Reactivación es el tema de julio 2024 en adelante. El cementerio de la depresión pone en riesgo la gobernabilidad. Entre quienes ‘La Ven’, el planteo de la Fundación Capital es interesante: «La segunda etapa del plan de estabilización ya había empezado, puesto que ya se reemplazaron más de la mitad de los pasivos del BCRA (casi $20 billones) por Letras del Tesoro, en los activos de los bancos comerciales. Faltan otros $15 billones, aproximadamente».

«Una 2da. etapa para disimular la demora de la salida del cepo, proceso en el que no se define el ‘sendero’ de una salida secuencial que permita setear y anclar expectativas de los sectores productivos».

“Tratando de inferir las posibles consecuencias económicas de esta singular 2da. etapa creemos que el gobierno busca acotar la brecha cambiaria, con una política monetaria (de tipos de interés reales positivos) más autónoma y más dura. En tanto, este nuevo sesgo de la política monetaria demorará la reactivación de nuestra economía”.

Recesión hasta 2025

«El piso de la recesión se ubicó entre marzo y mayo, aunque la recuperación hacia delante será lenta sin claros drivers de crecimiento. En efecto, los primeros indicadores de actividad del mes de mayo confirman que la recesión se sigue sintiendo con fuerza en diversos sectores de la economía».

«Hacia delante, el consumo seguirá limitado en el marco de una recuperación de los ingresos muy parcial, que podría amesetarse con una desinflación que encontrará un freno y un mercado laboral en tensión».

“El ajuste en la inversión pública, la incertidumbre en torno a cuándo y cómo se sale del cepo y hacia qué esquema cambiario se busca ir son factores que condicionarán la dinámica de la inversión. De esta forma, en nuestro escenario base la recuperación económica se demora hasta el 2025. En este sentido, todavía no se ve un programa de desarrollo que mueva los motores de crecimiento, como el consumo, la inversión y las exportaciones”.

Muy complicado

«En la comparación con otras crisis económicas, se verifica una caída más pronunciada respecto a las experiencias del 2009, 2014, 2016 y 2018, aunque en mucha menor medida que las crisis del 2001 y del Covid en 2020.» «En detalle, si se analiza la caída porcentual acumulada hasta que la actividad tocó el piso en cada episodio, en 2009 la merma fue del 3,1%, en 2014 del 3,2%, en 2016 del 2,8% y en 2018 del 3,5%. Recordemos que en la actualidad el EMAE exhibió una baja del -4,8% acumulado entre noviembre de 2023 y abril.» «Por su parte, entre el shock de diciembre de 2001 y abril de 2002 la contracción fue del 6,2%, si bien la economía había comenzado a contraerse en julio de 1998 con una baja acumulada desde esa fecha del 21,2%. Durante la crisis del Covid-19 la caída del PBI en los dos primeros meses fue del 23,8%.» «En definitiva, estamos atravesando una recesión de importante magnitud, donde la casi totalidad de los sectores económicos se vieron afectados (a excepción del agro, la minería y la energía). Además, la industria manufacturera continúa mostrando números negativos, siendo particularmente relevante por su peso en el empleo registrado (18,7% en 2023)».

“No se perciben drivers claros de crecimiento hacia delante. Un verdadero crecimiento requiere de la recuperación del consumo, con una recomposición real de los salarios. Además, para apuntalar la inversión es necesario garantizar la sustentabilidad sociopolítica y avanzar en la liberación de restricciones cambiarias que permitan generar un horizonte más despejado”.

 «A su vez, para que el sector externo continúe en la senda positiva, es preciso evitar un atraso cambiario, generar acuerdos internacionales, reducir la presión tributaria y mejorar la productividad. De este modo, nuestro escenario base contempla que ya hemos tocando un piso de caída en la actividad, contrayéndose un 3,8% este año y recuperando el terreno perdido recién en 2025. En este sentido, todavía resta ver un programa de desarrollo que logre poner en movimiento los motores de crecimiento«.