo de 2021 se publicó en el Boletín Oficial la Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Nº 27.614), donde se instaba a «establecer el incremento progresivo y sostenido del presupuesto destinado» a esta área «por su capacidad estratégica para el desarrollo económico, social y ambiental». Para esto, la normativa fijaba que los recursos orientados al sector aumentarían paulatinamente «hasta alcanzar, en el año 2032, como mínimo, una participación del 1% del Producto Bruto Interno (PBI) de cada año».

En los papeles, la iniciativa fija un horizonte claro y auspicioso, pero desde el Consejo Interuniversitario sostienen que la ley -como tantas otras que fijan pisos de asignación presupuestaria- está lejos de constituir una malla de contención con capacidad de frenar el avance de la motosierra de Javier Milei.

La tabla de inversión en el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología que fijó la Ley 27.614.

«En la cuenta fina seguramente puedan hacer pasar como inversión cuestiones que no lo son, no hay un monitoreo muy estricto por parte del Congreso ni de nadie para ver si se cumplen esas leyes o no, porque como siempre hay declaradas emergencias, seguramente a través de alguna de ellas se suspendan estas ejecuciones. La verdad que (esta ley) no termina siendo una cláusula gatillo muy exitosa para nosotros», lamentó el presidente del CIN.

Temen por una nueva fuga de cerebros como la padecida en la década del 90. El escenario es expulsivo para los investigadores, que arrastraron durante todo el año las dificultades de la subejecución y ahora se topan con la decisión oficial de no abrir la convocatoria a Picts, paso previo para conseguir financiamiento para las investigaciones.

«El tema de ciencia y tecnología tiene poco impacto en la calle. No hay un gremio de científicos, entonces ahí es el primer lugar donde recortan. Porque los investigadores marcan las cosas una vez; dos o tres. A la cuarta agarran sus valijas y se van a otro país. El investigador que se queda es porque tiene a sus hijos acá, está casado y se desarrolló en Argentina. No les resulta cómodo cambiar de horizonte, tal vez, pero el que puede se va porque gana dos o tres veces más afuera», expuso Moriñigo.

«Los argentinos -continuó- somos muy buscados en el campo de la ciencia porque tenemos un muy buen currículum. Somos formados en cuestiones generales además de las particulares. Los que dan la pelea, la dan, pero muchos bajan los brazos y no pueden estar toda una vida cobrando lo que cobran. Entonces, buscan otro rumbo. Lo que queda hoy es concientizar que es una pena perder años de ciencia. La formación de los recursos humanos lleva mucho tiempo y, si en esta etapa los perdemos, va a haber un hueco como nos pasó en los 90, que se fueron porque los mandaron a lavar los platos».

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