Gil Lavedra sostiene que la reforma de la CN en 1994 “es la más legítima que tuvo Argentina”
Se realizó en el Congreso de la Nación la tercera jornada de debate sobre la reforma constitucional de la que participaron legisladores y especialistas en ciencia política y se abordó el impacto de la reforma en el sistema político, el Pacto de Olivos y los desafíos pendientes.
- Conclusión en Buenos Aires
- Ago 24, 2019
Por Aldo Battisacco -Enviado especial a Buenos Aires – Ricardo Rodolfo Gil Lavedra es un abogado, juez y político argentino, que integró el tribunal que, en el año 1985, realizó el juicio a las Juntas. Sin embargo, por estos días, no cayó bien el silencio que mantuvo el jurista, como abogado de la AFIP en la causa Oil Combustibles, respecto de la prisión de los dueños del Grupo Indalo, pese a que recientemente afirmó: «No me parece bien que Fabián De Sousa y Cristóbal López estén detenidos mientras se espera el juicio. Nunca pedimos las detenciones”.
Durante el transcurso de la semana se llevaron adelante varias actividades en el Congreso, recordatorias del 25 aniversario de la sanción del la Constitución de 1994. Gil Lavedra participó de la tercera jornada que centró su eje de debate en torno al impacto que generó la Reforma Constitucional en el sistema político, con especial énfasis en el Pacto de Olivos y sus consecuencias.
El jurista destacó la importancia, de la Constitución de 1994, y la «importancia de la misma desde muchos ángulos, y la relevancia de su legitimidad», además agregó que «se trató de una reforma que consiguió que las enmiendas no fueran patrimonio de ninguna fuerza política sino de todos, algo inédito en Argentina, que todos las fuerzas políticas la votaran por unanimidad».
Para Gil Lavedra, esto favoreció que la reforma «tenga una característica de consenso plural que no es usual en en el país», al tiempo que mencionó que la «incorporación de los tratados de derechos humanos con fuerza constitucional tuvieron un impacto notable en todos los agentes del sistema, en el pueblo , los jueces y los gobierno».
Consultado por Conclusión sobre que aspectos, son nodales en esta nueva Carta Magna, el ex ministro apuntó que «el corazón de la reforma que era una nueva organización del poder, no se cumplio del modo que se propusieron los constituyentes. Probablemente porque el consenso original fue imperfecto porque había actores con intereses distintos. Hubo quienes querían un cambio de sistema y otros que no y en consecuencia la redacción de las normas fue ambigua y la práctica vacío de contenido de alguna figuras fundamentales como el jefe de gabinete».
Y añadió: «La doctrina también lo hizo y el Congreso lo ignoró y los controles para facultades legislativas del presidente también han sido muy débiles, casi inexistentes».
Respecto de la Comisión Bicameral Permanente que la «Constitución trae para que el Parlamento fiscalice, ha emitido dictámenes pero la Cámara no los ha considerado, y no se cumpió lo que la Constitución se propuso», «de todas maneras, es muy bueno rescatar el cuarto de siglo de la sanción de la Constitución , que sigue siendo la norma fundamental donde están reflejados los valores y principio siendo una prenda común de los argentinos».
En relación a las fuerte críticas que recibió la Constitución de 1994, donde se la presentó como la norma que solo se modificó para facilitar la reelección de Carlos Menem, Ricardo Gil Lavedra, aclaró que «fue mucho más que eso. Y así fue el acuerdo que la precedió, que no fuera solamente la búsqueda de la reelección de un presidente sino también, tratar de morigerar el presidencialismo e incorporar organismo s de control, nuevos derechos y tuvo también importancia en el federalismo. Con luces y sombras pero esta la figura de las regiones».
Preguntado si los actuales principios de coparticipación se reflejan actualmente, «si porque la Corte dictó fallos importantes, dándole a las provicial recursos que le pertenecían, fue mucho más que la reelección».
Por último, Gil Lavedra señaló que hay deudas, «entre tantas, la falta de designación del Defensor del Pueblo, pese al tiempo transcurrido, y forma parte de las cuentas pendientes».