El Gobierno de Bolivia convocó a su embajador en Argentina, Ramiro Tapia, luego de que la oficina del presidente argentino, Javier Milei, considerara «falsa» la denuncia de golpe de Estado por parte del presidente Luis Arce. La gestión del mandatario boliviano definió el comunicado argentino como declaraciones «inamistosas y temerarias«, e insistió que lo que ocurrió el miércoles por la tarde fue una insubordinación militar que intentó atentar contra la democracia.

La ministra interina de Relaciones Exteriores, María Nela Prada, fue la encargada del anunció de convocar al embajador luego de los comentarios de Milei, quien repudió las acusaciones de golpe de estado la semana pasada como «falsa denuncia».

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La funcionaria indicó que el gobierno de Bolivia «rechaza enérgicamente» los comentarios de la presidencia del gobierno de Milei. De esta forma, la gestión libertaria sumó tensión con otro país, luego de las diferencias diplomáticas experimentadas con Brasil, España, México y Colombia, todas naciones con gobiernos de un sesgo ideológico diferente al del Milei.

Simultáneamente, la cancillería boliviana citó al embajador argentino en La Paz, Marcelo Massoni, para expresarle su «rechazo enérgico por las declaraciones».

El gobierno de Arce también cruzó a Argentina por haber dicho que Bolivia tiene 200 presos políticos. En ese sentido destacó que «es un exceso y un negacionismo inaceptable» e invitan a «informarse y actuar en el marco de los principios de respeto de la soberanía y no intervención en asuntos de otros Estados».

Milei se había desmarcado del respaldo internacional que recibió su par Arce, ante la sublevación militar de los ex comandantes de las Fuerzas Armadas, a la cabeza del general Juan José Zúñiga, ex jefe del ejército.