VIERNES, 29 DE NOV

Vanessa Dourado: “Las mujeres somos las que pagamos la deuda con el FMI”

Palabras de la escritora y militante feminista que en dialogó con Conclusión, analizó los supuestos programas del G20 en materia de género.

En diciembre del año pasado se realizó un evento para presentar “Women 20” o “Mujeres 20”, un programa de crecimiento “inclusivo” del G20. Unos de los pilares dentro del mismo fue la agenda de empoderamiento económico de la mujer ¿Pero cuánto hay de cierto en esto?¿ Es real esta inclusión? ¿Cuáles son los intereses reales de este programa?

Para aclarar y profundizar la mirada feminista y con posicionamiento político sobre el G20, Conclusión dialogó con la militante feminista Vanessa Dourado, oriunda de Brasil, quién visitó Rosario para brindar charlas en torno a este tema. Una mirada incisiva y necesaria sobre estos grupos de poder que de ningún modo se quedarán afuera de la agenda mundial del momento, poniendo en el tapete slogan y programas engañosos que no son más que solapadas cortinas de humo.

“Este sector intenta darle una perspectiva de género al G20, tratando la idea de inclusión laboral, financiera y el desarrollo plural de la mujeres”, enfatizó la escritora.

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“La idea de empoderamiento financiero de las mujeres significaría la bancarización, pero en el fondo, lo que fomentan es el endeudamiento. Es decir, un intento de poder incluir estos sectores aún no bancarizados y someterlos a lo que sería el aparato de inclusión financiera”.

Esta lógica es esclavizante,  ya que al contraer deuda, cada vez estás obligada a trabajar más para poder pagarla. “Esto es claramente un intento más de sometimiento de los sectores de la población que no están bancarizados”, sostuvo Dourado.

Dentro de los puntos en los que se hace hincapie desde la militancia feminista, la inclusión laboral es uno de ellos, “pareciera que hay una igualdad de oportunidad e inserción entre mujeres y varones, pero sabemos que no corresponde a la realidad, ya que no hay políticas de acompañamiento estructurales. Las mismas tienen que ver con las desigualdades que están en el trabajo no remunerado que hacen las mujeres y que en ningún momento es mencionado en el grupo de trabajo del G20. Tratan superficialmente y no hablan de este trabajo que es de reproducción social y que no es pago”.

“La carga que tenemos es pesada, ya que más allá del trabajo que hacemos en los hogares, de cuidados que no son remunerados, también estamos incluídas en el mercado laboral. Estos cuerpos femeninos cargan mucho más carga que los masculinos”, dijo la escritora.

El control social de la fuerza de trabajo es fundamental, “esta condición social de control de fuerza de trabajo de las mujeres, es la base material del sistema heteropatriarcal, este término es porque nunca se habla de lesbianas, travestis, trans u otra disedencia sexual, es como si no existiaran estos términos en la gramática del G20, que pretende ser un sector de empoderamiento femenino”.

La Argentina se encuntra ante una crisis profunda que impacta en los más vulnerables, “estos proyetos políticos no sólo someten los cuerpos de las mujeres sino que los hacen responsables por los pagos de dichas decisiones. Es decir que las mujeres somos la que pagamos, ya que parte de nuestro trabajo no es remunerado y somos las que sufrimos los empleos más precarizados. Siempre que hay una deuda, por ejemplo la que contrajimos con FMI, la pagarán los sectores más vulnerables”.

Más allá que el G20 se muestre con una postura democrática, muy lejos está de serlo, “no hay una consulta y lo consideramos como un ataque a las mujeres”, manistó Dourado.

Se acerca el 8 de agosto, fecha trascendental que revelará si en la Argentina será legal la interrupción voluntaria del embarazo, “es importante que la sociedad haya comprendido que las mujeres mueren por abortos mal hechos y que reclamamos por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. Hemos avanzando en relación al debate tomando como ejemplo las buenas intervenciones en la cámara y el senado que evidenciaron la problemática y lograron sensibilizar a la población, marcando que no es una opinión. Ya que si fuera así, estamos opinando sobre la decisión del cuerpo de otra persona no respetando su autonomía como tal, osea, es el no derecho a ser una persona”

Una ola que no para de crecer y que fluye en todos los sectores , “hace años que como movimiento feminista luchamos para ser reconocidas como seres humanos, como sujetos de derecho.  Pensemos que aún en el S XXI  se sigue discutiendo si una mujer debe seguir con un embarazo o no, en fin, qué debe hacer con su cuerpo pareciéndose a un debate de la edad Media”.

Para concluir, Vanessa Dourado nos entregó una reflexión final sobre este tema que se habla en las calles y que ya ganó el debate social,“el discurso moral y religioso está presente, pero no tiene la fuerza necesaria para hacerle frente a  esta ola verde imparable que no sólo se da en este país, sino que se afianza en todo el continente”.

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