VIERNES, 22 DE NOV

La autoagresión como instrumento de manipulación

Motivado por la pelea mediática que protagonizó el actor Alfredo Casero con el periodista Luis Majul, el filósofo y articulista, José Arturo Quarracino, dio su parecer sobre la cuestión de la violencia interna que se está viviendo en Argentina y el mundo.

 

En diálogo con el programa «Aquí, allá y en todos lados» conducido por Hugo López que se emite por Radio Síntesis de Conclusión, el filósofo José Arturo Quarracino hizo un análisis sobre este escenario de violencia interna inusitada que se vive en Argentina y el mundo, con un nivel de agresión que trasciende los límites. Sirvió como referencia el episodio de este fin de semana en nuestro país que incluyó la acalorada discusión que protagonizaron el periodista Luis Majul y el actor Alfredo Casero en televisión nacional.

Según Quarracino, este episodio obedece a «la profunda desintegración que estamos viviendo en la Argentina, en general. Cuando una comunidad no encuentra un camino, no sabe para donde ir, no tiene donde encarrilar su vida, aparece esta violencia endémica, autoagresión”.

“El poder financiero depredador es capaz de generar falsos antagonismos en el mundo, escenarios de conflicto, para que no pueda surgir una comunidad capaz de descubrir quienes son los verdaderos causantes de los males que está sufriendo nuestro país y la humanidad”, apuntó el filósofo a la hora de buscarle una explicación en términos racionales a esta situación.

“El odio depende del objeto, de aquello que se odia, es esclavo. Una vez que desaparece lo odiado, todo se deshace. En la vida todo vuelve, tanto lo bueno como lo malo. El odio es ausencia de amor, es un sentimiento defectuoso, no auténtico», sintetizó en relación a este término tan popularizado en los últimos tiempos para cualquier disputa.

También hizo referencia a todo lo contrario al odio: “Cuando uno actúa bien, se ennoblece. Cuando uno es justo, se dignifica, se constituye en ejemplo para sus semejantes. La sabiduría que tenemos que tener los seres humanos es adecuar nuestros deseos, voluntad y acciones, respetando todo aquello que nos rodea”.

“En el fondo lo que hay es el odio a la humanidad, a la creación. Este poder especulativo apunta a la concentración y no a la integración”, finalizó Quarracino.

 

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