MIéRCOLES, 20 DE NOV

La Mansión Seré amaneció con pintadas amenazantes

"El 22 se las acaba el curro", fue la inscripción sobre la Casa de la Memoria que está emplazada en la zona oeste de Buenos Aires y que fue un centro clandestino de torturas durante la dictadura.

El intendente de Morón, Lucas Ghi, denunció que la fachada de la Casa de la Memoria, que funciona en la Mansión Seré, el centro de detención y tortura en la última dictadura, amaneció con pintadas que dicen «el 22 se les acaba el curro», en alusión a las políticas y organismos de derechos humanos.

Asimismo, confirmó que tienen cámaras que registraron los movimientos y están reconstruyendo las pintadas para identificar a los responsables.

La fachada de la Casa de la Memoria establecida en la Quinta Mansión Seré, que funcionó como el centro clandestino de tortura y detención de mayor envergadura de la zona oeste de Buenos Aires, amaneció con la pintada «el 22 se les acaba el curro».

«Estamos preocupados, dolidos pero no paralizados», sostuvo el intendente de Morón a radio Continental, y agregó: «esperamos que no sea el prólogo de una sucesión de hechos que venga a echar por tierra los significativos avances que se han hecho en el área».

La Casa de la Memoria y la Vida -donde funcionó el ex centro clandestino- fue inaugurada por Martín Sabbatella en el año 2000 cuando era intendente de ese distrito, y actualmente funciona allí la Dirección de Derechos Humanos.

Fue el primer espacio latinoamericano dedicado a recuperar y ejercitar la memoria colectiva, emplazado en el predio donde funcionó un centro clandestino de detención y torturas.

En la jerga de los represores, “La Mansión” se convirtió entre 1977 y 1978 en uno de los más importantes centros clandestinos de detención de la zona oeste del conurbano. Por allí pasaron centenares de personas que fueron torturadas y desaparecidas bajo la responsabilidad de la Fuerza Aérea Argentina, dependencia que comandaba la represión en la subzona 16 (oeste del Gran Buenos Aires).

El aparato represivo de la zona contó además con la complicidad de la Policía Bonaerense, principalmente de las comisarías 1ª de Morón, 3ª de Castelar y 2ª de Haedo.

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