Un concejal decidió abstenerse en la votación de la ordenanza que finalmente regulará la noche rosarina, dejando atrás una normativa que tenía 23 años de antigüedad.

El edil Lisandro Cavatorta, presidente del Bloque Justicialista del Palacio Vasallo, se abstuvo de votar el proyecto de nocturnidad y señaló que tiene otra mirada sobre esta temática, alejada del consenso que estructuraron sus colegas en el Concejo.

«Intentamos encontrarle la vuelta al conflicto entre derecho al descanso y derecho al esparcimiento, pero en el tema boliches no hay manera. Esta ordenanza aprobada permite que se instale un boliche bailable en cualquier lugar de la ciudad y eso no le sirve a nadie. Tenemos otra mirada de cómo debe ser la noche rosarina», planteó durante la sesión de este jueves.

El edil sostuvo que viene exponiendo esta postura hace un año y medio y que tiene como foco aquello que sucede afuera de los boliches, ya que ve mucho más factible encontrar puntos de acuerdo sobre lo que pasa en el interior de esos espacios.

«El adentro es una discusión, es regular el interior, dónde va la salida de emergencia; la capacidad; los matafuegos; si se baila o no; la higiene; los patovicas, y demás. Eso no es un problema. Adentro nos podemos poner de acuerdo entre los que bailan, los dueños y el Estado. Ahora, el problema es el afuera, porque primero para bailar se necesita música fuerte, mucho más fuerte que el volumen de la voz. Y para descansar, se necesita que no haya ruidos molestos, ni música fuerte, ni vibraciones en las paredes, ni gritos, ni bocinazos, ni hablar de pelear y todo lo que sabemos que pasa a la salida en los boliches», indicó.

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«Entonces -continuó- el problema es el entorno, el antes y sobre todo el después del boliche. La ordenanza que se aprobó no contempla esta mirada, al contrario, amplía a toda la ciudad este problema que todos reconocemos. El Estado deja de hacer de Estado con esta ordenanza. Delega todo en el privado, en los empresarios y en los vecinos. No hay mediación posible entre un vecino que quiere descansar y un joven que se quiere divertir».

En ese marco, el concejal peronista recordó testimonios de vecinos que exponían las complicaciones de vivir en zonas con boliches y, en contraste, los argumentos de las personas que manifestaron a favor de su derecho a divertirse.

«Lo escuchamos muchas veces y no solo de los vecinos de Pichincha, ‘me dicen que me mude, pero a mi departamento no lo quiere comprar nadie’. Los jóvenes a su vez plantean su derecho a salir a bailar con amigos, a un recital o a un bar. No hay una sola persona que viva al lado de un boliche bailable que haya encontrado una forma de mediación», insistió.

Su solución: Zonas de Entretenimiento Nocturno

Para Cavatorta, la solución está ligada a un proyecto de su autoría que insta a establecer boliches en zonas alejadas de las áreas residenciales, una iniciativa que no consiguió los avales necesarios para ser tratada.

«Hay que encontrar un equilibrio entre la rentabilidad empresaria, la diversión y el descanso. Los rosarinos quieren salir con sus amigos a divertirse en lugares donde todo funcione más o menos bien, encontrar transporte público y volver tranquilos a su casa. El empresario o emprendedor quiere invertir, hacer su negocio y que lo dejen trabajar tranquilo, sin pensar que cada noche puede pasar un inspector a encontrarle la quinta pata al gato. Previsibilidad en la inversión y seguridad en la diversión, a eso tenemos que apuntar. No me quedo sólo en el análisis, nosotros tenemos una propuesta para que Rosario vuelva a tener la vida nocturna que merece y debe tener. Presenté hace casi dos años un proyecto para generar Zonas de Entretenimiento Nocturno (ZEN)», recordó.

En el proyecto de Cavatorta, las zonas ZEN son espacios que promueve el municipio en distintos lugares de la ciudad donde se concentran boliches bailables, bares, pubs o se hacen recitales, alejados de cualquier casa o edificio, de hospitales, escuelas y geriátricos.Las zonas ZEN -siempre según la propuesta del edil- son también espacios de esparcimiento controlados y seguros, con buena iluminación y videovigilancia, preparados para emergencias en salud, con estacionamiento y acceso al transporte público.

«En definitiva, para que la industria del entretenimiento nocturno progrese hace falta una planificación más profesional y eficiente, que tenga en cuenta tanto a los que quieren salir, como a los empresarios y a los vecinos. Otras ciudades lo están haciendo. Lo volvemos a decir: no hay entretenimiento nocturno sin noche, no hay noche sin seguridad y no hay seguridad sin prevención y control», concluyó Cavatorta.