“Me encantaría ser intendente, pero no tengo una obsesión”
Pablo Javkin habló de su anhelo a futuro y también del anterior y actual gobierno nacional.
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- Feb 4, 2016
Por Marcelo Chibotta
Pablo Javkin fue el contendiente interno de la actual intendenta Mónica Fein dentro del Frente Progresista, durante las elecciones primarias llevadas a cabo en abril del año pasado.
Después de resuelta la puja, y tras el triunfo en las elecciones generales por parte de la candidata socialista, Javkin aceptó la invitación de Fein para ocupar la Secretaría General de la Municipalidad de Rosario.
A continuación, la segunda parte de la entrevista exclusiva realizada a Conclusión con el titular nacional de la Coalición Cívica ARI.
Ante la consulta sobre las características que adoptará el presupuesto participativo durante su gestión, Javkin indicó: “Vamos a repensar el presupuesto participativo. Es una instancia valiosísima en la que Rosario fue pionera. La experiencia brasileña tuvo mucha incidencia y como todo mecanismo que se repite en el tiempo mientras la sociedad cambia, hay que reverlo”.
Seguidamente, el titular de la Secretaría General municipal apuntó que “es probable que el vecino que antes iba al distrito a hacer un reclamo hoy lo ponga en una foto en una red social y se lo mande a un medio de comunicación para que éste le diga al Estado que venga y lo arregle. Y otra cosa que pasó también, es que a veces se atomizaron mucho los proyectos. Por ejemplo, un grupo de vecinos trabajaba por el semáforo que es una pequeña obra que abarca dos o tres cuadras, pero sin dejar de respetar eso, decimos que hay que hacer algunas intervenciones un poco más integrales que incluso repetidas en el tiempo puedan funcionar. También tenemos muchas ganas de tener las asambleas como un mecanismo muy rico del presupuesto participativo y abrirlo a otro mecanismo que es la utilización de los medios virtuales”.
-¿Y los vecinalistas qué dicen de esto?
-Estamos hablando con ellos. El vecinalismo es un valor muy grande que la ciudad tiene. Queremos trabajar también con las vecinales en su fortalecimiento institucional porque muchas todavía están con dificultades para constituirse legalmente. Hablamos con el ministro de Justicia para avanzar en un plan de regularización, como también se hizo con los clubes. Ojalá las vecinales también participen, hay una cosa muy interesante que queremos potenciar que son las mesas barriales que funcionan quincenal o mensualmente y se tocan todos los temas del barrio. El barrio Latinoamericano es un ejemplo de ello, que terminó con el polideportivo del barrio convertido en un club. El programa Abre también hizo un interesante aporte. Ahí logramos que cada edificio tenga su consorcio, que el barrio tenga un núcleo de vida común, que el mantenimiento del espacio sea tomado desde el trabajo de los vecinos y que no haya apropiación. Donde esté todo el tiempo el Estado sentado en el lugar para trabajar, no tengo dudas que la conflictividad del barrio va a bajar.
-Vamos a la política. Usted forma parte del partido de Elisa Carrió y contaba que su visión es progresista, pero Elisa Carrió forma parte de un gobierno que no tiene un perfil progresista. ¿Cómo resuelve esa aparente o supuesta contradicción?
-A mí me toca presidir el partido. Nuestra postura en el distrito Santa Fe fue trabajar mucho tiempo en la conformación de Unen a nivel nacional, eso no se dio y lo lamentamos. Intentamos llevar lo que es el Frente Progresista de Santa Fe a nivel nacional y cuando surgió la alternativa de Cambiemos, nuestra posición fue distinta y minoritaria. La mayoría decidió acompañar a Lilita en su integración a Cambiemos aunque nosotros en Santa Fe acompañamos las candidaturas del Frente Progresista en la provincia. ¿Cómo eso se resolverá en el futuro? Habrá que ver cuántas de las expectativas de los que creen que Cambiemos es una buena opción se sostienen en el tiempo. Nuestra posición fue otra y no estamos entre los que más expectativas tenemos al respecto. Creemos que la gran deuda de la Argentina es llevar la experiencia de Santa Fe a nivel nacional y siempre vamos a estar en ese camino.
-Esta contradicción de visiones que tiene la fuerza política de la que participa, también les sucedió a los radicales y al peronismo. ¿Estima que ello puede ser creador de nuevas instancias políticas?
-Puede suceder. Creo que las identidades partidarias son importantes; yo me siento un hombre del radicalismo, y siempre hay una cuestión entre una posición minoritaria que uno debe aceptar o llegar hasta el límite de intentar otro camino. Ese es el gran dilema de la política en cualquier lugar del mundo. Hasta dónde uno da el debate adentro en función de la preservación de la decisión colectiva y hasta donde uno transita hasta otro canal. Irme del radicalismo me llevó años de sufrimiento personal y hasta de terapia. Son experiencias que siempre son traumáticas cuando uno tiene una pertenencia muy fuerte a un lugar. Siempre el límite va a estar en relación a cuánto uno puede convivir con sus ideas. En nuestro caso creemos que había un camino que era mejor. Y creo que si lo hubiéramos estructurado mejor, hubiera sido muy competitivo electoralmente, no tengo dudas de ello.
-¿Por qué no pudieron consumar su proyecto?
-Yo no le atribuí a nadie en particular el fracaso, porque aun teniendo una gran diferencia con ella, sería injusto decir que el problema de Unen fue Carrió u otro dirigente. Ahí hubo toda una debilidad a la hora de la construcción política y mucha tentación a la hora de lograr la competitividad política. El acuerdo con Macri fue en el que muchos creyeron. Yo no lo comparto pero lo respeto. No obstante, el resultado les dio la razón porque fue la manera de ganarle al kirchnerismo, porque uno puede compartir o no cual fue el precio a pagar por esa victoria electoral, pero siempre es un dilema.
-¿Y cómo analiza al kirchnerismo y al macrismo en función de las alternativas que existían a nivel nacional?
-A mí no me gusta dar una respuesta contundente en eso porque uno está siempre en esa disyuntiva. En ese sentido, creo que la gran diferencia tiene que ver con lo que se materializa en las gestiones. El kirchnerismo es un fenómeno muy particular y muy contradictorio en sí mismo, de mucha expresión de muchas banderas, a mi entender con un fuerte grado de contradicción en la práctica política. Hay actores con los cuales se puede coincidir en la historia y en lo que plantean, pero también hay bandas ilícitas metidas dentro de ese proyecto que lo único que han hecho fue hacer fortunas, a costa del estado, de los pobres y de la integración social. En esa contradicción uno no se siente en tensión entre lo ideológico y la práctica. Por formación de tantos años en el radicalismo, para mi tienen un peso importante las prácticas políticas, sobre el discurso al que uno ideológicamente pueda adherir. Este es un momento muy difícil porque ahora no creo que las prácticas cambien mucho, no creo que la Argentina entre en un ciclo de reparación moral, porque los actores no permiten deducir eso y porque tampoco vamos a tener un debate sobre algunas banderas que uno puede compartir.
-¿Qué se ve haciendo el 11 de diciembre de 2019?
-Me veo trabajando en Rosario, haciendo lo que la gente decida. Yo competí en una elección para ser intendente y obviamente me encantaría serlo, pero cuando uno se integra a un proyecto más colectivo, el primer desafío es olvidarse un poco del ego personal. No puedo, después de la generosa invitación de la intendenta, estar descontando los días para pensar cuando yo esté acá porque ya estoy acá. Tuve algunos episodios en la vida que me demostraron que la finitud está siempre presente. Uno tiene que disfrutar lo que hace y no puede estar obsesionado por lo que pueda o no venir.
Fotos: Salvador Hamoui.
Primera parte de la entrevista :