VIERNES, 22 DE NOV

¿Sabemos realmente qué estamos comprando y llevando a la mesa?

“La implementación de este rotulado permitiría a los consumidores tener acceso a información clara y veraz acerca del contenido de los productos”, sostuvo Leila Guarnieri, nutricionista e investigadora del equipo de alimentación saludable de FIC (Fundación Interamericana del Corazón) Argentina.

Foto: Archivo. 

 

Por Gisela Gentile

Las góndolas de los grandes supermercados están pensadas y diseñadas para que aquel que camine en búsqueda de alimentos, consuma la mayor cantidad de productos. Situación compleja, si a eso le agregamos que gran parte de los alimentos existentes en dicho mercado, contienen publicidad engañosa y un escaso y confuso acceso a la información nutricional.

¿Qué contienen los alimentos que consumimos? Exceso de colores llamativos que hacen que se nos imposibilite poder leer los rótulos, personajes infantiles que capturan la mirada de los más pequeños y mucho más. Por todo ello, es necesario que se apliquen políticas públicas reales ligadas a concientizar y brindar información real y clara de aquello que llevaremos a la mesa.

Para conocer en profundidad el alcance de esta necesaria medida, Conclusión dialogó con Leila Guarnieri, nutricionista e investigadora del equipo de alimentación saludable de la Fundación Interamericana del Corazón  (FIC) de Argentina.

La política de rotulado frontal de alimentos, se trata de unos sellos negros de forma octogonal con letras blancas que brindan información clara y sencilla a los consumidores acerca del contenido excesivo de nutrientes críticos que presentan los distintos productos alimenticios. “Estos sellos deben colocarse en la cara principal del envase y presentar la leyenda exceso y el nutriente crítico que pueden ser grasas, grasas saturas, azúcares, sodios, etc”.

Una política dirigida a prevenir y controlar el exceso de peso, “además les permite a los consumidores que tengan acceso a la información clara y veraz acerca del contenido de los productos. Desde FIC promovemos, desde hace años, este tipo de políticas ya que están abaladas por la evidencia científica y además cuenta con la experiencia en países de la región que ya la han implementado, como el caso de Chile, que fue pionero y recientemente se ha sumado México”, dijo.

El rotulado frontal es sin duda una puerta de entrada para poder avanzar con otras medidas. Respecto a cómo se llevaría adelante la implementación, Guarnieri agregó que “es importante mencionar que el mismo debe ser obligatorio y deberá estar en la cara principal de los alimentos, y ser impulsado mediante la sanción de una ley del poder legislativo, que se modifique el código alimentario argentino en la CONAL (Comisión Nacional de Alimentos), o que se discuta en el ámbito del Mercosur. En cualquiera de los casos la política debe responder  a los mejores estándares y a la evidencia científica, libres de conflictos de intereses”.

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En la industria alimenticia son muchos los alimentos que se verían alcanzados, “abarcaría los alimentos procesados y ultraprocesados, no aplicando a aquellos que no contengan agregados, como por ejemplo la leche, frutas secos (que no contengan ni azúcar ni sal) y aceites vegetales”, recalcó.

Existe una especie de concientización en torno al rotulado de alimentos, y muchas son las personas que pretenden saber qué están comiendo, pero muchas veces leerlas y comprenderlas es una tarea casi imposible. “Los rótulos de los alimentos son imposibles de leer e interpretar, ya sea porque la letra es muy pequeña o porque el color utilizado, muchas veces está en la gama del fondo del embase, lo cual imposibilita la lectura. A esto también se le suma que muchas veces está información se encuentra en una parte del envase de difícil acceso, todo el combo hace que no sepamos qué vamos a comprar. Por ello la información debe estar presentada de manera clara”.

Las empresas utilizan los envases como un canal de marketing, agregando así, información confusa. “Hay muchos mensajes de nutrición engañosa, por ejemplo podemos observarlo en  los cereales de desayuno que suelen ser altos en azúcar pero tienen leyendas como <sin colesterol>  o <bajo en sodio> dando una sensación de un producto saludable, cuando no es así. Por ello es necesario que el estado garantice el acceso a información clara y verás del contenido”.

Respecto al avance de estas políticas tan necesarias sostuvo, “sabemos que la presión de la corporaciones es fuerte, desde FIC sostenemos que debe ser el Estado el que priorice el derecho a la salud por sobre cualquier otro interés, y además insistimos en el aval nacional e internacional para aplicar estas políticas”.

La industria alimenticia infantil, en muchos de sus productos, posee esta publicidad engañosamente saludable. “Primero es importante aclarar que la mayor parte de los productos alimenticios que encontramos en los mercados argentinos, presentan alguno o más de un nutriente crítico como azúcares, grasas saturadas, sodio u otro. Esto significa que cuando consumimos estos alimentos nuestra dieta se aleja de las recomendaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud). En el caso puntual de la población infantil, desde FIC, llevamos adelante un estudio que daba cuenta cómo en la mayoría de las publicidades dirigidas a niñas y niños tienen algún nutriente crítico en exceso. Asimismo, muchos de estos productos que no son saludables  presentan en sus envases «Claims nutricionales»  como «fuentes de vitaminas y minerales» y se observa también la utilización de personajes famosos que llaman la atención, dando un mensaje confuso”.

 La ciencia lo señala y existe un consenso por parte de la comunidad científica internacional que sostiene que los hábitos alimentarios, no pueden comprenderse considerando sólo al individuo. “Es imprescindible tener en cuenta el entorno en donde los mismos se desenvuelven y que es determinante para las selecciones alimentarias. En este sentido es importante que los profesionales de la salud entiendan que las problemáticas ligadas a la mala alimentación, exceden el ámbito del consultorio y el abordaje individual. Se trata de problemas de salud pública que requieren la implementación de políticas basadas en evidencia”.

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Los profesionales de la salud deberían tener una postura crítica en relación a la industria de alimentos, “es necesario hacer una lectura de los conflictos de intereses, distinguiendo entre aquellos actores que tienen como intereses prioritario garantizar la salud pública de aquellos que poseen intereses comerciales”, enfatizó.

Si se logra implementar esta política los beneficios para toda la población serían muchos, “en primer lugar resaltar que tendríamos como consumidores el acceso a la información y el derecho a la información adecuada. Además volvemos a resaltar la importancia de esta implementación, ya que esta política es la puerta de entrada de un paquete de medidas que permitirán mejorar los entornos, como por ejemplo aquellas vinculadas a regular los entornos escolares como así también aquellas ligadas al marketing de productos no saludables”, concluyó.

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