VIERNES, 22 DE NOV

En la Argentina, la normalidad es una curiosidad

Hemos naturalizado que los hombres públicos no puedan caminar por la calle.

Por Luciano Román

El martes de esta semana se celebró el Día del Periodista. Tal vez no haya sido casual que ese mismo día circulara en Twitter, y llamara la atención, una foto de José Ignacio López viajando en colectivo por la ciudad de Buenos Aires. Los elogios son merecidos: López es un profesional que ha dignificado al periodismo. Fue vocero del presidente Alfonsín y había tenido el coraje, en 1979, de incomodar a Videla con una pregunta incisiva sobre los desaparecidos. Jerarquizó a varias redacciones y forjó una reconocida trayectoria. Hace pocos días fue homenajeado por la Academia Nacional de Periodismo. Pero el hecho de que a muchos usuarios de Twitter les haya llamado la atención verlo subir a un colectivo tal vez nos diga algo sobre la Argentina: la normalidad resulta llamativa. Hemos naturalizado que los hombres públicos no puedan caminar por la calle. Nos hemos acostumbrado, además, a que dirigentes que exaltan el Estado eviten, para sí mismos y para sus hijos, tanto el hospital como la escuela o el transporte públicos. La sencillez y la modestia se han ido distanciando de las funciones y los roles en el Estado. El servidor público que vuelve al llano es casi una especie en extinción. Tal vez por eso llame la atención, y merezca un apunte periodístico, que un hombre que ha formado parte de las más encumbradas esferas del poder se suba a un colectivo como un vecino más. Lo que debería ser habitual, en el paisaje argentino resulta una curiosidad llamativa.

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