VIERNES, 22 DE NOV

La actividad económica cayó 13,2% en julio y pone en duda la reactivación

En los primeros siete meses del año, el indicador que elabora el Indec acumuló una baja de 12,6% (promedio) con relación al mismo período de 2019, que ya era recesivo. No hubo un solo mes de este año en que comparativamente haya crecido con su equivalente del año anterior.

 

La economía volvió a ser golpeada fuerte por la pandemia en julio, cuando la actividad cayó 13,2% interanual, informó este viernes el Indec.

En los primeros siete meses del año, el EMAE acumuló una baja de 12,6% (promedio) con relación al mismo período de 2019. No hubo un solo mes  de 2020 en que comparativamente con su equivalente del año anterior haya crecido, con lo que las restricciones por el Covid y su respectivo golpe a la economía se montó sobre una recesión que transita su tercer año y da indicios de reactivación pronta, pese a las «buenas señales» que ve el Gobierno.

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Mientras en enero y febrero, antes de la pandemia, las bajas fueron leves (1,8% y 2,2% respectivamente) desde marzo comenzó una debacle pronunciada que aún no se ha normalizado. En marzo la caída fue del 11%, en abril del 25,5%, en mayo 20,1%, junio 11,7% y ahora julio con 13,2%.

Esas cifras, relativas al nivel de actividad económica, tienen su correlato social, materias indivisibles. La economía es sociedad y es vida. Así, según relevó el Indec la pasada semana, ya en el segundo trimestre de 2020 el 60% de las familias no lograba alcanzar ingresos por encima del nivel de pobreza.

En tanto, las cifras de desempleo para ese período, en el que regía un decreto para impedir despidos, la tasa de desocupación trepó al 13,1% en el promedio nacional. Aglomerados urbanos como el Gran Córdoba o Gran Rosario se acercaron al 20%, en una cifra alarmante y que podría ser mayor si se tiene en cuenta que cayó la tasa de actividad (cantidad de gente en condiciones legales de trabajar, y que además tiene voluntad de hacer, es decir piensa que puede conseguir empleo).

El Ejecutivo nacional impulsó diversos programas de contención como el ATP (Asistencia al Trabajo y la Producción) para el pago de salarios a empresas perjudicadas por la cuarentena, así como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para aquellos trabajadores informales que también se vieron impedidos de realizar sus tareas laborales.

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En la medición de la serie desestacionalizada, el EMAE de julio mostró un incremento de 1,1% con relación a junio, y siguió recuperando parte de la retracción acumulada en el período marzo- abril.

Con excepción de Intermediación financiera (2,9%) y Electricidad, gas y agua (4,4%), el resto de los sectores registró caídas en julio con respecto al mismo mes de 2019.

Los sectores Pesca (-67,1%), Hoteles y restaurantes (-65,4%) y Otras actividades de servicios comunitarios, sociales y personales (-60,3%) fueron los de mayor caída interanual.

Si bien resulta ostensible que sin las mencionadas ayudas la crisis sería aún peor, a más de seis meses de la irrupción del coronavirus, resulta evidente la necesidad de motorizar un plan macroeconómico que logre imprimir un shock de empleo y productividad.

 

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