DOMINGO, 03 DE NOV

Katz: “Hay un proyecto para estrangular los componentes democráticos de los sistemas políticos”

El analista internacional presentó su nuevo libro en Rosario, oportunidad en la que habló con Conclusión sobre la posición de la región sudamericana en la disputa entre Estados Unidos y China. "Milei actúa como un peón de la estrategia global de Trump, como un servidor de los intereses norteamericanos", afirmó el autor.

Por Guido Brunet

Las nuevas ultraderechas, los desafíos que enfrentan las fuerzas sociales y políticas que luchan para superar la dependencia; el lugar de la región en la disputa entre Estados Unidos y China; el papel de las revueltas y sus efectos electorales, todas esas ideas se entremezclan en el nuevo ensayo de Claudio Katz, “América Latina en la encrucijada global”.

En el libro se destacan las diferencias entre las grandes potencias y los cursos de resistencia popular, replanteo geopolítico y renegociación económica en debate. También se aborda el perfil de la derecha latinoamericana estableciendo comparaciones con sus pares de Europa y Estados Unidos.

En diálogo con Conclusión, Katz analizó la actual oleada ultraderechista y las vertientes populistas que comienzan a asomar. Indaga también el nuevo ciclo de gobiernos progresistas, que se avizoran en Brasil, Colombia y México. «Hay un proyecto de estrangular los componentes democráticos de los sistemas políticos. En eso Milei es semejante a Trump, a los regímenes totalitarios», afirma el especialista en política internacional.

En este marco, Argentina y otros países latinoamericanos se enfrentan a desafíos que involucran directamente a su soberanía productiva y económica: “Somos una región observada tanto por Estados Unidos como por China. Los recursos naturales que tenemos son apetecidos por las grandes potencias. Estados Unidos necesita recuperar el peso que tenía en la región para volver a ocupar un rol dominante a escala global. Y China, por su parte, ha tenido una espectacular penetración económica y financiera a nivel internacional. En veinte años ha llegado a ocupar un lugar inédito en la región y es el centro de la preocupación de Estados Unidos”.

Pero avisa: “Los grupos dominantes están en un dilema porque tienen un lazo de dependencia tradicional con Estados Unidos, pero los negocios están en Asia”.

– ¿Cómo se ubica Milei dentro de la oleada derechista a nivel mundial?

– El presidente tiene rasgos comunes con Macron, Le Pen, Trump, esa pose de rebelde, con un mensaje que busca canalizar el descontento que hay por la crisis social y económica generando tensiones con los sectores desplazados de la sociedad. En Estados Unidos son los inmigrantes, en Argentina son los precarizados, los informales, los movimientos sociales, los que están señalados por los problemas del país. Milei es un exponente del autoritarismo reaccionario. Hay un proyecto de estrangular los componentes democráticos de los sistemas políticos. En eso Milei es semejante a Trump, a los regímenes totalitarios. La derecha tiene una imagen edulcorada del pasado, la idea de volver al pasado y así hacer grande el país. El mito de que tuvimos una era de gran prosperidad del fin del siglo 19 cuando la oligarquía exportaba granos y carne a espaldas del país. Y reaccionario porque se intenta abrir el camino para un indulto a los genocidas.

>>Te puede interesar: Arrancó el plan de privatizaciones del Gobierno con cuatro centrales hidroeléctricas

– Sin embargo, a pesar de algunas coincidencias, Milei y otros referentes de la derecha global en lo económica no comparten las mismas políticas…

– Milei comparte muchos rasgos de la ultraderecha, antifeminismo, anticomunismo delirante, una estrategia punitiva contra los pobres, pero tiene diferencias importantes. En el mundo la ultraderecha está pensando en la mayor intervención del estado, en volver a regular la economía, en volver a intervenir para esta disputa de poderes con China, Milei imagina que estamos en los 90. Milei mantiene un discurso de despunte de la globalización neoliberal, como si no hubiésemos atravesado una crisis que casi hace fundir a los siete bancos principales del mundo, que condujo a una reformulación de las políticas económicas. Actúa como un peón de la estrategia global de Trump, como un servidor de los intereses norteamericanos, más que de las propias clases dominantes de Argentina. Es un gobierno servidor de los bancos, su prioridad es pagar la deuda, todo este ajuste descomunal que estamos viviendo donde en seis meses se ha hecho un recorte sin precedentes. El superávit del cual se enorgullecen es una ficción y una demolición del ingreso de los jubilados, todo para pagar la deuda. Las maniobras financieras, el empeño del oro, todo apunta a garantizar el pago de la deuda. Estamos en la fase 2, ya no hay recomposición, recuperación, lo que hay es la expectativa de que Trump gane las elecciones y que llegue algún crédito al país. Milei es un exponente del capital financiero y del extractivismo, con el Rigi, por ejemplo, que es la conversión de Argentina en un enclave exportador destruyendo la industria, el desarrollo, aniquilando lo que el país construyó en décadas.

>>Te puede interesar: Ex presidente del Banco Central advirtió sobre los peligros de la política monetaria de Milei

– ¿Las grandes potencias miran los recursos naturales? ¿Está en juego eso también en la región?

– Las grandes potencias están interesadas en alinear a todos los gobiernos con sus prioridades a nivel global. En la tensión con Rusia y ahora en la campaña contra Venezuela, donde no queda dudas que lo que está en juego es el petróleo. Porque en unas décadas se puede acabar el petróleo y manejar la primera o segunda reserva del mundo es la prioridad de Estados Unidos y no van a descansar hasta tanto no se privatice PDVSA, que es la empresa nacional y recuperen el control total del crudo exportable.

– ¿Se observa alguna alternativa desde la región a los gobiernos de derecha?

– Hay momentos de reacción popular. Hay una oleada conservadora, los pueblos se cansan, salen a la calle. Desde 2019 tuvimos rebelión en Bolivia, Colombia, Chile, Guatemala. Entonces emergen gobiernos progresistas y se enfrentan al dilema de cumplir con sus promesas o desilusionar al pueblo. En Argentina tuvimos el efecto más acabado. Alberto Fernández fue una frustración, más allá de lo que pasa actualmente. Su gestión fue generar un desengaño en quienes lo habían votado, permitir que la inflación destruyera los ingresos, someterse al FMI. No aceptar la oportunidad que planteó Vicentin para generar una empresa nacional de alimentos, y por el gobierno de Fernández tenemos a Milei. Hay otros gobiernos sobre los cuales hay una expectativa abierta, como López Obrador en México, Lula en Brasil, Petro en Colombia, pero el tiempo dirá hacia donde se orientan, si cumplen o no. Yo pienso que hay que mirar a los pueblos en su capacidad de lucha frente a las agresiones de la derecha, que fue derrotada en Bolivia, con el golpe que intentó Bolsonaro o en Francia, donde hubo un triunfo de la izquierda. Todo depende de la fuerza que tenga el movimiento popular para reaccionar y plantear un proyecto alternativo.

Claudio Katz, autor de distintos libros que navegan sobre la política internacional y el rol de Argentina en el mundo, es economista y doctor en Geografía. Se desempeña como docente de la UBA e investigador del Conicet.

 

Últimas Noticias