Javier Milei decidió redoblar la tensión con Brasil y dijo que no le pedirá disculpas a Lula Da Silva. El presidente brasileño había dicho el pasado miércoles que no hablaría con su par argentino hasta que se disculpara porque «dijo muchas estupideces».

Ahora, el libertario habló luego de la aprobación de la Ley Bases y volvió a tratar de «corrupto y comunista» al mandatario del país vecino, en una clara intención de no frenar la escalada.

«¿Los que mintieron exigen que se les pida perdón porque uno les dijo la verdad? Hay que ponerse por encima de estas nimiedades, porque son más importantes los intereses de los argentinos y los brasileros que el ego inflamado de algún zurdito», disparó.

«¿Cuál es el problema de que le dije corrupto? ¿Acaso no fue preso por corrupto? Le dije comunista, ¿no es un comunista?», insistió.

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Milei se embaló y continúo con sus críticas: «¿Desde cuándo hay que pedir perdón por decir la verdad? ¿O estamos tan enfermos de corrección política que a la izquierda no se le puede decir nada aún cuando es verdad?».

 

Las diferencias entre Lula y Milei tienen varias razones. La relación del brasileño con el peronismo y el rol de parte de su equipo en la campaña de Sergio Massa por un lado, y el vínculo de amistad del libertario argentino con Jair Bolsonaro y su familia, a quien invitó con honores de jefes de estado a la asunción.

En ese punto, Milei planteó: «¿Vos te crees que Lula no hizo cosas parecidas metiéndose en la campaña electoral nuestra? Las cosas que dije son ciertas. ¿No te parece que la campaña negativa que me hizo Massa desde Brasil no fue agresiva? ¿Me van a pedir disculpas por la cantidad de mentiras que me dijeron en la campaña?».

Con este cuadro, Milei intentó calmar las aguas y mandó a Diana Mondino con una carta que Lula dijo no haber leído. En el medio, el brasileño salvó a Argentina de una crisis de gas gracias a la intervención de Petrobras y evitaron reunirse en la cumbre del G7.

En el entorno de Lula confirmaron que para resolver la dañada relación bilateral hacía falta «recorrer un largo camino», que ahora se le suma la tensión de los 100 bolsonaristas que pidieron asilo en el país, prófugos y condenados por haber intentado un golpe de estado en Brasil.