Tantos candidatos y ninguna marcha: ¿se olvidaron la letra, compañeros?
Indudablemente eran otras épocas aquellas en las que todo acto político encabezado por dirigentes de origen peronista concluía en forma irremediable con la marcha y todos abrazados. Por Emiliano Rodríguez (NA).
- Política
- Ago 15, 2017
Indudablemente eran otras épocas aquellas en las que todo acto político encabezado por dirigentes de origen peronista concluía en forma irremediable con la marcha y todos abrazados, entonando sus estrofas con las manos en alto y los dedos en forma de «V».
Esa liturgia, ese folclore tan característico del Partido Justicialista (PJ) a lo largo de su historia, logró convertirse en parte de su esencia, de su mismísimo ADN, al ritmo especialmente del estribillo de «Los muchachos peronistas», una canción que, más que un himno partidario, es considerada como una verdadera declaración de amor eterno por quienes abrazan los ideales pregonados por Juan Domingo Perón.
Pues bien, parece que todo aquello que tanta devoción y sentido de pertenencia generaba en los militantes ha quedado atrás: por cierto, es bastante raro tomando en cuenta los estrechos lazos que han unido desde siempre al movimiento peronista con sus simbolismos más reverenciados, como el Día de la Lealtad, el famoso 17 de octubre, y demás.
¿Qué sucedió con los «compañeros», e incluso con los «kumpas» (los kirchneristas), en esta campaña 2017? ¿Se han olvidado la letra o es verdad que alguno por ahí echó a rodar la idea de que cantar la marcha es «piantavotos»?
Especulaciones al margen, está claro que este ritual tan ilustrativo del PJ ha quedado fuera del libreto que elaboraron y cumplieron dirigentes surgidos del peronismo a lo largo de 2017, por ejemplo, durante sus actos en la estratégica provincia de Buenos Aires.
En ese distrito, tanto la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner como sus excolaboradores en el Gobierno Sergio Massa y Florencio Randazzo optaron por imprimirle a sus presentaciones en público un perfil más plural, o al menos esas intenciones abrigaban, en busca de seducir no solo a partidarios del PJ, sino también a votantes indecisos, desencantados -con el Gobierno- y eventualmente de otras agrupaciones políticas.
En consecuencia, el rito de la marcha sonando al final de cualquier acto peronista cedió su espacio, su lugar de preferencia -una suerte de camiseta número 10 en un equipo de fútbol-, a nuevas estrategias de comunicaciones diseñadas por los arquitectos políticos de cada fuerza, como la atmósfera «zen» que acompañó por ejemplo a Cristina durante su campaña y los escenarios de 360 grados en medio del público.
Tres candidatos de origen justicialista en la provincia de Buenos Aires, tres que superan en conjunto largamente al respaldo popular que ha logrado obtener el frente Cambiemos liderado por el presidente Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal, y sin embargo, las estrofas de «Los muchachos peronistas» prácticamente han brillado por su ausencia este año.
¿Por qué dejaron de cantar la marcha? ¿Por qué ponen música al terminar los actos? Música y papeles de colores… ¿Por qué? Nadie mejor que ellos lo saben y pueden responderlo.
Macri, «¿el primer trabajador?»
Vaya paradoja, uno de los pocos que se animó a utilizar el himno justicialista como cortina musical durante una presentación por demás simbólica el 1§ de mayo pasado, como parte de las celebraciones por el Día Internacional de los Trabajadores en el estadio de Ferro Carril Oeste, fue nada más ni nada menos que Macri, compartiendo escenario con el recientemente fallecido dirigente gremial Gerónimo «Momo» Venegas.
El jefe de Estado, provocando urticaria en los militantes del PJ más radicalizados, parafraseó incluso a Perón y resaltó parte de su legado, como había ocurrido hace dos años, cuan do Macri -en ese momento, candidato presidencial- inau guró el primer monumento dedicado al «General» en la ciudad de Buenos Aires. -en homenaje a los 120 años de su nacimiento.
*Por Emiliano Rodríguez, secretario de redacción en Noticias Argentinas